12.12.06

Estoy enfermo

No yo, que también, sino el blog. Está de capa caída, me falta temas y tiempo (a ver, lo del tiempo va por prioridades, prefiero estar tumbado en el sofá a escribir el blog, y no confesaré públicamente de donde saco el tiempo para escribir aquí).

Lo de los temas es más complicado, pues estos días tengo la mente ocupada en temas del trabajo, con lo que las paranoias no fluyen con la velocidad apropiada.

Además, siempre tengo la excusa de que los virus consumen mucha energía.

Así las cosas el blog está pachucho, aunque supongo que alguna vez se recuperará, aunque sea para contar que en una boda es posible meter un dueto de música clasica y un cuarteto de música celta, o que en también es posible comer en menos de cuatro horas (lo he vivido en mis propias carnes, toda una revelación).

28.11.06

Iniciativa lalala

Muchas son las campañas y boicots que se lanzan por internet, ocn el ánimo de llegar a mucha gente, sin embargo la mayor parte de ellas me resultan un tanto absurdas, vanas o demasiado pretenciosas (aún me acuerdo del boicot a Carrefour, temblando de miedo que tiene que estar el presidente de la cadena).

El caso es que ayer Javi Moya hacía referencia a una campaña que me parece interesante, por lo divertida, práctica y por lo poco que cuesta participar en ella.

La idea es usar el mismo login y clave para todas las páginas que requieren registro gratuito para ver sus contenidos, de tal forma que antes de registrarnos probemos a usar la clave que se propone:
* login: lalala
* clave: lalala (o lalala99)

Esto sirve, de paso, para acordarse de las claves con las que se está registrado (impresionante la cantidad de combinaciones que pueden tener mi nombre y apellidos).

Pues bueno, sirva esta referencia de la referencia a la referencia para que mis dos o tres seguidores se apunten al "movimiento lalala" (bueno, si de esos descontamos a los que ya conozcan a Javi Moya pues entonces que sirva para mi uno o ningún seguidor que no fuera a saber del tema).

22.11.06

La ventaja de comer tarde

A medida que avanza la mañana las tripas empiezan a pedir su ración de relleno, y por eso en cuanto llega una hora razonable para un españolito (como puede ser la una) nos avalanzamos a los ticket restaurante que da la empresa (salir a comer antes sería una hora demasiado europea, y hay que mantener las tradiciones).

Sin embargo salir tan pronto implica, necesariamente, volver pronto, con lo que las tardes se hace eteeeeeeernas (estoy hablando de tardes en el trabajo).

Hace unos días se me complicó la mañana y me apunté a comer con un grupo que tiene sólidas convicciones hispánicas, pues se van a comer pasadas las tres de la tarde. A la vuelta comprobé, con toda la satisfacción del mundo, que sólo me quedaba una hora de trabajo, y entre una cosa y otra ya casi estaba tirando para casa.

Sin embargo hoy no pude resistir la tentación de comer pronto y rápido, así que la fastidiamos, se me avecina una eternidad por recorrer.

21.11.06

Ya es navidad... en Carrefour

Tras el puente de todos los santos fui al Corte Inglés esperando que me informaran que ya era navidad, pero cuál fue mi sorpresa al comprobar que este año la navidad se retrasa, pues había procalamado los "ocho días de oro".

Esto me plantea muchas preguntas, ¿por qué ocho y no siete o nueve?, ¿por qué oro si no hay nada de joyería? ¿sirven para algo estas campañas de El Corte Inglés (aparte de para hablar del El Corte Inglés)? ¿cómo es "el corte inglés"? ¿es recto? ¿es redondo? ¿por qué no "corte francés" o "corte italiano"?

Ya estaba yo pensando que la navidad empezaba al final de diciembre cuando fui de compras al Carrefour, y allí habían cambiado la distribución de varias estanterías para llenarlas de turrones, mazapanes y polvorones, con lo que me quedo más tranquilo.

Creo que esto es como el cambio climático, que año a año se van notando sus consecuencias, así llegaremos a empalmar la navidad con el verano, sino al tiempo.

13.11.06

Negociación de besugos

La expresión "diálogo de besugos" se utiliza cuando en una conversación entre dos partes cada una está hablando de cosas distintas, con lo que al final el entendimiento se complija ligeramente. Pues algo similar sucede con el "proceso de paz" que pretende llevar el gobierno con la panda de frustrados imbéciles de ETA (el epíteto es obra de una auténtica vasca, así que está aplicado con autoridad).

La cuestión es que en toda negociación hay que partir de un punto en común: lo que se va negociar. Yo puedo negociar con mi mecánico que me rebaje el precio de la avería, pero si el lo que quiere es que además le pague un cambio de aceite difíclmente vamos a llegar a algún acuerdo, pues estamos hablando de cosas distintas.

A pesar de ser muy cortitos de mente los de ETA saben que los políticos pierden el culo por tener protagonismo y pasar a la historia (eso lo sabe hasta un bebé de teta), así que cada vez que llega uno nuevo al poder le hace lo mismo: proponerle una tregua y negociación que les permita tomar un poco de aire, pues todo lo que les permita aligerar la presión policial pues bienvenido sea.

Han caído todos los presidentes, desde Felipe González a Aznar, pues el caramelo de pasar a la historia como los artífices del fin de la violencia es demasiado goloso para un político.

Ahora se lleva unos meses de vuelta a las andadas, y parece ser que ETA ya ha descansado suficiente y vuelve a tener munición en la recámara, pues empiezan a bombardear (su especialidad) el supuesto proceso de paz.

Sin embargo no hay tal proceso de paz, no hay tal negociación, pues las dos partes pretenden negociar cosas distintas. Todo es una gran falacia que le interesa a ETA, a Zapatero y a la prensa (que así llenan páginas y telediarios).

El gobierno quiere negociar la disolución de ETA, pero ETA sólo quiere negociar la independencia, y como ya digo es imposible negociar cuando cada parte negocia una cosa que no tiene que ver con lo de la otra.

Pero bueno, seguiremos pegando la oreja a la pecera, por si algún besugo consigue articular alguna palabra con sentido.

10.11.06

El acoso de Murphy

Tener una avería con el coche es algo por lo que todos los conductores pasamos de vez en cuando, pero pienso que Murphy se cebó con el mío esta semana.

Salí de casa por la mañana para ir al trabajo el día que más ha llovido en los últimos añós (por aquí llueven un par de días, pero lo llueve todo de golpe).

Arranqué el coche, y a los pocos metros el piloto del aceite me pitó. Paré y bajo el primer remojón comprobé que el coche estaba seco, así que aparté el coche como pude y me fui a buscar una gasolinera para comprar un par de litros.

Además de ser el día que más llovió también daba la casualidad que era el único día en varios años que las gasolineras estaban en huelga, así que me tuve que dar un magnífico paseo para encontrar una gasolinera de guardia, comparar el aceite y volver al coche.

La cosa parecía normalizarse, pero con el paseo había perdido un montón de tiempo y ya iba a pillar el atasco de salida de la ciudad en todo su apogeo.

Superada la primera parte de semáforos vi que el atasco se prolongaba mucho más allá de lo que sería razonable, hasta el punto de un bloqueo total de la autovía. Y es que es el único día en todos los años que llevo haciendo ese camino que una huelga provocó un bloqueo de los accesos al lugar de trabajo, así que tardé hora y media en el habitual trayecto de quince minutos.

Evidentemente ya no había sitio donde aparcar, así que dando vueltas me volvió a pitar el indicador del aceite (¡horror!). Paro el coche y un manchurrón de aceite empieza a aparecer por debajo (después del negro, con la lluvia, el aceite se vuelve multicolor, ¡qué gran descubrimiento!).

Llamo al seguro y me dicen que la grúa llegará en tres cuartos de hora, así que como el coche estaba parado de cualquier forma me quedo dentro a esperarle. A la hora me llaman para decirme que la grúa se ha quedado atascada y que aquello no avanza (bueno, ya lo sabía) así que tardarán un rato largo.

Empujo el coche hasta dejarlo en zona azul, pago el ticket y me voy para la empresa (menos mal que estaba cerca). Al ir a entrar me llama el de la grúa: que ya ha llegado (no me dio ni tienpo de sercarme un poquito).

Pues ale, a cargar el coche, otro remojón, y para el taller.

Llego al taller y me dicen que el coche se tiene que quedar unas horas, así que llamo al seguro par auqe me envíen un taxo para llevarme de vuelta al trabajo.
Cuando ya estaba haciendo buenas migas con el contestador de "todos nuestros gestores están ocupados, manténgase a la espera" me contesta una teleoperadora, que me toma los datos, me dice que efectivamente el seguro me cubre el taxi, pero que se tiene que asegurar que el coche no me lo tendrá listo ese día, que si le puedo pasar a alguien del taller.

Le explico el caso a la chica del taller que me atendió, coje el teléfono y dice: "Hola, mire que el coche no puede estar hoy" y me devuelve el teléfono.

Lo impresionante es que la del seguro se quedó convencida del todo (a eso le llavo una verificaciónen condiciones), así que dice que me va a pasar con otra persona que se encarga de pedir el taxi.

Cuando estaba a punto de pedirle matrimonio al contestador me contesta otra teleoperadora y me vuelve a pedir los datos (deja vú?) y finalmente dice: "le voy a pedir el taxi, manténgase a la espera". Cómo no, con lo que estaba hechando de menos esa voz que me dice que no se olvidan de mí aunque el teléfono me esté achicharrando la oreja del tiempo que lleva ahí pegado.

- ¿Señor?
- ¿Sí?
- El taxi llegará en 45 minutos.
- ¿Cómo? para eso me cojo el autobús.
- Es que está en la otra punta de la ciudad.
- ¿Y no hay más taxis? míre, déjelo.

Tras unos minutos de diálogo de besugos la mujer me dice que efectivamente me pueden enviar un taxi en diez minutos. Para mí que Maphre tiene acciones de Movistar, pues si no no me explico el interés en tenerme casi una hora pegado al móvil.

Llega el taxi y dice que mi trabajo está muy lejos y que esa distancia no la cubre el seguro. Le digo que le pago la diferencia y el tipo dice que no, que cómo me va a cobrar sólo un par de euros por un trayecto de varios kilómetros (me parece que las matemáticas no eran el fuerte del taxista).

De nuevo habla con alguien de su compañía, me lo pasa, le digo que le pago la diferencia y me dice que no hay problema. Cuelgo y se lo digo al taxista, pero no se convence, así que llama de nuevo a la compañía para decirles que si le habían dicho que le daban diez euros, y el trayecto cuesta quince, ¿cómo es que yo sólo pago cinco? (lo dicho, un monstruo de la matemática avanzada).

Finalmente se convence y con unas cuatro horas de retraso llego al trabajo.

Por cierto, a la media hora salió el sol.

7.11.06

La taza, el culo y el papel

No pude evitar acordarme del chiste del que quería comprar papel higiénico y tuvo que irse con la taza a la tienda para decírselo clarito al dependiente, pero la verdad es que no envidio a los pobres dependendientes de la sección de informática de El Corte Inglés.

Estaba yo esperando para pagar el cacharro que había seleccionado sin que ningún dependiente se dignara a atenderme, y cuando uno quedó libre y dijo "el siguiente" le tocó el turno a una pareja mayor, muy amable y correcta, que parecía que quería comprar un regalo para un familiar.
- Yo quería una impresora.
- ¿Y cómo la desesa?
- Pues, no sé.... ¿en color?
- Sí señor, pero es que hoy en día todas las impresoras son en color, salvo las láser, que aún quedan en blanco y negro.
- Pues no sé, ¿qué tiene?
- Pues, por ejemplo, hay impresoras con lectores de tarjetas o con pantalla.
- No, pantalla no que ya tiene el ordenador.
- Es que hay impresoras que incorporan pantalla para leer las tarjetas sin necesidad del ordenador.
- ¿Qué tarjetas?
- Las de las cámaras digitales.
- Ah, entiendo. ¿Y puedo ver las impresoras?
- Sí, claro.

Y allí que estuvo el dependiente enseñándole las impresoras a ver cuál le gustaba más.

