28.3.06

El cambio del cambio

No, no es un eslógan político, es el motivo por el que ande yo más liado que la pata de un Romano.

Después de mi travesía profesional por el desierto, un compañero ha decidido que su futuro no está en el sector privado y me ha sido otorgada la vacante que deja.

Se podría interpretar como una mejora, pero teniendo en cuenta que este compañero sólo avisó con cuatro meses de antelación de su marcha, y que la designación se ha hecho sólo una semana antes, está claro que me ha tocado en suerte (o desgracia) el puesto porque no consiguieron encontrar a otro pardillo que pudiera dar el pego.

Tampoco es una mejora porque realmente vuelvo a donde estaba hace tres años, lo que realmente no me importa, pues con tal de tener un poco de actividad casi todo vale (estaba harto de hacer sudokus).

Y en esas estoy cuando hoy me llaman para una nueva entrevista de trabajo, en concreto para una empresa de videojuegos. La cosa aparentemente era golosa y me podía sacar de la rutina del software para empresas. Sin embargo uno es muy curioso y me he puesto a investigar sobre la empresa candidata... el resultado es que mucho me temo que me quedan unos cuantos años sin moverme del sitio (ya creoq ue me jubilo sin emigrar a Nueva Zelanda :-P ).

23.3.06

Resuelto el misterio del secamanos

De nuevo una prueba experimental ha desvelado otro gran misterio que asolaba a la humanidad: por qué la máquinas de secar las manos no sueltan suficiente aire como para dejar las manos secas.

Este misterio ya lo expuse hace unos meses (El misterio del secamanos), tiempo que he dedicado a realizar una ardua investigación consistente en contar de viva voz los segundos en lso que la máquina expulsaba aire.

He constatado que la primera vez que se pulsa el tiempo que tarda en apagarse es sustancialmente menor que las siguientes veces que se pulsan (no he hecho la prueba a partir de la segunda pulsación consecutiva).

En la máquina de muestra la primera vez que se pulsa permanece de 30 a 40 segundos expulsando aire, mientras que la segunda vez permanece de 50 a 60 segundos. De esta forma la primera vez nunca seca las manos completamente, y la segunda vez siempre se deja soplando para evitar abrasarnos la piel.

Las causas de tan curioso comportamiento sólo están al alcance de la mente divina, así que este mortal común se da por satisfecho con haber constatado el hecho.

He dicho.

22.3.06

Con qué me duermo el martes

Dada la calidad media de las televisiones en abierto (las "cerradas" no es que ofrezcan mucho más, pero algo se pilla) el mejor uso que le suelo dar a la caja tonta es el de somnífero, salvo honrosas excepciones como son el DVD y la PlayStation (que no cuentan).

Sin embargo hay pinceladas que a veces apetencen ser vistas, bien sea por curiosidad, divertimento o buena calidad. Con lo poquito que se prodigan los espacios de estas características bien podrían distribuirse uniformemente a lo largo de toda la semana, de tal forma que todos pudieran ser degustados (sirva el términao ahora que tanto están de moda los programas de cocina).

Pero no, hay que acumular las cuatro cosas interesantes en las mismas horas de tal forma que uno necesite dos vídeos y una pantalla de esas que permite ver dos canales a la vez.

Hace no mucho los martes era una noche de desierto, habiendo cierta lucha por los lunes, miércoles o los jueves (el resto de los días siempre han sido una birria). Sin embargo se acumulan ahora unos cuantos espacios dignos de ser vistos, aunque sea de reojo, y que obligan a uno a descartar algo (o pedírselo a la mula).

La elección empieza por House (indiscutible), que se simultanea con "Numbers" (aparentemente curiosa, aunque policiaca como casi todas), el Quintero (ideal para las pausas de larga duración de otros canales, pues dos horas se hacen un poco largas) y Urgencias (otro imprescindible maltratado que hace que el vídeo grabe y grabe en su búsqueda).

Para compensar hoy toca el "un poquito de por favor" y "Los Serrano", alto nivel... aunque nunca está de más no perder de vista "Los Jamones" que se lucen en "Los Serrano".

