31.1.06

El peligro que se avecina (I)

Para romper la costumbre hoy no voy a escribir sobre un hecho pasado, sino sobre lo que está por venir, y es que hoy toca reunión ordinaria de comunidad de vecinos.

La bajada al submundo que supone el trato con una comunidad de vecinos más o menos antigua siempre trae perlas dignas de mención, pero también escenas poco edificantes como diálogos de besugos a volumen de discoteca o intercambios de opiniones que llegan a las manos, eso por no hablar de las perlas poéticas que se dedican algunos de ellos.

No creo que nadie pueda superar la sentencia: "esto es cierto porque el que me lo ha dicho no me mentido", pero seguro que mañana traigo algo para contar, aunque sólo sea la elección de presidente de comunidad por el método de la mano inocente.

30.1.06

Potaje de habichuelas

Uno no sabe muy bien cuál es el sentido de la relación causa-efecto al hecho de vivir en el sur y pillarse un resfriado en cuanto llueve más de un día seguido, quizás no me muevo del sur porque soy muy sensible a los cambios de temperatura y humedad, o quizás soy así por haber vivido toda la vida en zona de costa donde el termómetro tiene prohibido marcar menos de dos dígitos a mediodía.

El resultado es que después de haberme pasado el domingo bajo la manta hoy tocaba comer algo contundente, con lo que he sustituido mi habitual ensalada mixta por un potaje de habichuelas.

Reconozco que este hecho en sí mismo tiene una importancia vital para el transcurrir de la historia de la humanidad, pero no es de ello de lo que quiero escribir (principalmente para no influir en el devenir de la historia) sino de la normalización lingüística.

La primera palabra de la locución "potaje de habicuelas" creo que se reconocerá de forma similar a lo largo de toda la geografía de habla hispana, pero ¿qué se entiende por "habichuelas"?

He de decir que el plato lo he pedido después de comprobar qué contenía, pues otro compañero se lo pidió días atrás, así que he ido a tiro fijo: el planto era un magnífico potaje de lo que en Castilla se llaman "alubias blancas".

En Andalucía por habichuelas también se pueden encontrar "judías verdes" (confundiéndose continente y contenido), o incluso "habas". Y para evitar más conflictos lingüísticos directamente no existen las "alubias".

Y me pregunto yo: ¿no es mejor tener una idea más universal de los conceptos en lugar de centrarse en localismos?

Así de mayor a menor tendríamos:
Habas
Judiones (o fabes)
Alubias (pintas o blancas)
Frijoles (tirando de usos internacionales)
Judías verdes (su contenido suele ser menor que los frijoles)

Y esto pasa sin querer hacer bandera de localismos, que si por el Carod Rovira fuera tomar "pan con aceite" sin tomate sería delito en ciertas partes del territorio mundial (no me atrevo a decir "del territorio nacional", que me puedo meter en un lío).

27.1.06

Un beso por satélite

Desde hace un tiempo afloran como champiñones por la "blogosfera" los mensajes relativos a curiosidades diversas que se pueden ver en las fotos hechas desde los satélites, sobre todo desde que Google las ofrece en Google maps.

Haciendo gala de la originalidad que me caracteriza me voy a unir a la moda, pero con un matiz un poco distinto pues en lugar de viajar en el espacio propongo que sirva para viajar en el tiempo, o más concretamente en el recuerdo de las cosas que pasaron en nuestra vida.

La foto no la encontré en Google, pues el pueblo donde veraneaba está demasiado perdido en el interior de la península como para que los americanos se fijen en él. La fuente es el SigPac (un sistema de información de parcelas agrícolas), pero el resultado es el mismo.

Son muchos los recuerdos que tengo almacenados de este sitio, pero cuando vi la foto el primero que se me vino a la mente fue el recuerdo del primer beso (el lugar concreto del evento lo he marcado con un círculo). El viaje en el tiempo se remonta a cuando uno tenía catorce años, momento en que algo tan cotidiano como un beso se convertía en un mundo.

25.1.06

¿Conoce Wanadoo? (y II)

Varios días después de la misteriosa solicitud de alta recibo otra llamada de teléfono:
- Dígame.
- Hola, buenas tardes - dice una voz amable de una señora o señorita - le llamaba para preguntarle si conoce Wanadoo.
- ¿Qué?
- Que si conoce Wanadoo y su oferta de conexión a Internet de 20 megas y...
- No siga, no siga, conozco Wanadoo ¡demasiado!

No era plan de cebarme en la pobre teleoperadora, que ante la respuesta no pudo más que despedirse pidiendo disculpas.