Por un lado pensé, como miembro del gremio, que vaya un trabajito que les toca a algunos dependientes con eso de explicar el "abc" miles de veces, pero por otro lado pensé en que a fin de cuentas esto es "El Corte Inglés", y los usuarios que además de inexpertos vayan cortos de parné seguro que van a hacer sufrir a las tiendas de barrio.

La verdad es que la informática me sigue pareciendo muy complicada, y sigo sin explicarme cómo narices se ha podido difundir tanto.

En todas esas meditaciones estaba cuando, tras más de veinte minutos de espera, llegó un dependiente, dijo "el siguiente" y le contesté:
- Yo, que quiero pagar esto - enseñándole la caja del router que había escogido.
- ¿Ha comprobado que...?

Hizo una pausa y directamente me cobró sin mediar más palabra, supongo que acojonado de lo que podría suponer iniciar una conversación acerca de un módem-router-wifi-adsl2+-firewall NAT-802.11g a 54 Mbs/s.

6.11.06

Kenia y Seychelles - Hoteles (II)

Si hay un sitio donde merezca ir aunque sólo sea por visitar los hoteles es a Seychelles.

Realmente serían innumerables las razones para quedarse en Seychelles, como el hecho de ir en bermudas todo el año, pero como es de hoteles de lo que quiero hablar pues a ello me restrinjo.

En la gencia de viajes estuvimos barajando la posibilidad de alojarnos en algún hotel de los buenos, pero el presupuesto se nos disparaba, así que nos quedamos con el que estaba incluido en el paquete, pues tampoco pintaba mal.

Cuando llegamos al hotel pudimos comprobar que no nos habíamos equivocado. Nada más entrar comprobamos que el hotel, como muchos sitios públicos de por allí, era totalmente abierto, sin puertas de entrada o salida, lo que permitía ver el mar desde la recepción.



El hotel era el Meridien Barbarons y su categoría vendría a ser un cuatro estrellas bastante apañado.

Tenía un restaurante a la carta, uno de buffet y una cafetería donde ponían unos sandwiches de vicio las 24 horas del día.

El servicio absolutamente impecable, con una amabilidad que aparentaba ser muy sincera (no sé si lo sería, pero si era mentira lo hacían muy bien).

Para empezar nada de hacer el check-in de pie en la recepción. En primer lugar te sentabas en un sofá y te invitaban a una bebida. Allí hacías todos los trámites hasta que entregaban la llave de la habitación. Era de agradecer que no aceptasen propinas en ningún sitio, sobre todo tras la experiencia de Kenia.

Eso sí, por ley en los hoteles no se puede pagar con moneda local, sólo euros o dólares, lo que para los turistas es incluso mejor.

La habitación era un loft muy bien cuidado, con la cabina de ducha transparente desde la que se podía ver la tele.


El emplazamiento del hotel era magnífico, pues nada más levantarse por la mañana uno se podía pegar un baño en el mar (temperatura constante del agua de más de veinte grados).

La pega es que hacían falta muchos días para degustar la comida que allí servían, pues además de ser de buna calidad era imagintiva y muy variada. En el buffet había al menos cinco cocineros, cada uno con su sección y algunos con ayudante. Cada día se ofrecía una centa temática (oriental, local, italiana...) y cada cocinero debía preparar los platos de su sección acorde con el tema. ASí por un lado estaba el cocinero de las ensaladas, por otro el que cocinaba en plan Wok delante tuyo, por otro el de las carnes y asados, por otro el de los entrantes y sopas y por último el de los postres. La verdad es que no se daba abasto.

Lo realmente impresionante es que este hotel no es una excepción, sino que en el tour de Mahé (la isla principal) se incluyen visitas a varios hoteles.

PD: Sí, sí, estuvimos informándonos sobre el papeleo para emigrar a Seychelles. El papel más importante a presentar son billetes de muchos euros.

31.10.06

Nacionalidad

Estos días he estado en contacto con alguien que manifestaba su orgullo por haber nacido en el sitio en que nació, y por identificarse con todo lo que eso puede significar, incluso haciendo bandera de ello.

Desde entonces sigo dándole vueltas a qué significa ese sentimiento, porqué el hecho accidental del lugar en el que se nació es motivo de orgullo (no digo tampoco que tenga que ser motivo de vergüenza, pero se me antoja un hecho casual).

Quizás hace siglos había estirpes que pasaban generaciones en un mismo sitio, y que de ahí surgía inevitablmente un arraigo que hacía proclamar a los cuatro vientos esa frase tan andaluza de "como aquí no se vive en ninguna parte".

Sin embargo, pasado el neolítico, las familias y clanes se mueven, buscan nuevos sitios tanto por necesidad como por simple inquietud, y ahí surge mi duda del sentido de la nacionalidad.

La historia de mi familia, allí donde puedo conocer, se circunscribe al territorio español, pero de forma muy dispersa. Por ello a veces me pregunto en qué balcón me recibirían si fuera un famoso deportista y tuviera que saludar a mis paisanos: ¿el sitio dónde nací? ¿el sitio donde estudié? ¿el sitio donde trabajo? ¿el sitio donde veraneaba? ¿quizás Madrid por aquello que pilla más o menos en medio de todos los demás sitios?

No niego que tengo cierto arraigo cultural, que me identifico más con beber un gazpacho a una queimada, o con comer paella a comer risotto, pero por una cuestión de costumbre.

También a veces reconforta estar cerca de los amigos, de la familia, pero ¿otorga esa cercanía la nacionalidad?

Como suele ser habitual al final todo es más mundano. Supongo que el concepto de nacionalidad surgió por algo tan prosaico como la defensa de los bienes comunes: los vecinos se organizan para defender sus pertenencias y territorios comunes. Esta defensa se articula pagando un sueldo a unos soldados que se especializan en esa defensa (y si nadie ataca pues ya de paso que amplíen territorio, que para algo se les paga).

Extendiendo este concepto los vecinos también se organizan para conseguir bienes comunes que serían inalcanzables de forma individual (carreteras, sanidad, etc).

En definitiva, concluyo por tanto que la nacionalidad se alcanza pagando impuestos, y que los pasaportes deberían concederse no por el lugar de nacimiento sino por el lugar donde nos dejamos los cuartos. El resto de motivaciones sólo responden al mismo sentimiento que el del hincha de fútbol con pasión por sus colores.

El día que emigre a Nueva Zelanda volveré a tratar el tema, a ver si sigo pensando lo mismo. Mientras tanto seguiré compartiendo nacionalidad con el resto de ciudadanos del mundo.

27.10.06

Lista de reproducción

Se me ha ocurrido recopilar las caciones que tengo en el iPod con cinco estrellas (aquellas que entran en la lista de "Mis favoritas"). He de aclarar que no hay ninguna de los Beatles, pues sus canciones las tengo en una lista especial y seguro que de mis cinco favoritas cuatro serían de los Beatles.

La particularidad de la lista no está en que sean mis favoritas de todos los tiempos, ni tansiquiera las que más me gustan, sino las que están en este momento en esa lista de reproducción, las que me va apeteciendo escuchar según la época o según las redescubro, con lo que tiene la frescura de lo instantáneo mezclado con lo imperecedero.

Las escribo sin ningún orden concreto, y pongo entre paréntesis el intérprete o la versión:


Sin miendo a nada (Alex Ubago)
Cucurrucucú Paloma (caetano Veloso - ¿Cómo se puede acariciar cada nota?)
The Blower's Daughter (Damien Rice - BSO Closer)
Here with me (Dido - BSO Love Actually)
House of the rising sun (The Animals)
Words don't come easy (F. R. David)
Only you (Flying Pickets - La mejor versión a capella del mundo mundial)
Knocking on the heaven doors (Guns and Roses)
El Sol no regresa (La quinta estación)
Rosas (La Oreja de Van Gogh)
Hallelujah (Leonard Cohen)
Amores (Mari Trini)
Mi música es tu voz (OT 1, con Bisbal y Chenoa)
Losing my religion (REM - Impresionante aunque no se entienda)
Creep (Radiohead)
Wind of Change (Scorpions)
India (Vega)
La Valse D'Amelie, versión de piano (Yann Tiersen)
Cucusor (Zdob si Zdub - La mejor de la lista, con permiso de REM)
Everybody in the casa mare (Zdob si Zdub - ¡Qué pedazo de álbum!)
Wherever you will go (The Calling - BSO Love Actually)

26.10.06

El artista febril

Por fortuna no son muchas las veces en las que tengo fiebre, uno se mantiene moderadamente sano y salvo algún que otro resfriado no hay virus que penetre mis defensas.

Sin embargo la última vez que tuve fiebre alta constaté un hecho del que ya tenía sobradas evidencias: la fiebre me saca el artista que llevo dentro.

Fue en el viaje a Kenia, algo impactó muy negativamente en el estómago y las nauseas derivaron en fiebre, y a medida que esta subía la respiración se hacía más fuerte. Pero llegado a un punto no puedo evitar empezar a canturrear, con los ojos semiabiertos despliego un amplio abanico de sonidos similares a lo que sería el tarearo de una canción.

Es más, puesto que la canción surge espontánea y original no sólo doy rienda suelta a mis dotes de intérprete, sino que hago mis pinitos en composición. Y de esta forma puedo pasarme horas para desquicio de quién se encuentre a mi lado.

La creatividad sólo se desarrolla entre los 38'5 y 39'5 grados (cifras aproximadas), pues a más temperatura paso a realizar mi particular performance interpretando emociones contrapuestas (río y lloro simultáneamente) junto a delirios varios. Si la temperatura baja me convierto en un vulgar enfermo sinmás pretensiones que poder dormir.

24.10.06

Carrera urbana (y van dos)

Un par de días antes me hice el checklist, la noche anterior dejé todo preparado sobre la mesa, nada podía fallar.

Me levanté a la hora prevista e hice todos los preparatorios, y en el momento de salir fui a echar mano del pulsómetro y descubrí que a mí checklist le falta, al menos, un punto: Comprobar que el pulsómetro tiene pilas.

Ante lo inevitable de conseguir un pulsómetro el problema se transformó en conseguir un reloj, y no recordaba tener ninguno, así que todo dispuesto me llevé el móvil conmigo a la carrera.

El ambiente en el camino hacia la línea de salida volvía a ser magnífico, y además el día despertó magnífico en lo meteorológico. Un montón de personas con sus dorsales estaban dipuestas a pasar un rato de deporte. La línea de salida acumulaba mucha gente calentando, lo que es un agradable sensación para un deporte que suele ser tan solitario.

Por megafonía llamaron a salida y la gente se fue acumulando hasta que sonó un chupinazo que hizo que poco a poco la gente se fuera moviendo.

Este año el objetivo personal era bajar de 50 minutos, con lo que no pude disfrutar tanto de los participantes variopintos de cola de pelotón, sobre todo porque a lo largo del primer kilómetro mi atención se centraba en adelantar gente por los pocos huecos que había.

Dado que no tenía pulsómetro me iba guiando por mi propia respiración y las sensaciones en las piernas, pero hasta llegar al segundo kilómetro no pude constatar si el ritmo era bueno: lo clavé, diez minutos exactos para dos kilómetros. Eso hizo más liviano el trecho en que la calle picaba para arriba.

A esa altura adelanté a un hombre en silla de ruedas, que llevaba un ritmo envidiable.

Fui comprobando mis sensaciones, sufriendo las subidas y bajadas, pero disfrutando tanto de los compañeros de carrera como del público, que a medida que avanzaba la carrera se acumulaba a los lados de la calle y animaba con sus aplausos (aunque sean compartidos siempre se agradece un aplauso).

Alrededor del sexto kilómetro tuve una interesante experiencia erótica, pues finalizando una larga rampa adelanté a una chica que vestía de atleta (todo muy mini) y su respiración resoplaba más que la mía. Nos diferenciaba la cadencia, pues la mía llevaba el ritmo de las piernas con pausas de silencio, pero la suya era un jadeo constante. Fue estimulante a esas alturas tener un momento de relax, aunque las energías no dejaban levantar mucho la mirada para recrearse.