20.3.06

Día intenso

Hay días que casi suponen una travesía en el desierto, pero hoy ha sido intenso, quizás demasiado, mejor que se dosificaran.

Primero reuniones múltiples, que cumplen la función de bajarte los humos cual suerte de varas. Luego convocar un Asamblea de Trabajadores a sabiendas que van a ir cuatro ganos (estamos vendíos), posteriormente a bregar con la desagradable situación del despido de un compañero. Y de postre recibo la notificación de que me trasladan (unos 300 metros, para ser exactos).

Lo peor que la dieta a base de palmeras y croissants de máquina no se me antoja muy saludable.

17.3.06

Tecnología y relaciones sociales

Si bien es cierto que hay innovaciones tecnológicas que favorecen cierto contacto de tipo social (por ejemplo los foros de internet) en el día a día la tecnología puede hacer que se vaya perdiendo el trato directo entre las personas.

Ayer me dí cuenta que las innovaciones tecnológicas están afectando a mis relaciones vecinales, de hecho las ha reducido casi a cero.

Antes de que instalaran el nuevo ascensor en el bloque, cuando uno tenía que compartir viaje con un vecino, yo siempre preguntaba: "¿a qué piso va?", y recibía un ordinal como respuesta. Reconozco que la conversación era escueta, ni tan siquiera un "¡qué tiempo tenemos!", pero eran relaciones al fin y al cabo, y daban la sificiente confianza como para vocalizar un "adiós" cuando alguien finalizaba su trayecto.

Ahora el ascensor recuerda todos los pisos pulsados, así que entro, pulso el mío y dejo que el vecino pulse el suyo. El ascensor hace su trabajo, y cuando llega al piso del vecino (el mío suele estar más alto) no hemos entablado suficiente conversación como para despedirnos, así que alguien esboza un "hmmm", respondido con otro "hmmm".

De esta forma la mejora tecnológica ha dado al traste con toda la comunicación verbal con mis vecinos.

16.3.06

Sesiones de descontrol

Aunque, aparentemente, este post pudiera salirse del tono habitual de banalidades del blog para hablar de política (suponiendo que la política no sea una banalidad), la realidad es que la trascendencia de la historia del llavero, que sigo guardando en el maletero, es mucho mayor que cualquier comentario sobre la clase política que luce el palmito (no hay más que rascar) en televisión.

Hace años a Felipe González, cuando presidía el gobierno de este país, se le ocurrió inventarse un minidebate a la medida de la televisión: "La sesión de control al gobierno".

La idea estaba bien vendida: la oposición tiene un corto período de tiempo cada semana para hacerle las preguntas que quiera al gobierno.

Sin embargo la intención no era informar o controlar (ningún político podría ser tan atrevido), sino crear un espacio donde surgieran titulares para tener entretenidos a los medios de comunicación y, por ende, a los espectadores. Para evitar que los periodistas se perdieran entre largos debates sin contenido la fórmula debía ser cortita, para que nadie perdiera el tiempo (para no decir nada sobra con quince minutos).

Hoy aparecen en los medios el resumen de la sesión de control de ayer, con preguntas altamente trascendentes y respuestas acordes a las preguntas.

A ver, a ver, si yo tuviera delante a la vicepresidenta del gobierno y me dejara hacerle una pregunta no lo haría sobre alternativas a la acogida de las oleadas de inmigrantes, o sobre el preci ode la vivienda, o sobre las cifras de paro en un sistema basado en contratos basura, o sobre los problemas de los pequeños empresarios... no, eso sentaría un peligroso precedente. La pregunta, sin duda alguna, sería: "¿Cuándo va a vestir como una vicepresidenta y dejar de disfrazarse?".

14.3.06

Las vendo a pares, oiga.

A acudí al taller para sustituir el llavero neumático con el que llevo cargando desde hace unos días.

- Buenas tardes, quería una rueda.
- ¿Una? Puedo venderle una, pero no sería legal llevar ruedas distintas en el mismo eje.
- Es que tengo la de repuesto pinchada, ¿no puedo cambiar sólo al de repuesto?
- Sí, pero si la pone le pueden inmovilizar el vehículo, salvo que sólo la use para repuesto y la cambien lo antes posible.
- ¿Y qué solución tengo?
- Comprar dos ruedas.