Tras esto he llegado al convencimiento que Wanadoo rozan la inutilidad absoluta en su gestión de clientes, además de tener explotados a unos cuantos teleoperadores (subcontratados, por supuesto) cuya única misión es ser el frontón donde rebotan todos los problemas de los usuarios.

En fin, ¿cuál será la siguiente?

24.1.06

¿Conoce Wanadoo? (I)

Uno entiende que el deficiente servicio de atención al cliente que en ocasiones ofrecen algunas empresas se debe (como todo en el mundo de la empresa) a un ajuste de costes, pues siempre que los clientes que se quedan sean más que los que se van las cuentas cuadran.

Sin embargo hay situaciones que te hacen pensar en que algunas empresas o son inútiles totales o actúan a mala leche (me inclino por la primera opción, pues me extrañaría infinito que llegaran un nivel de eficiencia suficiente como para actuar coherentemente en algún sentido).

Hace unos meses tuve que abandonar mi operadora de toda la vida, sin embargo se ve que me echaban de menos pues hace unas semanas recibo una llamada que de absurda resulta hilarante:
- Buenas tardes, ¿el señor Bachiller?
- Sí, soy yo.
- Llamo de Wanadoo y tengo una petición suya de alta de ADSL de 20 megas.
- Estooo, ¿de cuándo es esa petición?
- Está pendiente desde el mes de abril.
- Ah, vale. Llega un poco tarde ¿no cree? Principalmente porque hace varios meses que me dí de baja de todos los servicios con Wanadoo y Uni2.
- Pues disculpe, señor.


Lo dicho, demasiado subrealista como para hacerlo a propósito.

Sin embargo la cosa no acaba aquí (mañana más).

23.1.06

Salir de parranda

El pasado viernes se organizó una salida nocturna a cuenta de la despedida de una becaria, que finalizaba su actividad en la empresa.

Nunca fui de los de salir de parranda, pero debido a algún compromiso alguna vez tuve que hacerlo (entiéndase por compromiso alguno del momento o alguno con vistas a futuro), con lo que rememoré brevemente la vida de estudiante (por más que se diga sigo pensando que la vida de currito es millones de veces mejor que la de estudiante).

Tras la cena compartida el grupo se dirigió a ún pub donde la mayoría empezó a pegarse los primeros copazos mientras las chicas (algunas becarias y otras glorias corporativas) se agenciaban unos meneitos al ritmo de "reggaeton" (por lo visto esa es la música que se estila en estos tiempos).

Allí surgió la frase de la noche cuando un compañero dijo: "El que inventó las becas era un genio".

Y es que efectivamente los modelitos que lucían las becarias sin ser de escándalo eran dignos de no pasar desapercibidos ante unas mentes calenturientas (entiéndase todo el género masculino).

Poco a poco el local se fue llenando y claramente había muchas más mujeres que hombres, muchísimas (en mi época de estudiante no había tantas mujeres). Y los pocos hombres que se avistaban eran unos musuculitos descerebrados o tontos impresentables. Nosotros (parte del cuerpo de ingenieros de la empresa que, en esa ocasión, ejercíamos a la perfección de estatuas con whisky en mano) éramos los únicos dignos de ser tenidos en cuenta, seguro, pero las féminas no parecían percatarse de ello.

Sin embargo no pasó ni una hora cuando los años empezaron a hacer mella y me empezaron a doler los riñones y las piernas (y también que se acabó el vídeo con los mejores goles de la historia que estaban poniendo en las pantallas del pub), así que salí de aquel sitio con los oídos zumbando y me fui para casa pensando que si no es para salir de caza uno no entiende muy bien dónde está la diversión de esos sitios.

20.1.06

Quién te manda saber tanto

Hace tiempo creo que ya escribí sobre el tema (me da pereza buscar el post) pero de nuevo se ha vuelto a manifestar la cruda realidad laboral que los mejores son los más puteados.

Hace tiempo uno era de los que se dejaba la piel por la empresa, y la empresa siempre pedía más, y uno respondía, y te pedían más (a veces por más dinero, a veces no), hasta que un día reventé, y me mandaron de cara a la pared. A partir de ese momento me convertí en un pequeño cabrón que intenta trabajar estrictamente lo estipulado en el contrato, y vivo de miedo (salgo a mi hora todos los días desde entonces).

Esto me viene a la mente porque hoy han vuelto a enviar a un compañero a Madrid a pasar unos mesecitos, al mismo que hace no demasiado tiempo enviaron a Barcelona unos meses con la promesa de no repetir, al mismo que antes habían tenido un año fuera de casa... El argumento de la empresa es que "el cliente le pide con nombres y apellidos", y es que no se puede hacer las cosas bien.