Los últimos dos kilómetros eran cuesta abajo, así que me permití acelerar el ritmo. Sin embaro el último kilómetro creo que ha sido el más largo de mi vida. Aunque había quién lo llevaba peor. A falta de dos kilómetros me adelantaron tres chicos, de los cuales dos tenáin indimentaria d eatletas y un tercero llevaba camiseta blanca y muchas mechas, el cuál no hacía más que preguntar: "¿falta mucho para la meta?". Yo seguí a mi ritmo y a falta de quinientos metros adelanté al mechas, que iba andando, con las manos en la cintura y diciendo: "¡qué dolor, qué dolor!".

Afronté la recta final sin gasolina, cosa que siempre pasa, pero las piernas funcionaron y llegué a la meta cumpliendo mi objetivo: 49 minutos.

Tras la línea de meta había varios puestos de espónsor que regalaban sus productos. Me bebí un té frío, un actimel y una botellita de agua. Intenté una nueva bebida con gas de Danone (o Nestlé, tampoco es que pudiera distinguir mucho), pero me resultó desagradable. El puesto que más éxito tenía era el de "Postres Montero", pues estaba justo después de la meta y regalaba natillas y mouse de chocolate, pero lo cierto es que en ese momento en lo que menos pensaba era en el chocolate (no sé cómo narices se pueden meter unas natillas tras una hora corriendo).

Y así acabó la experiencia por este año, de nuevo magnífica, así que ya he apuntado en mi agenda la cita para el año que viene.

20.10.06

Correr es fácil

Existe el tópico de que salir a correr es la forma más sencilla de hacer deporte pues apenas hacen falta medios.

No negaré que para darse una carrerita para que no se escape el autobús no hace falta mucho más que darse un pequeño sofocón, sin embargo los kilómetros que voy acumulando me van desvelando que para la carrera continua hay que tener en cuenta muchas más cosas de las que se podría pensar.

Dado que este domingo tengo la cita anual con la carrera popular creo que es el momento de recopilar todas las cosas que debe tener en cuenta, pues sufrir las consecuencias de obviarla puede llegar a ser sumamente desagradable.

Por un lado el calentamiento, que eso lo sabemos todos, pero lo que no nos cuentan es que el calentamiento acaba cuando se está sudando de verdad. Meto en el saco del calentamiento los estiramientos de todos los músculos de la pierna.

La indumentaria. En primer lugar es imprescindible no estrenar nada de ropa en una carrera larga, pues hay que certificar que ninguna prenda hace rozaduras. La camiseta puede dejar desollados los pezones, los pantalones si son muy cortos puede dejar rozaduras en la entrepierna.

La ropa tampoco puede estar muy usada, pues un pequeño agujero en los calcetines puede ser demoledor.

Las zapatillas tienen que estar bien adaptadas, sobre todo que no haya costuras que hagan rozaduras.

También es importante la higiene. Hay que ducharse unas horas antes (la noche antes vale), pues una cabeza sin lavar puede acabar picando un montón cuando se acumula el sudor. Eso por no hablar del pestazo que puede acabar espantando a las moscas.

Dentro de la higiene también hay que cuidarse las uñas. Las de los pies cortitas y limadas, que las puñeteras aprovechan cualquier arista para agujerear los dedos (con el consiguiente espectáculo gore cuando los calcetines acaban ensangrentados).

La alimentación con cuidado. Evidentemente hay que tener reservas de energía, pero no hay que probar bocado en las tres horas anteriores, pues se corre el riesgo de echarlo en medio de la carrera.

Hay que beber, pero no en la media hora anterior, pues el líquido puede empezar a botar en el estómago de mala manera. Lo ideal es hidratarse bien unas horas antes, luego mear todo lo meable, y finalmente beber muy moderadamente par aevitar deshidratarse.

Hay que ir al baño una o dos horas antes de la carrera a hacer mayores, pues con los kilómetros las tripas se van soltando, y no sería la primera vez que me he pasado la meta en el sprint final para llegar al primer retrete (contato que la carrera continua es un laxante impresionante).


Ya me podrían haber contado todas estas cosas y no haber tenido que padecer las consecuencias de mi desconocimiento.

18.10.06

Las llaves de casa

Las llaves, esas celosas guardianas de nuestros bienes y nuestra intimidad, son uno de los elementos más personales que podemos tener, no tanto por lo que son sino por lo que representan.

Siendo así podríamos identificar a las personas realmente cercanas si les permitiríamos tener las llaves de casa. Paradójicamente en ocasiones dejamos ese acceso a la intimidad a personas diversas que nos pueden resolver cuestiones prácticas (los vecinos, por si alguna vez nos olvidamos nuestra copia, la persona que limpia la casa...).

He hecho el ejercicio de recordar qué personas tienen las llaves de mi piso, y apenas identifico un sentido más allá del práctico. Hay cinco copias (al menos conocidas): la mía, la de mi mujer, la de la mujer que viene a limpiar, otra la tiene mi hermano y otra mi ex.

Por tanto hay dos copias "principales", otra por una cuestión práctica, y otras dos entre prácticas (por aquello de si alguna vez se me olvidan las llaves) y personas a las que se otorgan realmente la confianza.

Me pregunto si alguien dejará una copia a sus amigos, lo que supondría concederles claramente acceso a nuestra intimidad.

16.10.06

La dictadura de las estadísticas

Antiguamente estaba claro que lo que les sucedía a los nobles y ricos terratenientes establecía las prioridades sobre las actuaciones sociales. Así si un noble tenía una enfermedad extraña todos los médicos investigaban esa enfermedad aunque fuera única, o si un señor feudal quería construirse un castillo no se miraba si la piedra pudiera ser más útil para las casas de los vasallos.

Afortunadamente los tiempos cambian, y ya no son unos intereses particulares los que marcan las tendencias, ahora los intereses los marcan las estadísticas.

La medicina es un claro exponente de este hecho, pues para las enfermedades más comunes hay muchos medios, y el que padezca una enferdad rara ya puede ir poniendo velas a los santos.

TAmbién estadísticamente se marcan las tendencias de lo que hay en televisión, de los productos de alimentación que uno se puede encontrar en el supermercado (cada vez que encuentro mi marca de cereales es todo un acontecimiento, se ve que mis desayunos son muy raros), de las carreteras que tienen mayor mantenimiento... y en última instancia de quién gobierna un país.

La política en sí misma no es más que un juego estadístico en el que las decisiones se toman en función de la repercusión que vaya a tener esa decisión en un resultado electoral. Dudo yo que algún político haya tomado alguna vez una decisión "antipopular" a conciencia, pues el objetivo del poderoso es perpetuarse en el poder.

Y todo esto estaría muy bien si no fuera porque el "comodín del público" falla más que una escopeta de feria, así que cuando nos pase algo malo siempre podremos tener el consuelo de los tontos: esperar que sea el mal de muchos.

11.10.06

Besar en la otra mejilla

Hace unos días me presentaron a una mujer (ya no recuerdo ni su cara) y el saludo típico en estos casos es dar dos besos. En ese momento se me debieron cruzar los cables y en lugar de besar primero la mejilla derecha intenté besar la izquierda... y me di cuenta que estaba infrinjuendo alguna regla no escrita (al menos para España).

Nunca me había percatado que siempre besamos de derecha a izquierda, y que los participantes del beso anticipan la posición de las cabezas en perfecta sincronía.

La situación de intentar cambiar el protocolo resulta un tanto embarazosa, hasta que la otra parte gira la cara (cosa complicada pues el cambio se produce cuando ya casi no hay distancia de reacción).

Después de comprobar que había infringido la norma me resultó hasta divertido. Y es que creo que se podría crear una nueva corriente de opinión o incluso una fractura social entre los que son primero de derechas y los que son primero de izquierdas.

9.10.06

Inventos para el futuro

A partir de los años cincuenta del siglo XX se desbordó la imaginación popular y empezaron a surgir masivamente historias de ciencia ficción, la mayor parte de las cuales miraban hacia el siglo XXI como fecha en la que se desarrollaba la acción.

Por tomar un ejemplo muy evidente ahí tenemos "2001: Una odisea del espacio".

Por supuesto que hay autores (sobre todo en la literatura) que iban más allá, caso de las fundaciones de Asimov (no se cortaba un pelo enviándonos miles de años para adelante) pero una tendencia habitual era imaginar una evolución más rápida de lo que realmente se ha dado.

Sin embargo en la segunda mitad de siglo los avances tecnológicos han sido enormes, mucho más veloces y de mayor impacto que en el resto de la historia de la humanidad. Me pregunto entonces ¿qué nos ha faltado para llegar al nivel que se imaginaban aquellos autores?

Fundamentalmente dos cosas: vencer la fuerza de la gravedad y el teletransporte.

Ambas, además, se antojan lejanas y difílmente realizables. Hay otros inventos que pueden estar más cerca, como la fusión fría (energía ilimitada para todos), pero no supondrían un cambio tan radical en el modo de vida que tenemos ahora mismo. Si hubiera fusión fría no pagaríamos factura de luz, pero seguiríamos utilizando bombillas. O no usaríamos gasolina, pero seguiríamos usando coches. Por supuesto que los medios de producción cambiarían, pero el mundo no sería tan distinto.

Sin embargo si se lograra vencer la fuerza de la gravedad de forma "portátil" (nada de cohetes o de vehículos a reacción) la estructura de las cuidades cambiaría, la colonización espacial sería posible, el mundo daría un vuelco radical.

Algo similar pasaría con el teletransporte, entendido como un medio instantáneo de transporte. El teléfono perdería el sentido, las carreteras, los aviones, los telepizzeros (pobres, todos al paro)...

Claro que seguro que si se inventaran tales ingenios ya se cuidarían las multinacionales de explotarlos a gran escala y no poner la tecnología al alcance de los particulares de forma barata, y es que no hay nada peor para no cambiar que no querer cambiar.

6.10.06

Remedio para los atascos

Volvíamos del trabajo soportando el atasco habitual, hasta que un momento dado recibo una petición difícil de rechazar: "Dáme un beso", me pidió mi mujer.

Dado que yo iba conduciendo y, en ese momento, había metido primera le dije: "En cuanto se vuelva a parar el atasco".

Y el atasco avanzaba, avanzaba... y no paró, y llegamos a casa, y la petición fue convenientemente atendida con honores.

La verdad es que si no hay prisa los atascos tienen un montón de ventajas: se escucha música, se medita y reflexiona, uno se puede relajar... pero sobre todo es un gran momento para disfrutar de buena charla y compañía.

4.10.06

Mejorando la eficacia

Cuando hoy me han traído el postre he notado que los cubiertos estaban fríos muy fríos, así que le he dado un vistazo a la nevera donde están los postres (helados incluidos), comprobando que el restaurante ha incluido una optimización en su servicio.

Dado que tras el segundo plato retiran los cubiertos, el postre viene con cubiertos limpios. Esto obliga a que el camarero coja el postre de la nevera y los cubiertos del cajón. Hay sitios donde simplemente el armario con los cubiertos y la nevera están al lado, pero esta vez la optimización ha ido más lejos: meter los cubiertos en la nevera.

Tiene la pega que después de comer te tienes que calentar las manos, pero nadie podrá negar que el servicio es extremadamente rápido.

2.10.06

Dando paseos por el patio

"Yo odio este lugar, este zoo, esta prisión, esta realidad, o como usted quiera llamarla. Ya no la soporto más. Quizás sea el olor, si es que existe. Estoy saturado por él. Noto...el sabor de su hedor. Y siempre que lo noto, temo que de alguna manera me haya infectado. Es repulsivo...¿verdad? Tengo que salir de este lugar. Tengo que huir."

(Agente Smith - Matrix)

No es odio lo que siento, no me siento encarcelado, es posible que pueda soportarlo por mucho muchos años, pero me gustaría dejar de dar paseos entre los muros de este patio que es el camino del trabajo a casa, que es el camino de lunes a domingo.

Lo que sí odio es el implante de búsqueda de seguridad, pues funciona con una precisión insultante.