Estooo. O sea, que si tengo que sustituir una rueda y no localizo exactamente el mismo modelo y marca que el de la sustituida tengo que comprar ¡cinco!

A saber: compro una de repuesto, pero como en un eje las dos deben ser iguales la opción es comprar dos y guardar la de repuesto. Claro que si se me pincha una de las nuevas no tendría repuesto para ese eje, así que la de repuesto también debería comprarla.

En este punto tendría dos ruedas de tipo A en un eje, y dos ruedas de tipo B en el otro, más una de repuesto para cada eje (más una que me sobra y el llavero). Si meto dos ruedas en el maletero tendría que meter en casa toda la basura que tengo en el coche, así que al final mejor cambio todas las ruedas (y meto en casa las cuatro ruedas viejas... y el llavero).



Mucho me temo que otra vez va a tocar pagar el impuesto revolucionario del servicio técnico oficial, que (supongo) sí que tendrán una rueda exactamente igual al llavero.

13.3.06

Dónde están las llaves

A alguien se le han perdido unas llaves. Actualmente están incrustadas en la rueda (que ahora es de repuesto) de mi coche, lo que supone un bonito llavero que impedirá que se vuelvan a perder (no hay narices de sacar las llaves del "llavero", así que el pack es inseparable).

El encuentro me ha permitido inaugurar un nuevo registro que seguramente podré ir mejorando en el futuro, aunque prefiero no tener la oportunidad de superarlo. Cambio de rueda en treinta minutos (cifra aproximada).

De nuevo sobró una pieza y me cargué el tapacubos, demostrando otra optimización posible en el diseño del automóvil.

10.3.06

Una se cierra y otra se abre

No hace mucho tiempo me decidí a poner en el blog unos cuantos enlaces a algunos vecinos que me parecieron interesantes, pero casualidades de la vida va uno de ellos y cierra.

Las entradas en la web del estratega me parecían encomiables por la facilidad que parecía tener el autor para identificar la causa de todo lo que analizaba.

Sin embargo la semana pasada la página cerró "por vacaciones", lo que puede pasarnos a todos. Lo que más me apena es que además haya eliminado el acceso al valioso contenido que había en el blog. Espero que pueda volver pronto.


Pero a rey muerto, rey puesto. No hace mucho descubrí una nueva joya: http://www.quevidamastriste.com/

Una de las gracias de Internet es que como medio de comunicación relativamente nuevo hay espacio para la innovación. Cierto es que las desventuras de Borja no son del nivel intelectual de las del Sr. Martínez (el estratega), pero hacía tiempo que yo no lanzaba una carcajada a mandíbula batiente.

Cuando le enseñé la web a mi mujer me di cuenta, además, que lo que ofrece es algo así como un culebrón para hombres, pues su reacción al verlo fue similar a la mía al ver "Sexo en Nueva York". En ambos casos uno se descojona y el otro esboza un "pssss, está bien".

Se ve que las mujeres encuentran gracioso el binomio "sexo-modelitos de ropa" y los hombres "sexo-PlayStation". Los binomios no se pueden cruzar, pero por fortuna se encuentran en el sexo, que es lo que realmente importa.

El misterio de los jueves

Después de mucho tiempo de observación he podido constatar que los jueves hay mucho menos tráfico de lo habitual, al menos de en camino de casa al trabajo.

Este hecho ha quedado constatado desde el puntu y momento en que he podido hacer predicciones del estilo: "este jueves habrá menos tráfico", habiéndose cumplido a rajatabla (a rajatabla y a ojo).

Ahora falta poder cuantificar la reducción del tráfico en minutos de sueño adicionales.

8.3.06

Desfile de modelos

Después de que me rayaran he decidido aparcarlo en una calle diferente a la que solía hacerlo. Hace unos días que uso el nuevo sitio y desde entonces he pensado que tengo que cuidar un poco más mi vestimenta, pues me toca realizar un pase de modelos ante los ojos de una serie de personas que me observan atentamente desde sus coches.