Si en su primer proyecto simplemente hubiera cumplido sin entusiasmar el cliente no le hubiera vuelto a pedir y ahora viviría mucho más tranquilo, así que la conclusión es que hay que evitar hacer las cosas tan bien que te pidan repetir (salvo cuando cumples con tu pareja, que ahí nunca negaré hacer bises hasta la extenuación).

19.1.06

Zuviëh vs Claire

Hace algún tiempo apareció por este blog un comentarista a la que tenía pensado dedicarle al menos un mensajito: Zuviëh.

Siguiendo su enlace y viendo su blog adivino que es una persona peculiar o rara, entendiendo por raro algo de lo que no te ves rodeado todos los días. Y es esta peculiaridad la que me ha hecho ponerle cara pues no pude evitar establecer un paralelismo con Claire, la hija de la extraña familia de la serie "A dos metros bajo tierra".

No es ni un halago ni una crítica, pues tampoco tengo potestad ni conocimiento para ello, es simplemente una impresión que me pareció gracioso enunciar, aunque seguramente Zuviëh se moleste por ello (cosa que adivino inevitable), seguramente no tanto por el hecho de que la imagine pelirroja como por el hecho de verla a la luz del día.

Además Claire para mí sólo hay una, y no es ni Zuviëh ni la de "A dos metros". La genuina Claire es la protagonista del "Resident Evil", que por cierto también se relacionaba con los muertos (aunque sólo fuera para rematarlos).

17.1.06

El mecanismo del chupete

Tras un paseito por algunos blogs de autoría femenina se observa que las mujeres se siguen preguntando qué queremos los hombres, o lo difícil que es entendernos.

Personalmente considero las discusiones sobre "hombres y mujeres" como un despilfarro de neuronas absolutamente prescindible, pero no deja de llamarme la atención la dificultad que representa para algunas féminas entender lo que se me antoja evidente.

Todo esto me vino a la cabeza cuando hace unos días en el vestuario del gimnasio escuché una conversación que ilustra la profundidad del pensamiento masculino.

Reproduzco:
- ... es que la rubia esa está de película, tiene una carita de niña y un cuerpazo.
- Es cierto, esa te hace una paja sin tocarte - piropo que pocas mujeres sabrán apreciar.
- La próxima vez que la veamos a ver si nos acercamos a decirle algo, como que está impresionante y tiene un cuerpo de película.
- Sí, sí, seguro que ella te contesta que te estaba esperando a que le dijeras algo y que eres el hombre de su vida.


Lo dicho, el mecanismo del chupete... o al menos parecido.

13.1.06

10x50 ¿Y ahora qué?

Este año me propuse un reto que se me antojaba complicado, aunque sólo sea para romper la tradición.

Después del anónimo record de 55 minutos me propuse llegar en el 2006 a los 50 minutos para 10 kilómetros, tarea harto complicada máxime tras comprobar el estado en el que terminé hace unos días con los 53 minutos.

Sin embargo ayer tuve el día tonto, buen ritmo sobre la cinta del gimnasio, y para los últimos minutos me pusieron a toda pastilla el "Hung up" de Madonna que me pone a tope (no sé muy bien porqué pues no soy fan de Madonna), obteniendo como resultado la marca propuesta para este año.

Total que a 11 de enero ya he cumplido el objetivo, ¿y ahora qué?

Me niego a intentar superarlo o marcarme un 45 como objetivo, pues uno hace deporte para pasar un rato agradable, y estas marcas la verdad es que serán muy bonitas para recordalas, pero conseguirlas no es que sea del todo placentero.

12.1.06

El cuenco tibetano

Este año las obligaciones de obsequios navideños han pasado sin pena ni gloria, con gastos ajustados entre todos los intercambiantes de obsequios al saber que ninguno iba a hacer especial ilusión, lo justo para cumplir con el trámite.

Sin embargo un día estuvimos paseando por un mercadillo medieval que en esas fechas se estableció en una céntrica plaza de la capital. Entre los muchos y variados puestos de argentinos (vendían desde comida de barbacoa hasta jabones de aromas variados, pasando por todo tipo de artículos hechos a mano) pasaba casi desapercibido uno pequeñito de un joven español que tenía sobre el mostrador un buen número de cuencos tibetanos.

El hombre nos hizo una exposición sobre el origen y usos de los cuencos, aparte de una demostración de las propiedades acústicas que tienen. Cuando le preguntamos sobre el modo en que esos cuencos habían llegado aquí nos habló sobre su áfición por viajar al Tibet, desde donde se trae estos cuencos.