30.9.06

Creando polémica

Hace unos meses expresé mi admiración por Carlos Alsina y, de forma inesperada, éste ha resultado ser uno de los mensajes más comentados, no tanto por lo que contaba sino porque un comentarista anónimo inició una polémica de donde no la había.

En todos los foros de internet siempre hay alguna opinión digamos disonante. Realmente no es una opinión que aporte mucho a lo que se habla, pero suele crear un "efecto llamada", o más bien un cite torero para que otros entren al trapo. Ante esas opiniones siempre he optado por no contestar, no entrar al trapo.

Sin embargo tengo que agradecer al indignado comentarista anónimo que haya provocado un comentario de respuesta de "Alsina", que ni remotamente creo que pudiera ser el referido en el mensaje, pero que me ha hecho mucha ilusión dada la notoriedad de este blog (cada día más soso, todo sea dicho).

Y por supuesto agradezco a "Alsina" ese momentito de ilusión.

28.9.06

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

Esto es lo que se me vino a la mente después de la sesión de gimnasio de ayer, pues no es que no me sintiera las piernas, es que directamente no me sentía.

También me acordé de aquel profesor de educación física (el Sr. Tomeu) que, con toda su mala leche, decía: "Que nadie pare de correr, sólo se puede parar si se echa el hígado por la boca. El hígado es una cosa viscosa y blanda, hasta que no lo sintáis en la boca no se para". Era menos poético que Santa Teresa, pero igualmente descriptivo.

27.9.06

Fruta fresca

Los urbanitas ya pensamos que las frutas y hortalizas saben a plástico, pues hemos olvidado lo que supone saborear un tomate de verdad. Sin embargo un día en el pueblo te saca de la ignorancia y te sume en una profunda depresión cuando tienes que volver a pasar por la frutería del Mercadona.

Los tomates no están en la nevera, sino directamente en la mata. Un día antes de preparar la ensalada el abuelo se encarga de recogerlos, así como las cebollas (algunas de casi un kilo), resultando toda una experiencia comer una simple ensalada de tomates.

Después de la comida sales de la casa y das buena cuenta de la higuera. O por la tarde se cojen unas cuantas "acerolas" (así llaman a un pequeño fruto de un árbol que tiene textura de manzana y sabor y tamaño de cereza) para ir picando.

Todo ello en el "jardín" de la casa, pues si ya hablamos de lo que viene de las tiendas de los alrededores sería un no acabar.

Ese magnífico jardín (realmente un pequeño huerto y algunos árboles frutales) lo mantiene el abuelo, que a sus más de 85 años pasa sus ratos entre los paseos por el pueblo y su afición al hazadón, al que ha estado unido prácticamente toda su vida. Su cara muestra las arrugas propias de su edad, pero su lucidez y sabiduría son inconmensurables, con la experiencia que da haber vivido los tiempos duros de la posguerra, haber criado una familia numerosísima, y haber dedicado buena parte de su tiempo a mejorar el pueblo siendo alcalde (de los que se preocupaban porque el agua llegara a las casas y el asfalto a las carreteras, no de los que lucen el palmito).

Ahora volverá a pasar mucho tiempo hasta que me vuelva a comer un tomate a bocados, pero sé que el abuelo seguirá cuidando la mata para cuando yo, como cualquier otro miembro de la familia, le haga una visita para rendirle pleitesía.

PD: Lo sé, me pongo muy coñazo cuando vuelvo del pueblo. Me deben sentar mal el aire y los tomates sin contaminar.

25.9.06

Cosas que no se pueden explicar

Supongo que tengo que admitir que no soy un erudito del idioma, pero esta es una de esas ocasiones en las que me guestaría expresar un sentimiento y no soy capaz de hacerlo con palabras.

Este fin de semana nos hemos tomado una vacaciones. Por la duración (día y medio) se podrían tildar de mini vacaciones, pero por la intensidad con la que he vivido cada segundo han sido unas mega vacaciones.

Hace unas semanas mi madre me dijo que se iba a ir a su pueblo, aquel pueblo en el que viví el despertar de la adolescencia y al que hacía años que no iba. Ni corto ni perezoso acudí a Rumbo y me apunté a la fiesta, pues parte de la familia iban a pasar allí el fin de semana (una parte de diez hermanos, con mujeres e hijos, da para mucho jolgorio).

Son mil kilómetros para ir y mil para volver, avión y coche, pero fue llegar y comprobar porqué merece la pena.

Una de las sensaciones que no se describir es la de llegar a un sitio en el que no estás desde hace muchos años, pero que conoces como la palma de la mano, y donde cada rincón guarda al menos un recuerdo.

Encontrarse con una amplia familia divirtiéndose con las cosas cotidianas es otra sensación única, quizás habitual para personas que sean sociables en algo más que su apariencia, pero impagable para los que sólo intentamos mantener una fachada.

Impagable es escuchar el silencio, de día se escucha el rumor del viento, de noche sólo el de los pensamientos. Sin tráfico, apenas sin gente, sólo sonidos naturales.

La poca gente que uno se encuentra intenta mantener vivas sus raíces, una historia de prosperidad en otro tiempo, que ahora la mantienen apenas unos cientos de personas.

E inexplicable es la sensación de vacío que se queda cuando tengo que volver, con el único consuelo que la temperatura ambiente es más cálida por aquí.

20.9.06

Piropo

Voy caminando junto a una obra y escucho que gritan: "Vaya unas tetas!!!!, ¿Seguro qeu son tuyas?".

Me giro y veo a dos jóvenes albañiles descamisados que se dirigen a mí y me reiteran a grito pelado: "Pero que tetas!!!!". Me hago una revisión general no vaya a ser que tenga algo raro encima, vuelvo a mirarles para salir de dudas, y confirmo que me miran a mí... ya empiezo a pensar: "¿Se estará notando que la semana pasada fui al gimnasio un día y casi hice todos los ejercicios?".

No sé, un mar de dudas se me plantean, y entre las posibles opciones la más probable parece ser que simplemente se estén riendo a costa mía, así que sigo mi camino sin ceder la marcha...

"¡¡¡ Y qué culo !!!".

Estooo, bueno, mejor salir de aquí. Y en mi huida veo que por la otra acera me adelanta una chica, más que probable destinataria de los sutiles mensajes.

¡Cachis! Yo que ya me había hecho ilusiones.

18.9.06

Kenia y Seychelles - Hoteles (I)

Salvo en la capital en Kenia los hoteles, tal y como los entendemos por aquí, no parecen muy recomendables, pues eran pensiones hiper-cutres que se anunciaban a los lados de la carretera.

Sin embargo dentro de los parques nacionales existen lo que se da en llamar "lodges", que no son ni más ni menos que hoteles con bungalows de lo que vendrían a ser cuatro estrellas. La verdad es que están muy bien montados, y el servicio es bastante bueno y abundante (hay recoge maletas para aburrir).

El primer "lodge" estaba perdido en medio del parque de Samburu. El alojamiento se hacía en unas casas de madera con cuatro habitaciones muy grandes desde las que se accedía por fuera (tipo apartamento).

El hotel estaba junto a un río y tenía una bonita piscina alrededor de la cual jugaban los monos (había un masai que los manteía a ralla para que no dieran mucho la lata). También tenían como atracción una zona del río en la que alimentaban a un cocodrilo que lucía una buena barriga.

La recepción al hotel nos pareció muy adecuada, y lueog comprobamos que era lo habitual: nada más bajar del 4x4 te ofrecía un vaso de zumo y una toallita húmeda (de tela) para que te limpiaras un poco el polvo del camino. Además los trámites de check-in nunca fueron demasiado largos, lo que era de agradecer tras los kilómetros por esas carreteras.

Las habitaciones tenían una pinta muy rústica, con su mosquitera y todo. La verdad es que no tenían nada que envidiar a las de cualquier hotel de por aquí.

Eso sí, imprescindible un adaptador para los enchufes (allí son de tres tomas planas).

La particularidad principal, que quizás les convertía en lodges y no en hoteles, era que había ciertas horas del día (y la noche) en las que cortaban el agua caliente y la luz. Esas horas las hacían coincidir con las salidas a los safaris, así que no presentaba mayor problema (salvo una noche que tuve que mear de oido).



La siguiente noche la pasamos en Aberdares, en una especie de hotel en medio de la selva. El entorno no ofrecía mucho más que el paisaje selvático, pero el alojamiento tenía mucho encanto pues tuvimos que dejar en consigna (en lo que llamaban "hotel base") las maletas para llevar lo imprescindible para pasar la noche. Esto era debido a que el hotel estaba prácticamente construido sobre los árboles y las habitaciones era muy pequeñas (aunque todas con baño). Salvo grifos y ventanas todo estaba hecho de madera, y uno se sentía como en un barco.

La gracia del sitio estaba en que tenía una enorme terraza que daba a un lago donde los animales iban a comer y beber. Debajo de esta terraza había un salón acristalado donde se podía tomar un té calentito (hacía un frío de narices) mientras veías a los animales.

La lástimas es que no había mucha variedad de bichos, lo que hacía que aquello perdiera encanto.



La siguiente parada y fonda la hicimos dentro del parque del lago Nakuru. Este lodge era el que tenía más pinta de hotel, pues la construcción era de ladrillo y piedra en lugar de ser de madera. Los bungalows eran bastante nuevos y la vista del lago (a lo lejos) muy maja.

Antes de la cena (a las siete) nos brindaron un espectáculo de "coros y danzas populares": mucho meneíllo de caderas y mucha percusión. Dentro de lo que es un espectáculo para turístas estuvo bien, sobre todo porque duró media hora escasa.

La cena fue de una calidad aceptable, lo que se espera en un hotel de cuatro estrellas (en Samburu fue por el estilo). Un buffet variado, con cocina internacional y algo de cocina hindú (el riesgo con el picante nos persiguió durante todo el viaje), además de un cocinero que preparaba cosas a la parrilla.

A destacar el zumo de mango, del que dábamos buena cuenta en los desayunos.

La única pega del hotel de Nakuru fueron las ranas. Había una fuente cerca del restaurante en la que croaban las ranas a todo meter. Si a eso sumamos que un cantautor local amenizaba la velada con su guitarra el dolor de tarro estaba asegurado.

14.9.06

Odio el Photshop

No es que tenga nada contra el magnífico programa de Adobe, pero es el principal culpable (o al menos el símbolo) de que los hombres no nos podamos recrear la vista con fotos de féminas ligeritas de ropa sin acordarnos de Jessica Rabbit.

Lo importante de las fotos de personas (forma fina de referirme a "tías buenorras en bolas") radica en que son fotos, en que muestran la realidad, en que en algún lugar, en algún momento hubo alguna persona como la que se ve en la foto. Uno ya sabe que las fotos que se publican están muy bien seleccionadas, que la luz disimula las imperfecciones, pero sabe que lo que ve es real. Sin embargo hoy en día la mano se suele ir más de la cuenta con el retoque digital, y el resultado está más cercano a una caricatura que a lo que, en su origen, se asemejó a la realidad.

Personalmente prefiero ver las arrugas e imperfecciones de la piel, alguna sombra, algún lunar, pues si la moza está de buen ver esas pequeñas cosas la hacen más cercana (iluso).

Pero, que yo sepa, ya quedan pocas publicaciones que no se dediquen al retoque (desde Playboy a Maxim, aunque Interviu se lleva la palma del airbrush), quizás el Private y las de su onda, pero es que ni tanto ni tan poco.

12.9.06

Chupar relaja

Esta podría ser una afirmación que hace el receptor del acto, en cuyo caso la forma correcta sería "ser chupado relaja". Por tanto es una afirmación que se dirige al que realiza el acto... el o la chupadora.

No sé si ante esta disertación alguien podría pensar en algo distinto de lo único (con el permiso de la PlayStation), pero hay alguien a quién sí que se le ha ocurrido esta frase como reclamo comercial.

Cuando pensamos que deberíamos inventar algo para hacernos ricos, perdón, millonarios en euros (lo de ricos también, para así ser chupados con esmero) siempre pensamos en el summun de la genialidad: ponerle un palito a un caramelo.