El origen de la situación se debe a que dejo el coche cerca de una empresa en la que los empleados deben cumplir el horario a rajatabla, con lo que se acumula todo el mundo alrededor de la puerta (la mayoría sentada en sus coches) esperando a que llegue el minuto exacto en el que deben acceder a la empresa.

Dado que yo llego un par de minutos antes que el suyo de entrada cuando me bajo del coche todos me siguen con la vista, y no me queda más remedio que lucir el palmito ante tan atento público.

Lo cierto es que esta es la situación ideal para un artista que quiera hacer sus primeros pinitos, pues ya tiene el público dispuesto a observar atentamente. Claro, que no sé qué artista se brindaría a hacer una performace antes de las ocho de la mañana.


La empresa en cuestión tiene su curiosidad, pues donde todo el mundo se gasta el dinero en publicitar la empresa y hacerla notar mediante coloridos rótulos ésta tiene suficiente con un folio pegado en el interior de la única ventana que no está tintada. Dado que en este folio se puede leer "Fancy gems" deduzco que esta discrección responderá a motivos de seguridad, pues todo apunta a que sea un taller de tallado de piedras preciosas.

7.3.06

Conversaciones de vestuario

Ir al gimnasio a horas punta tiene las incomodidaes propias de los lugares masificados, teniendo que esperar para hacer algún ejercicio o teniendo que escoger alguna taquilla en un incómodo rincón. Sin embargo el inconveniente se vuelve altamente interesante cuando uno puede asistir a los pequeños fragmentos de la vida de las personas que se comparten en el vestuario.

Tal y como sucedía en aquel episodio de "Los Simpsons" hoy voy a ilustrar pequeños fragmentos de esas vidas cotidianas ilustrados por las conversaciones cazadas al vuelo en el vestuario.

(Dos señores de más de 50 años, uno de ellos con una prominente barriga)
- Mi padre dividió las tierras en dos y sorteó una mitad para cada hermano.
- Pues mi suegra, antes de morir, vendió todo lo que tenía y repartió el dinero a partes iguales entre los cinco hijos.

...

(El señor de la prominente barriga saludando a otro de unos 35 años, de casi 1'90 de alto y algo delgado)
- Holaaaaa. Casi no te había reconocido.
- Es que hace un mes que no vengo, he estado muy liado con el trabajo.
- Has adelagazado mucho.
- Sí, 48 kilos desde mayo.


...

(Dós hombres entorno a los treinta años)
- Hoy no tengo ganas de nada, estoy cansado y tengo sueño.
- Pues yo tengo ganas de follar.
- Sí claro, eso también.



PD: Marca estable en 49:20, aunque sintiera que las piernas y brazos se dormían (un hormigueo que apareció a partir de los 30 minutos) y el corazón parecía que se quería salir del pecho.

3.3.06

Pensar las cosas un minuto

En ocasiones nos lleva tiempo tomar una decisión, y dejaos las ideas madurar hasta que en el último instante tomamos una decisión apremiados por la falta de tiempo.

Algo así es lo que le tiene que haber pasado al responsable de RRHH para un viernes por la tarde convocarnos a unos cuantos a asistir a un curso el lunes por la noche (digo bien, por la noche, pues empieza cuando en teoría acaba nuestro horario y acaba a las nueve de la noche).

Evidentemente el curso se va tener que cancelar por falta de asistencia, pues ya somos unos cuantos que hemos argumentado razones personales para no cambiar el horario (las mías son que tengo que ir a mi casa a rascarme el bajovientre, pero al ser personales no las argumento).

Cierto es que en el mail que ha servido por toda convocatoria (toda y única noticia de que tal curso existía y de que ya había sido uno de los elegidos) se especifica que el lunes puedo entrar varias horas más tarde, pero el esfuerzo es baldío ante la falta de planificación o la toma de decisiones de última hora.

Justifico así la cosa, pues no quiero creer que la decisión llevaba varios días tomada y, por estar muy liado, no se ha comunicado hasta el último momento.