De entre los muchos cuencos que tenía expuestos me cautivó uno en especial por su sonoridad. No es el más grande, pero su sonido es sencillamente espectacular.

Un ligero golpe produce un agradable timbre, con una vibración duradera. Sin embargo la sorpresa viene cuando se frota con el palito recubierto de fieltro, pues el volumen de la vibración va subiendo y el sonido se puede mantener de forma indefinida (tanto como aguante el brazo dando vueltas al palo en cuestión).

El misterio parece estar en la mezcla de los siete metales que componen la aleación de la que está hecha el cuenco.

El resultado es que no pudimos resistirnos y así las navidades nos han obsequiado con un nuevo jueguete, resultando estar dándole vueltas al palito para escuchar el cuenco cada vez que llegamos a casa.




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10.1.06

Visita recomendada

Tras la experiencia cultural decidimos probar el contacto con la naturaleza, así que la mejor opción es el Jardín Botánico "La Concepción".

Aunque está bien señalizado llegar allí no es que sea evidente, pues la entrada está en una carretera de servicio junto a la autovía, pero hay sitio donde aparcar (por sitio que no quede).

La entrada tenía un precio razonable (tres euros) que incluían un folleto, un mapa con los itinerarios posibles y un calendario tamañó XXL, además de un guía que salé cada hora.

No vimos a tanto personal como en el Picasso, pero todo el mundo fue muy amable, aunque me dio la sensación de que fue así por lo raro que se les hace las visitas (un par de familias, cuatro guiris y poco más).

El paseo por el jardín es de lo más agradable, con gran variedad de especies a cual más pintoresca. He de decir que en la comparación de ambas visitas (Museo Picasso y Jardín Botánico) soy totalmente objetivo pues entiendo lo mismo de pintura que de botánica, y la decisión está muy clara.

El Jardín tiene varios rincones dignos de ser visitados para relajarse un ratito, destacando un paseo entre palmeras que acaba en un mirador desde el que se ve toda la ciudad.

Es una pena que el ruido de la autovía no ayude a crear un entorno idílico, pero no desluce el paseo.

Se me antoja que cuidar las plantas debe ser más costoso que limipiar los cristales de los cuadros, así que hay que reconocer el mérito (a quién le corresponda) de tener un Jardín Botánico tan majo.

9.1.06

Visita turística a evitar

De vez en cuando es importante tomarse unas vacaciones sin viajar, de dedicación a conocer un poquito más los lugares que nos son más próximos y dejar de lado los más lejanos (entre los lugares próximos incluyo una búsqueda del rincón perfecto del sofá).

Como en estas fechas suele ser habitual la visita de familiares la salida es obligatoria, pues aunque el sofá sea grande no le gustan los extraños.

Entre las cosas que he descubierto haciendo de guía voy a destacar la buena y la mala, empezando por esta última para quedarme con buen sabor de boca.


Se abrió hace poco, pero parece inevitable que al venir a Málaga hay que ver el Museo Picaso, explosición forzada donde las haya pues por más que quieran hacer comulgar con ruedas de molino Picasso se largó de Málaga en cuanto pudo.

Antes de que se abriera el museo Picasso la visita obligada era a la casa natal del pintor, que tiene entidad real como lugar donde aconteció un hecho concreto. Para acompañar hay un pequeño museo que tiene cuatro cositas, pero que es gratuito y se ve rápido.

Sin embargo con todo el bombo y platillo que le dan los políticos a estas cosas se abrió el mejor museo del mundo mundial.

Al llegar al museo el edificio es bastante majo, hasta que ves que el precio de la entrada es de 6 euros por la exposición permanente más 4'5 por la temporal. Para ser la primera vez lo dejamos en la permanente.

Nada más entrar uno va viendo el porqué del clavo de la entrada, pues hay personal para aburrir. Una persona en cada sala, en cada patio, en cada puerta, en cada escalera. Todas ellas equipadas con "pinganillo" y con uniforme negro.

Ya entrando en materia uno piensa que en un museo va a haber piezas interesantes, y entre los cuadros que vimos había cosas curiosas (y no me refiero sólo a los marcos de los cuadros), pero verlas detrás de un cristal... bueno, otro tanto del precio de la entrada se irá en limpiacristales.

Sin embargo a medida que van pasando pinturas uno tiene la impresión que han colgado hasta los rallajos que Picasso hizo en las servilletas de los bares.

Bocetos, experimentos, anotaciones... ya no es que se exponga arte más o menos digerible, es que se expone cualquier cosa.

La parte buena es que la exposición es pequeña... y que no entramos en la exposición temporal de cerámica.