Sin embargo la genialidad se da pocas veces, y los herederos de Enric Bernat la deben haber heredado. Es más, puedo afirmar sin miedo a equivocarme que SON LOS PUTOS AMOS. Quien aún lo dude que mire la imagen del nuevo envase de chupa-chups con forma de paquete de tabaco (el producto lo encontré en el Carrefour, aunque también podría venderse en sex-shops):


Es que además de ganar dinero están fomentado que la humanidad sea un poco mejor con ese tipo de mensajes.

7.9.06

Kenia y Seychelles - Aeropuertos (II)

Aterrizamos en Nairobi por la mañana, y el avión aparcó lejos de la terminal. Sin embargo no había autobuses (supongo que así funcionan las cosas por allí) así que nos dimos un paseito entre los aviones que estaban por allí aparcados hasta llegar a la terminal. Por cierto que de calor nada, más bien fresquito.

El control de pasaportes de Nairobi era leeento, tanto para entrar como para volver. Escaneaban la hoja de datos del pasaporte (avanzados estaban) y tenían varios ordenadores con pantalla plana por garita. En uno trabajaba el funcionario de turno, en otro (en el que no había nadie en ese momento) estaba el solitario de Windows.

Tras el periplo por Kenia volvimos a visitar el aeropuerto de Nairobi, con control de seguridad y rayos X para todas las maletas antes de hacer la facturación, de hecho la cola se hacía en la calle. Como nada pitó (supongo que era muy temprano para encender el detector de metales) nos pusimos a hacer cola. La agencia nos hizo llegar como tres horas antes, y desde luego que estaba justificado pues la lentitud de las colas era impresionante. Por fortuna el aeropuerto no es muy grande y, por tanto, secillo y rápido para llegar a la puerta de embarque, donde tuvimos que volver a pasar por otro arco de seguridad que sí pitó, así que repetimos cacheo sin pasarse (ni botas ni bultos sospechosos). Cabe destacar que la zona de embarque tenía un par de televisiores en los que estaba sintonizado ¡un canal de tele predicadores!

En el vuelo hacia Seychelles repetimos Kenya Airways, y no guardo ningún recuerdo de ese avión, así que seguro que también me dejé el pellejo de las rodillas.

A medida que llegábamos a Mahé la espectación crecía por las ventanillas, pues el paisaje es espectacular, y el aeropuerto, que está pegadito al mar (como todo allí, la verdad) tiene unas vistas impresionantes.

Bajados del avión nos dimos otro paseito entre los aviones, comprobando desde un primer momento que allí no se vivía con mucho estrés (varios maleteros sentados en una cinta esperando a que llegaran nuestras maletas, pues era el único avión que tenía algo de actividad). El paseo fue muy agradable por la vista y por la temperatura envidiable de la que gozan por allí.

Pasamos el control sanitario (muy muy riguroso) y un control de pasaportes que convertía a los de Nairobi en unos hachas de la eficiencia: aquí no había escáner, se picaban a mano los datos del pasaporte. Al final nos dieron un papelito con el número de inmigrante que luego tuve que usar para demostrar mi identidad en cualquier sitio (en el hotel, al alquilar coche, etc).

Por cierto que el control de pasaporte era selectivo, con cola para los nacionales y otra para los extrangeros. Pues bien, las colas de los extrangeros iban infinítamente más rápidas que las de los nacionales.

Recogimos nuestras bolsas (llegaron, llegaron) y cuando salimos de la zona de equipajes ¡estábamos en la calle! Este aeropuerto tiene la zona de facturación en la calle, pues la temperatura constante hace innecesarias las paredes. La verdad es que el efecto es bastante curioso y agradable.

Tras los escasísimos días en Seychelles (por más que se esté allí siempre sabe a poco) volvimos al aeropuerto. En esta ocasión tuvimos que facturar (en la calle) sin plastificar las bolsas, pues por allí no había nada más que los mostradores de facturación.

En la terminal internacional (y zona de embarque, pues está todo junto) había una tienda de las típicas de los aeropuertos y una joyería con joyas cuyo precio era superior ¡a los 5.000 euros! Supongo que será por si no te ha dado tiempo a cambiar el dinero suelto y te lo quieres gastar allí.

Tras el paseito entre los dos aviones que había en el aeropuerto subimos al de Air Seychelles. El avión tenía algunos años y no había televisores individuales ¡pero podías separar las rodillas del cuerpo! La verdad es que prefiero una vión así a los supermodernos en los que acabo jugando al tetris con mis piernas dad la distancia entre asientos.

Las azafatas se llevan el premio a la antipatía, pero la atención durante el vuelo fue bastante buena, pues las diez horas no se nos hicieron pesadas en absoluto (ponían películas, había música, te daban de comer un par de veces). Sobre todo destaco la revista de la compañía, que es una guía turística de primera.

Aterrizamos en París y, en teoría, sólo teníamos que sacar las tarjetas de embarque para Málaga, pues las maletas estaban facturadas directamente. Sin embargo el aeropurto Charles de Gaulle es un caos, quizás por grande o porque, simplemente, se organiza a su manera. Estuvimos haciendo cola en el primer mostrador que encontramos, que efectivamente emitía tarjetas de embarque, pero no para nuestro vuelo pues regresábamos con Air Europa.

La verdad es que el billete que nos vendieron es un jaleo, pues en teoría la compañía que lo vendió fue KLM, haciendo la ida con ellos y la vuelta con Air France, pero en ningún momento estuvimos en un avión de Air France.

El caso es que nos mandaron a la zona de check-in que está fuera de la terminal internacional, es decir, tuvimos que pasar control de pasaportes (ya no había nadie, así que fue muy rápido), luego la zona de recogida de equipajes y salir a la calle. Una vez orientados nos dirijimos a la zona de check-in y encontrar el mostrador de Air Europa. Al intentar sacar la tarjeta de embarque nos dijeron que todavía no daban las tarjetas de embarque de nuestro vuelo, así que tocó esperar unas horas.

Según la terminal en la que uno se encuentre en el Charles de Gaulle te encuentras más o menos tiendas. Lo cierto es que lo ideal sería que pudieras facturar y, esperando el embarque, hubiera una gran zona comercial (algo parecido a lo que tiene Madrid), pero había poca cosa. Por fortuna había una tienda de Virgin en la que ponían en pantalla grande King Kong, así que se podía pasar el rato distraido.

Llegada la hora de la facturación sacamos la tarjeta de embarque y nuevo control de seguridad. A pesar de que pasé el arco sin el cinturón, me pitó el detector de metales, así que me pidieron que me quitara las botas y las pasara por rayos X (en el útimo de los vuelos, no está mal).

En la zona de embarque no había tiendas, sólo un pequeño bar que no servía cafés (misterios de la vida) y un montón de prensa gratuita (en francés, por supuesto).

El avión de Air Europa destilaba vuelo barato por los cuatro costados. Por no darnos ni un vaso de agua nos ofrecieron (ya se podían haber estirado, pues íbamos cuatro gatos). La sobada que nos dimos en ese vuelo fue monumental, así que pasó rápido.

Aterrizamos en Málaga y recogimos las maletas en la zona de equipajes extracomunitarios, que además es donde se almacenan todos los equipajes extraviados, entre los que lucía una enorme funda metálica de lo que parecía una tabla de surf (anda, que no se habrá perdido porque era pequeño aquello).

El control de aduana se redujo a un "¿De donde vienen?", y como las Seychelles no deben estar entre las zonas peligrosas nos dejaron salir sin más.

Y finalmente ocurrió lo mejor que a uno le puede pasar en un aeropuerto, que haya alguien esperándote para recibirte.

6.9.06

Kenia y Seychelles - Aeropuertos (I)

Tengo pendiente anotar algunas de las cosas que pasaron durante el viaje, pero la descripción cronológica de los hechos se me antoja aburrida, así que la crónica la realizaré de foram temática, de hecho ya empecé así con el previo de las vacunas.

Hoy dedico el espacio a los aeropuertos, que fueron unos cuantos: Málaga, Madrid, Amsterdam, París, Nairobi y Mahé.

Del aeropuerto de Madrid poco hay que decir, máxime cuando no tuve que pasar por la famosa T4. Sin embargo siempre destacaré como punto positivo que llegue el metro hasta el mismo aeropuerto, cosa que no he visto en muchos sitios (muchos aeropuertos tienen un tren de cercanías, pero no es lo mismo). Como punto negativo siempre está el caos que se monta en la facturación de la T1, con poco espacio para las colas de facturación.

En este sentido el aeropuerto de Málaga es de lo mejorcito que hay, pues la zona de facturación es sencillamente enorme, y aunque no hay ningún medio especial de organización de las colas, éstas se pueden distribur en línea recta sin ningún problema.

El vuelo hacia Amsterdam (con KLM) fue en un avión con televisor individual (no tenía juegos, pero bien) y una buena selección musical que se escuchaba a una calidad aceptable (han mejorado los auriculares). Lo que más me sorprendió es que la programación (tanto la de vídeo como la de audio) era exactamente la que se indicaba en la revista de la compañía (cosa que creo que es la primera vez que me pasa).

Llegados al aeropuerto de Amsterdam hubo que pasar el primer control de pasaporte serio. Enseñamos los pasaportes y dado que mi compi tenía la tarjeta caducada el del control dijo que eso no valía, pero ya teníamos en la mano los papeles que decían que todo estaba en regla (tuvo que hacer chorrocientos papeles para que le dejen salir y, luego, volver a entrar, y todo porque la administración es leeeeeenta para renovar un vulgar carnet), en concreto le dijimos: "We have the papers..." y no hizo falta más para nos dejara pasar, solo enseñarle una hoja de papel doblada.

Pero no es lo único que se hace de forma relajada, pues el arco de seguridad me pitó (le pita a todo el mundo). En lugar de pedirme que me quitara el cinturón o las botas que llevaba (tiene hebillas metálicas) me cachearon, sobre todo el cinturón. Sin embargo el cacheo no incluía ni el calzado (en esas botas podía haber llevado un tanque) ni el bajo vientre (supongo que uno no tiene ningún bulto sospechoso... al menos cuando viaja).

La organización del aeropuerto no es especialmente mala (no nos costó encontrar nuestra puerta de embarque). Había una zona comercial que estaba bien, aunque no fuera muy grande.

Tras la espera, y sin mucho retraso, nos subimos al avión de Kenya Airways (¿o era airlines?), donde nos recibieron unos azafatos como muy africanos, contrastando su piel con el rojo de la chaqueta. Algún azafato me pareció hasta amable, el resto (incluidas las azafatas) en la tónica de antipatía que ya está extendida por todas las compañías.

El avión era similar al del vuelo anterior, con televisión individual, pero con una selección de películas más amplia. Como eran todas en inglés o fracés (sin ningún subtítulo) me trague "Ultraviolet", que pa ver a la Milla Jovovich no hace falta que la película tenga sentido.

4.9.06

Campeones del mundo

Reconozco que sigo más el fútbol que el baloncesto, sobre todo porque seguir el baloncesto es complicadísimo dada la variabilidad de los días en los que se juegan los partidos de liga, pero no perdí ocasión de disfrutar del partido de ayer en el que la selección española culminó una serie de años de un juego formidable.

En el hecho de conseguir ganar un campeonato, como en el hecho de ganar cualquier partido entre equipos de un nivel similar, siempre influye el azar, sobre todo a la hora de perder (que se lo digan a la selección de baloncesto en las pasadas olimipiadas). Sin embargo para ganar un campeonato poco influye el azar. Las grandes victorias se labran a largo plazo, con un trabajo que suele llevar años y que no siempre da frutos.

Quienes ya no tenemos ni canas que peinar recordamos cuando el deporte nacional pasaba con más pena que gloria por los distintos eventos internacionales. Y si me remonto más atrás (casi todo el siglo pasado) sólo algún héroe despuntaba de higos a brevas, más fruto de un talento natural que de un trabajo bien hecho.

Lo que es incuestionable es que en el deporte de élite impera una máxima: la capacidad de sacrificio y sufrimiento del deportista es la única garantía para no fracasar. Pero el esfuerzo por sí solo sigue sin ser suficiente.