En fin, cosas que sirven para que uno tenga anécdotas que contar (el hecho de que haya personas sin proyectos mientras se están contratando en masa a otras personas no es una anécdota, eso es algo demasiado increíble como para contarlo).

2.3.06

Subida al Torrecilla (II)

En el punto final giré la mirada y lo que vi me acojonó sutilmente, pues había caído una densa niebla que no estaba allí cuando llegamos. Por fortuna había bastante gente a la que se podía seguir de cerca, lo que nos permitió encontrar el camino de vuelta (a veces de pie, a veces de lado, a veces sentado).



El camino de vuelta repitió puntualmente todos los hitos anteriores, aunque llegados a la antena encontramos un carril que llegaba hasta donde teníamos el coche, lo que nos ahorró pasar por el trago de bajar por el bosque (bastante mal trago habíamos pasado bajando la pendiente del tramo final de la subida). Desde luego si llegamos a conocer antes el carril le iban a haber dado morcillas al pinsapar, aunque la verdad es que el paraje merecía la pena el esfuerzo.

Al final fueron algo más de siete horas, que concluimos en el merendero del punto de partida haciendo nuestra comida (comida que paseamos convenientemente por toda la montaña, pero que no consumimos pues la necesidad principal era acabar el camino).


El resultado fue un día bastante entretenido, con unas vistas muy buenas, y con unas quemaduras en la cara y en los ojos que me hacen plantearme presentarme al casting de alguna película de zombis (la verdad es que me parecía raro eso de ver círculos flotando sobre la nieve similares a las luces de las películas de ovnis, aunque creo adivinar que eran fruto del deslumbramiento que me ha dejado los ojos inyectados en sangre).

1.3.06

Subida al Torrecilla (I)

Aprovechando que mi mujer está de viaje me planteé hacer alguna de esas cosas en las que es complicado llegar a un consenso en la vida en pareja. Dado que jugar diez horas seguidas a la Play ya no está en mi lista de tareas pendientes el reto tuvo que ser mucho menos hogareño: subir al pico más alto de la provincia.

"El Torrecilla" luce unos magníficos 1919 metros, lo que le permiten estar cubierto de nieve en invierno en una región en la que la nieve sigue sorprendiendo (hasta ayer me encantaba escuchar como cruje la nieve bajo las botas).

Lo peor de las salidas al campo son las horas de coche previas y posteriores a la caminata, lo que ayer sumaron cuatro horas, la mayor parte de las cuales por carreteras de montaña y carriles forestales donde los "baches" adquirían dimensiones épicas.

La ruta partió de "Los Quejigales", zona de acampada donde dejamos el coche para adentranos en un bosque de pinos donde nos pusimos de barro hasta las rodillas por los riachuelos que corría por allí.

Posteriormente se atraviesa "La Cañada del Cuerno", un bosque de pinsapos donde, además, se pudo ver alguna que otra cabra montesa. Por desgracia lo que antes eran riachuelos ahora era hielo, y uno tenía bastante con intentar mantener la verticalidad mientras subía.

En esta zona la orientación se me antoja complicada, pero nos enganchamos con un grupo de excursionistas de lo más variopinto (desde jubilados a niños, todos tan inexpertos como nosotros, pero menos osados pues llevaban un guía).

A medida que se subía los árboles empezaban a escasear, dejando paso a la nieve. Uno podía elegir entre los senderitos helados o el medio metro de nieve a cada paso.

El siguiente hito fue el puerto de "La Pileta", desde donde se divisaba el destino final. Cerca de ese puerto hay una antena con una caseta a la que nos acercamos para hacer una parada técnica y protegernos de la ventisca.

Más adelante se llega a un nevero, luego nieve y más nieve hasta llegar a los pies del Torrecilla, donde hay una decapitada imagen de "La Virgen de las Nieves".

El tramo final fue durillo por lo empinada de la pendiente (había un sendero, pero estaba cubierto por la nieve), aunque llegamos desperdigados al cordal del puerto:



Estando a punto de coronar el hielo se acumulaba por todas partes, con lo que nos quedamos a escasos metros de la cumbre (quizás a cinco o diez), pero el acojone de la altura y la pendiente hizo que desistiéramos de seguir.