El punto de inflexión se produjo en España en el año 92, o mejor dicho en 1986, cuando se proclamó a Barcelona como sede de los juegos olímipicos. A partir de ese momento se iniciaron una serie de políticas de promoción del deporte que llevaron a que la olimpiada fuera un éxito, y a que se sentaran las bases de un tejido deportivo sólido.

Así actualmente no se ahoga ningún nadador, siempre se esperan medallas en atletismo, se han conseguido campeonatos del mundo de balonmano, waterpolo o baloncesto (esos que yo sepa)... parece que a veces los planes a largo plazo funcionan.

De toda aquella infraestructura surge ahora una selección de jugadores que desde niños han estado llamados a ser jugadores de élite. Y es que ya son rarísimos los casos de algún deportista que despunte que no lleve practicando su deporte desde la más tierna infancia con una preparación planificada a largo plazo.

Está claro que el hecho que el hecho que siempre ganen los mismos (EEUU, Rusia, China...) no se debe tanto a que tengan más talento como a que se apuesta por el deporte de élite desde la base (al contrario de lo que sucede en el fútbol, que se apuesta por la base desde la élite). Y en el baloncesto había un gran hueco, el que dejó la URSS y Yugoslavia.

Ganar un campeonato de forma puntual puede ser fruto de muchas circunstancias, pero ganar muchos campeonatos, en muchos deportes y categorías, sólo puede ser fruto de una política bien hecha.

Como siga así al final voy a tener que agradecer el título del mundo a Felipe González más que a Gasol.

31.8.06

Las vacunas

Fueron varias semanas de preparativos, en el sentido en que además de la compra del viaje hubo que hacer varios papeles y ponerse varias vacunas. Lo de las vacunas tuvo su gracia pues me prescribieron cuatro más la profilaxis del paludismo. La de la fiebre amarilla la ponían directamente en "Sanidad Exterior", así como la del tétanos, pero para el resto nos tuvimos que buscar la vida.

Eso sí, nos dieron una libretita amarilla donde se anotan las vacunas, y en mi inocencia yo pensaba que tenía un formato más o menos internacional. Sin embargo cuando unas semanas después nos requirieron la documentación sanitaria pude comprobar que cada país tenía un tipo de documento de su padre y de su madre, algunos escritos a mano. A fin de cuentas la "autoridad sanitaria" tampoco era muy exigente, pues miraba que tuvieras un papel en la mano y ni comprobaba el nombre o la foto del pasaporte.

Para que todo saliera más barato decidí que las vacunas del tifus, hepatitis y malaria me las subvencionara el estado (para eso pago un seguro sanitario obligatorio), así que tuve que buscármelas para ir al médico a pedir las recetas. El sistema de cita previa me sorprendió por su eficacia (incluso por teléfono), pero no me extraña que la gestión sanitaria sea tan deficiente si para pedir unas vacunas recomendadas por el Ministerio de Sanidad tengo que acudir al médico cual paciente, con el consiguiente gasto en recursos sanitarios.

El caso es que me recetó sin problemas las del tifus y la hepatitis, pero la de la malaria no le aparecía en su base de datos. Ya nos avisaron que ese tratamiento era muy nuevo, pues el clásico consiste en tomarse una pastilla cada domingo durante varias semanas (olvido seguro). Sin embargo el médico no se inmutó, como el ordenador no le daba el medicamento copió letra por letra lo que decía el papel del Sanidad Exterior, sin problema (y digo yo, ¿para qué hace falta el médico si receta algo que desconoce?).

Voy a la farmacia y sólo me pudieron dar la del tifus, el resto las tenían que pedir y en un día las tenía allí (la verdad es que son la mar de eficientes).

Al día siguiente me comentan que la de la hepatitis requiere del visado del inspector médico, y la de la malaria no la cubre la seguridad social. Procedo a pagarla de mi bolsillo y... ¡cincuenta eurazos la caja! Por supuesto que una caja no es suficiente para todo el tratamiento (valiente panda de...) así que tuve que pencar tres cajas para dos personas.

De la hepatitis directamente pasé, otra vez pedir hora, ver el careto del médico que le toca el turno de tarde, explicarle lo del inspector médico... quita, quita, agua embotellada todo el rato y ya está.

La vacunación acabó buscando una ATS del seguro privado que nos puso el producto sin mirar la etiqueta, y luego lo apuntó en la libreta amarilla copiando el nombre letra por letra.

Ahora estoy inmunizado durante un montón de años para un punñado de cosas, aunque eso no me privó de pasarme una noche devolviendo por algún bicho que pillé en el periplo keniata.

29.8.06

Seguir durmiendo los sentidos

Ya estoy de vuelta, y dado que todo se quedó más o menos bien atado el regreso al trabajo no ha resultado muy traumático. Supongo que también influirá el hecho que a los jefes también les cuesta arrancar, pero de momento parece que este año la depresión post vacacional no va a ser muy aguda.

También tengo comprobado que una vuelta al trabajo tras bajar del avión suele ser perniciosa, así que esta vez hemos reservado unas "vacaciones de las vacaciones" de un par de días que hacen que la vuelta a la rutina sea más suave.

Y es que creo que realmente el trauma no surge tanto por la vuelta a la obligación como por la vuelta a la rutina. Estas semanas he redescubierto el placer de acostarse a las nueve de la noche y levantarse a las seis de la mañana. El cuerpo pedía irse a la cama a esa hora tras haber pasado todo el día estimulando a los sentidos, viendo cosas nuevas, sintiendo un aire distinto, escuchando palabras extrañas... todo ello hace que cada minuto se viva más intensamente y que se desee tener más minutos como el anterior.

En el viaje ha habido cosas mejores y cosas no tan buenas, pero todas despertaban mis sentidos, esos que ahora dormirán hasta las próximas vacaciones.

12.8.06

Ahora con excusas

Ahora sí: vacaciones de verdad. Serán diez días de periplo por Kenia y Seychelles, tras los cuales pondré largos los dientes de la audiencia con una serie de post contando todas las peripecias y lo bien que lo habremos pasado.

Así que, como Antonio el peluquero, cerrado por vacaciones.

9.8.06

Cerrado por vacaciones

Aunque lo pudiera parecer no es el rótulo de este weblog (que lleva de vacaciones como seis meses) sino el que lucía en la peluquería de barrio a la que voy habitualmente. Para los cuatro pelos que me quedan me da igual que la maquinilla me la meta un estilista o el señor Antonio, profesional que se jacta de no haber cerrado nunca en los más de treinta años que lleva abierto al público, ni un día de baja de enfermedad, ni un día de descanso salvo domingos y fiestas de guardar. Es el orgullo con el que se lleva la milonga del "autoempleo", que algunos pretenden llamar "empresa", aunque Antonio sólo lo llama "el trabajo", el trabajo de sol a sol sin que haya jefe a quién protestarle.

Por eso sorprendía el cartel de "cerrado por vacaciones", aunque una lectura más detallada revelaba la verdadera dimensión del tema:
"Peluquería Antonio. Les informamos que durante la semana de Feria cerraremos por las tardes por vacaciones. Disculpen las molestias."

¡Pedazo vacaciones! a las 9 de la mañana como un reloj, pero por las tardes ¡vacaciones!, aunque sólo sea durante la semana de la feria.

Pues que digan lo que digan, prefiero mantener mi estatus de empleado y que la gloria se la lleven otros, aunque Antonio bien se merecería unas vacaciones de verdad aunque sólo fuera por su encomiable voluntad de intentar darme conversación (un ser antisociable como yo apenas es capaz de esbozar monosílabos mientras sonríe).

PD: ¿Cuándo inventarán un "anti-crecepelo"? Para los cuatro mal puestos que tengo prefiero no tener ninguno, aunque con agrado seguiré contribuyendo a que don Antonio, algún día, se tome un día libre.

4.8.06

Reivindicando el calor

Ya pensaba que el verano no iba a llegar nunca, y he tenido que esperar a que acabe julio para disfrutar de más de 30 grados.

Cierto es que los más de 40 grados que lucen algunos días no son lo más agradable del mundo, pero reivindico las temperaturas cálidas frente a los abrigos de invierno.

En todas partes, desde los medios de masas (televisión, radio) hasta los más pequeños (bares, ascensores) se escucha la tonadilla: "¡Qué calor!". ¡Pues sí! y muy bien que haga calor, parece que sólo este blog me apoya en la reivindicación de que en el sur de España, en verano, haga calor, mucho calor. Que me dejen disfrutar de las mañanas en camisa de manga corta, que bastantes meses hay que llevar jersey.

Y a todos los que tienen taaaanto calor les preguntaría por qué no emigran a Laponia si tanto problema tienen, claro que por las mismas me preguntaría porqué no emigro al Sahara.

De momento me conformaré con chequear el estado de las cosas en Seychelles, aunque no sé yo si alguien me subvencionaría un estudio contemplativo del Coco de Mer mientras estoy tirado en la playa.

1.8.06

Tráfico de vacunas

Con motivo del viaje de este verano llamé a una clínica de enfermería para queme pusieran algunas vacunas, pero el intento fue en vano.

- ¿Dígame? - voz de hombre bastante mayor
- Hola, buenas tardes, llamaba para pedir hora para el practicante.
- ¿Cómo dice?
- Que quería hora para el practicante.
- ¿Traficante?
- Practicante, practicante.
- ¡Aquí no hay ningún traficante! ¿Qué se ha creído usted?

Y me colgaron.

Ya he llamado a otra clínica y he obviado la palabra "practicante", sólo he dicho que quería pedir hora, a lo que me han contestado: "No hace falta, puede venir en cualquier momento."

27.7.06

La culpa fue del 40

Cuando salen las estadísticas de accidentes de tráfico siempre mencionan que había exceso de velocidad o que se superaba el índice de alcoholemia, pero la manipulación viene al dejarlo caer como causa de los accidentes. Es cierto que hay mucho loco y borracho suelto, pero las circunstancias no se convierten en causas por más que se repitan.

Desde luego el que no saldrá en las estadísticas es el accidente que ocurrió hace unso días en la salida de la autovía que se dirige al lugar donde trabajo, de hecho ni se mencionó en los informativos, de cuyo dudoso criterio de selección de noticias ya he hablado alguna vez. El resultado fue de un muerto y varios heridos en un choque en cadena que provocó un autocar y que afectó a nueve vehículos.

Como siempre las primeras hipótesis apuntaban al conductor del autocar, pero dio negativo en la prueba de alcoholemia, y circulaba a 90Km/h por autovía (en una zona limitada a 120Km/h). La cosa se zanjó con que podía haber sido un despiste del conductor del autocar.

Sin embargo yo tengo otra hipótesis: que alguien cumplió estrictamente lo que marca la señalización.

La salida de la autovía tiene una limitación de 60 y, a continuación, una de 40. Normalmente todas las mañanas paso junto a ese 40 a 80Km/h para seguir el flujo normal del tráfico, pues sería un suicidio pegar un frenazo para cumplir con el 40 (que además está en curva con pendiente ascendente, con lo que un frenazo garantiza estamparse contra el quitamiedos).

Me imagino yo que a alguien se le ocurrió respetar ese 40, lo que provocó un cola que se alargó en la autovía hasta la distancia suficiente como para que alguien que supere un cambio de rasante que hay no tuviera tiempo de frenar.

Seguro que son pocos, pero yambién habría que mencionar los accidentes debidos a la mala señalización.

26.7.06

Casi de vacaciones

Yo aún no me he ido de vacaciones, pero indudablemente he puesto el blog en modo ocioso, pues un día por otro al final no encuentro el momento de escribir unas líneas, lo que no va a llevar sino a la huida de la selecta audiencia, ¿mantendré una periodicidad siquiera semanal? Seguro que sí... salvo cuando de verdad esté de vacaciones.

18.7.06

Canapés de ADN (II)

La zona donde se repartían los canapés tenía unas vistas increíbles (las mismas que otras veces, pero ya digo que merecne mucho la pena), aderezadas con una tormenta eléctrica lejana que se veía sobre el mar.

Al acceder nos recibían los camareros con bandejas de bebidas, aunque ya se dejó ver que el personal no debía estar muy motivado o informado pues había uno que llevaba una bandeja con copas de vino blanco y tinto, señalando una copa de vino blanco preguntamos: "¿Qué vino es este?" y el camarero nos contestó "Vino blanco". Ooooooo, vino blanco, qué cosa más interesante, y yo que pensaba que era zumo de tomate.

Nos ubicamos en una zona despejada con la esperanza de que los canapés fueran marchando, pero la espera estaba resultando infructuosa. Nos dimos cuenta que no había más de dos o tres camareros sacando bandejas para las doscientas personas que por allí había, así que nos tuvimos que arrimar más al bulto para coincidir con alguna bandeja.

La primera traía canapés de "foie" con "Chutney" (mermelada de mango). De ese pasé, a pesar que ya tenía ganas de hincarle el diente a algo.

Siguiente bandeja (tras un raaato) con unas bolas marrones. Al interrogar al camarero sólo nos dijo "buñuelos". Me arriesgué y comprendí porqué no dio más información, pues el sabor era indescriptiblemente aborrecible, con un toque a gasolina que me costó quitarme de la boca.

Siguiente hojas de endivia con queso fundido y huevas. La apariencia era pobre, así que también pasé.

La siguiente "snack vejetal"... patatas fritas de toda la vida pero hechas migajas. La verdad es que fue el mejor de la noche.

Creo que hubo algún canapé más, pero mi mente ya los ha eliminado al ser selectiva con los momentos desagradables.

En definitiva, que un suspenso como un castillo para el servicio de catering "Gvadalpin", el personal regular y los canapés aborrecibles.

14.7.06

Canapés de ADN (I)

Eso debía ser, que los canapés estaban hechos directamente de nucleótidos del ADN, pues en otro caso no me explico cómo podían estar tan malos.

Ayer fuimos invitados (yo, como es habitual, de consorte) a la presentación y cocktail (la presentación nos traía al fresco, íbamos a la yugular de los canapés, directamente) del diario ADN, un periódico gratuito que hace unos meses se distribuye por la ciudad (bueno, eso dijeron, que nosotros no hemos visto ninguno).

El marco fue de lo mejorcito, pues siempre se agradece una visita al Castillo de Gibralfaro, disfrutando de sus increíbles vistas.

Con más de media hora de retraso empezó el acto, consistente en un discurso del Gerente del periódico. La verdad es que ante las autoridades que por allí había (el alcalde, algunos concejales y algunos cargos menores del gobierno regional) el hombre se podía haber preparado el discurso un poco, pues facilidad de palabra no es que tuviera.
Luego otro discurso, luego un vídeo, luego otro discurso (ya empezaba a quedar largo aquello, pues el cocktail no estaba a la vista) y luego el discurso del alcalde.

No fueron muchos minutos, pero tras el vídeo ya uno encontraba más interés en reconocer a las personas que había entre el público, destacando López Nieto (el árbitro) y una desconocida de raza negra (como el tizón, de las subsaharianas), delgada y con un vestido rojo chillón brillante que era como para no verla. Venía acompañando a un hombre joven bien vestido, y ambos parecía pareja, pero fue inevitable hipotetizar sobre el "coste" de aquella relación.

Siguiendo con los discursos, son varias las veces en que he visto a Francisco de la Torre decir unas breves palabras, y puedo afirmar con rotundida que el tipo es un máquina de la oratoria. Por supuesto no tenía nada preparado (de hecho iba con prisa pues salía para otro acto), pero se quedó con un par de datos de los que torpemente se habían dicho en los discursos anteriores. Tomó esos datos, el motivo del acto, y en un par de quiebros llevó el discurso a donde él quería: todo lo que el ayuntamiento está haciendo por la ciudad.

Fue breve, sin atascarse, conduciendo el discurso allá donde le interesaba... un maestro.

Acabado el acto pasamos a los prometidos canapés...

13.7.06

Regalitos de cumpleaños

Aunque ya han pasado algunas semanas, y dado que mi cerebro no da para muchas alegrías estos días, voy a catalogar los regalitos que recibí el día de mi cumpleaños, a falta de los calcetines o pantalones que mi madre me vaya a regalar (seguro que tiene el regalo envuelto esperando a que me digne a hacerle una visita).


La verdad es que los más allegados se portaron, pues recibí dos cacharritos y un pack de DVDs que me molan un montón:

iPod Hi-Fi
Hacía mucho que no escuchaba música tumbado en el sofá, y es que el altavoz este funciona de escándalo. De pequeño me gustaba pasarme las horas junto a la vieja torre musical de mi padre (una Sony de alta fidelidad con dos bafles que eran de mi tamaño por aquel entonces), pero desde que entró el iPod en casa la música sólo se escuchaba con auriculares o desde el ordenador. Ahora me pregunto cuál es el volumen máximo del iPod Hi-Fi, aunque desde luego está por encima de lo que mis oídos puede soportar.


Teléfono móvil Motorola V3
Estropeado el teclado de mi Nokia 6820(era magnífico escribir mensajitos a todo teclado) sufría yo los inconvenientes del móvil de reserva (un Motorola de los que regalaba Movistar hace unos años). Ahora luzco nuevo moddelito, que ya ha sido convenientemente tuneado y destripado con un montón de software adicional que quita todas las cosas que Movistar ha capado con su software (como lo de instalar juegos o meter archivos gif, que ya es capar).


Pack de DVD Star Wars (la trilogía buena)
Imposible llevar la cuenta de cuántas veces he visto estas películas, pero con la tele nueva y con el iPod Hi-Fi a toda pastilla la experiencia la repetiré otro puñado de veces. La versión con comentarios del director y parte del equipo técnico es magnífica, aunque seguir los subtítulos cuando en la imagen sale algo que no tiene nada que ver se hace un poco cansado (sobre todo porque lo veo mientras como, justo cuando estoy a punto de nieve para echar la siesta).


Así que estos regalitos me permiten seguir siendo un poco Geek y un poco friki (cualquier cosa es buena si se toma en pequeñas dosis), sin embargo me faltó el beso que me prometió alguien, y es que sigo siendo un sentimental.

11.7.06

El pecado de los honrados

Después de varios días sigo adaptándome al horario de jornada intensiva, que por más años que pasen no consigo sacarle el jugo al tema, pues ando todo el día o deseando dormir (cuando trabajo) o dormido (cuando no trabajo).

En esas estaba cuando hoy he encontrado un weblog de los que merece la pena leer: El diario de un médico que está harto

Las barbaridades que cuenta creo que se resumen en un párrafo que coincide con algo sobre lo que escribí hace tiempo:
En la sanidad pública, la eficiencia en el trabajo es claramente penalizada. Los ineficaces son los que se llevan la mejor parte. Si un responsable médico, por decencia, por prurito profesional o por candorosa inocencia se pone a trabajar en serio, solventa su quehacer diario con diligencia y se queda sin lista de espera, sus perspectivas son negras. Se le retirarán recursos, presupuesto, personal, etc. … y éstos se transferirán al ineficaz, al que por desidia o por malevolencia infrautilice los recursos que tiene disponibles y tenga más lista de espera acumulada. Ni que decir tiene que los recursos desviados no servirán para paliar la situación asistencial.

Yo extiendo esta afirmación no sólo a la medicina ni a los organismos públicos, sino al resto de las profesiones y también a la empresa privada.

Los que fuimos educados como buenas personas, guardando respeto y cediendo el paso a los demás, somos los que cargamos sobre nuestras espaldas con la maldición del trabajo sin medida ni recompensa.

Cierto es que esta educación estaba pensada para una sociedad en la que la precariedad laboral era moneda de cambio habitual, con lo que la forma de actuar que nos inculcaron fue la de decir amén a todo. los que no no lo hicieran tenían complicado llevarse un sueldo a fin de mes.

Sin embargo el riesgo es evidente: perpetuar la situación.

Cuando la precariedad laboral ya no es tal (los problemas cambian pues antes había vivienda y no había trabajo, ahora hay trabajo y no hay posibilidad de vivienda) uno se plantea porqué seguir pagando con la maldición de la expulsión del Edén toda la vida, pero el sistema te ofrece más manzanas en forma de ascensos, promociones económicas y reconocimientos que nunca llegan en su justa medida.

Y es en ese punto donde triunfan aquellos que no se tragaron el cuento de ceder el paso, aquello de poner la otra mejilla, aquello de hacer "acto de contricción".

Tras haber asegurado los primeros pasos no hay nada como ser un cabrón en su justa medida. Con la habilidad suficiente como para que no te lo puedan reprochar, pero con la astucia de la serpiente haciendo que otros se coman los marrones (aunque sean frutales).

6.7.06

Que no me he muerto...

... que es que ha empezado la jornada intensiva, que viene a ser como la normal, pero sin parar para comer.

A ver si acabo con la entrega de este viernes y a otra cosa "maripoza".

29.6.06

Si los elefantes rosa lo dicen...

¿Será cierto que soy cuadriculado? Me veo a los pies de una estampida de elefantes rosa que me cercan y coaccionan para que firme un papel que, según ellos, es una mera comunicación.

A saber. En mi salario hay una parte importante que es variable. Esta variabilidad se mide en función de unos objetivos anuales que marca la empresa, pero que intentan contemplar puntos que dependan de cada trabajador.

Obviando el hecho de que se definan objetivos anuales a 28 de junio, leo la hoja que me entrega mi jefe:
- Cumplir fecha de entrega del proyecto X para el 15/10. Esta fecha podrá ser revisada: 16 puntos.
- Cumplir los hitos y tareas que se definan para el proyecto Y: 5 puntos
- Conseguir una productividad acorde con lo dispuesto en el anexo que se entregará próximamente: 15 puntos.
- Pendientes de definir: 10 puntos.

Le digo a mi jefe:
- No voy a firmar esto.
- ¿Por qué?
- Porque el 46% los objetivos no están definidos, y si tengo que firmar una definición de objetivos que nos los definen es como firmar una hoja en blanco.

Y siguió la coversación por una hora, hasta que mi jefe concluyó en que soy muy "cuadriculado", y que "a ver qué hacemos".

Puesss no sé, ¿quizás que me definan unos objetivos?

Ante su reiteración de cuadriculamiento se levantó la sesión.

A las pocas horas me cruzo con el irresponsable de RRHH (irresponsable por no haber dimitido hace siglos, poniendo en riesgo la salud mental de los que por aquí curramos, la suya incluida) y me convoca a una reunión para la tarde para hablar de los objetivos (ya está, el chivato de mi jefe que le ha ido con el cuento del rebelde rojo sindicalista).

Acudo por la tarde y se me presenta el director general (mi jefe no sólo se chivó al de RRHH, sino que fue llorando al jefazo porque le había quitado la pelota).

Vuelta a lo mismo. Quizás es que no entiendo muy bien eso de "Pendientes de definir".

Tras unas cuantas vueltas de tuerca a mi cuadriculamiento (ya voy rozando con las aristas por las paredes) se concluye que "los objetivos no son negociables".

Acabo la reunión agradeciendo las molestias que se toman en explicarme los objetivos.

Esta mañana me llama mi jefe: "¿qué has pensado?".

Puesss, no sé, ¿en quién ganará el mundial ahora que nos han eliminado?

Total, que sigue la legión de elefantes rosa y esta tarde nueva sesión de terapia con el de RRHH: ¿Cuantos dedos ves en esta mano? ¿Y si el partido te dice otra cosa, cuántos dedos hay?

27.6.06

En eso estoy pensando yo

Y siguen con el clienting este. Hay que reconocer que se lo curran, pero cada vez me convenzo más que en mi empresa trabaja la Cañizares de "Cámara Café", sino es que no me lo explico.




PD: Me pregunto si el obsequio para los que participan será el bote de rimmel.

26.6.06

Campaña interna

Los departamentos de marketing, además de us trabajo fundamental para abrir negocio, a veces se entretienen en campañas internas que los empleados solemos acoger con cierto excepticismo. Sin embargo en ocasiones estas campañas rozan lo subrealista, sobre todo cuando la empresa no tiene muy claro para qué tiene el departamento de marketing.

El viernes todos los empleados nos encontramos sobre la mesa un espejo envuelto en celofán (uno de estos con dos caras, una de aumento). Tras los comentarios del estilo "esta mañana me he dejado el rimmel en casa" (el 80% de la plantilla es masculina) nos encontramos en nuestro correo el siguiente mensaje del departamento de marketing:



¿Clienting? ¿Redacción?... preguntaré a mi jefe a cuanto me pagan la hora de redactor (no esperarán que la escriba en mi tiempo libre).

23.6.06

El triunfo de mi equipo

La emoción desacerbada que muestran los hinchas de los eventos deportivos se puedne justificar por la necesidad de evasión que tenemos, ser partícipes de los triunfos y fracasos de otros, triunfos y fracasos que no nos van a aafectar en lo más mínimo (rememorando al mejor Pumares refiriéndose al cine: "La magia está en que durante dos horas los problemas los tienen otros").

Sin embargo no es justificable hacer de la evasión un motivo de vida o una justificación de actuaciones, pues el que supuestamente es "nuestro equipo" no es ni más ni menos que una entidad con ánimo de lucro queofrece un espectáculo que luego podría comentar.

Me imagino que algo así sucediera con la bolsa, por ejemplo, donde un presentador, un animador alocado y un comentarista (supuestamente especializado) nos retransmitieran con pasión las fluctuaciones del valor de ciertas empresas. Además que hubiera comparaciones internacionales, así se alegraría cuando suben las acciones de Telefónica y bajan las de Vodafone. Un montón de hinchas (esto es, los que se ponen la camiseta con el logo de la empresa, pero sin ganar ni perder un euro pase lo que pase) saldrían a la calle a mojarse en las fuentes y a tocar el claxon del coche.


En esta ocasión no he puesto mucha pasión, pero ciertamente creo que es la vez en la que más próximo estoy de decir que "ha ganado mi equipo": El Unicaja campeón de la liga ACB.

En Unicaja tengo algún dinerito (la nómina va por ahí), para Unicaja he trabajado bastante tiempo (de forma indirecta), y mi mujer también tiene contactos profesionales con Unicaja, con lo cual estamos más cerca de ese equipo que de cualquier otro.

Claro, que no sé porqué me da a mí que no nos van a dejar ningún cachito de la tarta.

20.6.06

Hoy es un día...

...en el que el sol sale y se pondrá, como cualquier otro.

En el que la gente nacerá y morirá, y el resto seguiremos indiferentes ante ello.

En el que el despertador ha sonado a la misma hora de siempre, en el que tendré que pasar de puntillas por las horas de trabajo, sin hacer ruido y así no despertarme de la ilusión que soy yo quién controla el tiempo.

Y es que a fin de cuentas, cuando se gira en el nirvana, tranquilo y sin perturbaciones estridentes, un nuevo día es sólo una oportunidad de seguir viviendo una sensación de moderada felicidad.

Por tanto, carece de importancia que según el Papa Gregorio XIII hoy se cumpla un ciclo desde el día en que sucedió la insignificancia (muy importante para mí) en que mi madre me trajo a este mundo.

Supongo que esta celebración tiene sentido para hacer sentir especial a los niños y mayores, regalándoles un día de protagonismo como si hubieran realizado alguna hazaña importante que merezca agasajos. Pero al día siguiente se vuelve a la cruda realidad de la vulgaridad cotidiana.

Por eso prefiero disfrutar de esa vulgaridad, no romper mis tímpanos con ninguna estridencia y seuir celebrando de forma constante el "no cumpleaños", sin que nadie se entere, sin que haya felicitaciones de compromiso, sin que haya palmaditas forzadas.

Hoy es un día en el que seguiré prefieriendo un beso por cariño sincero a un tirón de orejas por tradición.

15.6.06

Mirarse al espejo

De pequeño me miraba en el espejo del cuarto de baño durante largo rato. Veía una cara de un niño feo, quería ser como John Travolta pero mi cara no volvía loca a las niñas. Tras unos minutos mi cara se empezaba a deformar, y siempre me preguntaba cómo sería cuando creciera.

Hoy en día el espejo del cuarto de baño no sirve para verme la cara, pues cuando estoy frente a él es para realizar alguna tarea muy específica (el afeitado principalmente) a unas horas en las que los párpados apenas se abren. Sin embargo el espejo del ascensor nos obliga a fijarnos en los pequeños detalles de nuestra cara, pues en los segundos del viaje no hay mucho más que hacer (o el espejo o ver pasar los números de los pisos).

Por fortuna no hay tiempo para ue la cara se deforme, pero ya veo la cara de persona mayor que deseaba de niño. No envidio aquella edad ni aquellas cara, por más imperfecciones que tenga la actual, pero me pregunto qué pensaría aquel niño si me viera ahora. Sólo estoy seguro que seguiría prefiriendo la de John Travolta.

12.6.06

La firma que nos identifica

Estos días se ven en la tele a muchos futbolistas que le firma autógrafos a niños (y no tan niños) con motivo de la densidad de jugadores que hay por obra del mundial.

Cuando los veo firmar supongo que no lo harán con la misma firma con la que rubrican sus contratos, pues un autógrafo en mal sitio podría suponer mucho dinero (a no ser que firmen con sangre).

Por tanto es de suponer que los autografiadores tienen dos firmas, y ambas diseñadas con algo de meditación. Como la de los notarios, que una firma que ocupa medio folio no se le ocurre a uno de la noche a la mañana (habrá algún tema en notarías que cuente cómo hacer una firma pareciendo que se está pintando un Miró).

Y eso me hace dudar de si mi firma no tendría que estar un poco más cuidada, si quizás la que uso para firmar los (el) contratos (contrato) millonarios (en falsas esperanzas) debería ser un poco más elaborada que el garabato que uso para firmar el correo certificado.

Y es que hay quién le saca la personalidad a uno por la firma, y yo me pregunto ¿me sacaría a mí la personalidad de cuando tenía doce años? Pues es a esa edad cuando, tras mucha meditación, elaboré una firma.

La meditación fue tal que así:
(Mamá) - Recuerda que mañana vamos a comisaría para sacarte el DNI, que si no te pueden dar el graduado.
(Bachillerito) - Sí mamá.
- ¿Has pensado ya la firma que vas a poner?

Uy, a las once de la noche me puse a hacer garabatos (algo así como escritura automática, por el sueño que tenía) y al que se repitió dos veces se la otorgué. Lo practiqué un puñado de veces y ¡voilá! ya tengo firma.

Hay quién se la cambia cuando madura. Yo sólo le añadí una línea debajo para poder escribir dedicatorias a mis fans (dejo el espacio justo para escribir "con cariño" o "para fulanita")... y no sé yo si esto significa haber madurado mucho desde entonces.

8.6.06

48:46

A veces, cada vez menos, escribo mensajes con algo de contenido, o en lo que cuento alguna reflexión (de esa trascendentes para la humanidad), pero como esto no deja de ser un diario (ya casi semanario) donde puedo registrar algunos hitos que me gustaría recordar voy a continuar con la anotación de nuevos registros deportivos (todos ellos records mundiales, por supuesto).

Hace unos días iba a haber escrito con una nueva marca para los 10 Km, que los pude despachar en 49:26. Sin embargo, entre la escasa actividad del blog y que esa no era la mejor marca del mundo mundial (en concreto era la segunda) pues lo dejé pasar.

Pero ayer llegó la hazaña de la que dejo constancia: 48:46

Me encontré físicamente bien, y el entrenamiento callejero de las últimas semanas ha fortalecido las piernas, lo que me permitió llevar buen ritmo a pesar de llevar la respiración al límite. El resultado fue rebajar en 24 segundos la anterior mejor marca.

Como parte de ese entrenamiento estuvo el conseguir mantener dos horas de carrera continua. Mi intención es llegar a los 20 Km (ya tengo nuevo reto), pero me quedé en 16 Km, con un dolor de piernas y de caderas (primera vez que me duelen las caderas) del que me costó varias horas recuperarme, y es que los botecitos del trote cochinero con el que acabé el último tramo no es que sean de lo mejor para los huesos.

En definitiva, que ya tengo una marca que se me antoja casi insuperable, pero tengo un nuevo reto para intentar alcanzar el año que viene.

PD: Sí, sí, ya sé que esto v aa emocionar muchísimo a mi escasa, pero selecta, audiencia, pero es que a mí me sigue haciendo ilusión correr 10 Km.

5.6.06

Entrar en la clínica de House...

...es sinónimo de salir con la espalda hecha un queso gruyere. Creo que, de momento, el 100% de los pacientes que entran salen con la punción lumbar correspondiente, o con la tentativa de hacérsela (lo que es peor). ¿Cuántos capítulos aguantará la estadística?

Creo que hay tantas probabilidades de salir sin pinchazo como de encontrar una película de Hollywood en la que algún personaje no suelte la frase "cuando era niño...". Y es que no hay nada como echarle la culpa a los traumas infantiles para eximinirnos de toda culpa.

30.5.06

Rompiendo la rutina

En varias ocasiones he hablado de las tareas cotidianas que hacemos por rutina, así como de la repetición casi exacta de esa rutina. Por ejemplo limpiarse los dientes, ponerse los calcetines, lavarse las manos por la mañana... todo ello lo repetimos milimétricamente de forma automática.

Sin embargo hay veces que esa rutina se rompe sin esperarlo, ¿cuál es la causa?

Llevo unos años que, de forma irregular, voy al mismo gimnasio, usando la misma taquilla, y cambiándome de ropa con el mismo hábito. En esa rutina siempre me quito y cuelgo el pantalón con el cinturón puesto. Sin embargo ayer me saqué el cinturón, lo enrollé y lo guardé en un compartimento de la bolsa de deporte, todo ello sin quitarme el pantalón, cosa a la que procedí a continuación siguiendo el procedimiento rutinario.

Del cambio no me di cuenta hasta que, finalizado el ejercicio y la posterior ducha, me fui a poner el pantalón y me encontré (al ir a abrochármelo) que no tenía el cinturón puesto.

¿Habré sido poseído por el espíritu de Dan Brown?

29.5.06

¡Al rico cargo de piña, para el niño y la niña!

Hacía tiempo que no vivía situaciones tan pecualiares como la que hoy me ha acontecido en esta empresa en la que desarrollo mi trabajo.

Lo cierto es que hace tiempo que he llegado al convencimiento que todas las empresas tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, así como un sinfín de particularidades que hacen que a mucha gente les compensen unas u otras. Por tanto esto no es ni bueno ni malo, sino la salsa del estofado en el que se acaban convirtiendo todas las empresas con más de dos empleados.

Dado que la empresa crece se intenta organizar la forma de trabajar, y no sólo con procedimientos que nos permiten ahorrar papel, sino buscando mecanismos que hagan más eficiente la colaboración entre las personas (o la gestión del conocimiento, como a algunos les gusta llamar).

Así a la estructura habitual de directores, cargos intermedios, jefes de proyectos, etc. se añaden otros cargos con funciones específicas. De hecho actualmente hay un comité que está identificando nuevos "cargos", con lo que tenemos donde elegir: responsables técnicos, responsables de cuenta, consultor... o los de incipiente creación "especialista" o "facilitador" (familiarmente conocido como mamporrero).

Sin embargo supongo que la cosa será muy muy complicada, pues estoy implicado en un proyecto en el que intervienen varios grupos de trabajo, y había alguna dificultad de competencias (según la dirección, que el resto más o menos lo teníamos claro), y al empezar a hablar el gerente (ajeno a los intríngulis del proyecto) se refiere a mí como "jefe de proyecto", ante mi sorpresa. Dado que, ni de lejos, estoy en esas funciones en ese proyecto le pregunto cuál es la responsabilidad del que todos (casi) creíamos jefe de proyecto, otrogándole en ese momento el cargo de "delegado de la dirección".

Yo ya creo que existen más cargos que personas, pues a partir de ahora ejerceré como "jefe de proyecto" delegando las tareas que lo definen (según el plan de puestos) en el "delegado de la dirección", cargo de recientísima creación (en este momento un par de horas de existencia).