30.4.10

Adaptación

Son varios los días que llevo sin escribir, en parte por la falta de tiempo (que no tanto) como por dejarme un período de adaptación.

Con Ulises ya descubrimos que lo peor es pretender hacer cosas más allá de las obligaciones que marcan los bebés y las tareas domésticas, pues si luego no hay tiempo se empieza a llevar mal la cosa. Así que he evitado cualquier distracción para adaptarnos a la nueva vida.

Y tras unos días confirmo que, por ahora, esa nueva vida no es tal.

Héctor es un encanto, su vida se limita a dos actividades: comer y dormir (la actividad de llenar pañales la compatibiliza con las anteriores).

Ulises fue un bebé muy bueno, pero ahora nos hemos dado cuenta que su apego al contacto humano suponía cierta carga, cosa que con Héctor no sucede, pues se conforma con cualquier superficie lisa y blanda para echar su sueñecito.

Supongo que esto cambiará en breve, pues las dos semanas que se adelantó hace que que su cuerpo requiera dormir mucho, pero por ahora el aterrizaje está siendo de lo más suave.

Sin embargo he comprobado lo que significa ocupar el 100% del tiempo...

Al recibir al primer inquilino se ocupa una parte importante del tiempo, pero no deja de ser un bebé para dos adultos, lo que permite cierto juego (no diría tanto como el 50%, pero cierto margen). Sin embargo ahora somos dos para dos, con lo que el margen se ha esfumado, aunque se puede llevar con holgura dado que Ulises tiene sus horas de guardería y Héctor no es que tenga unas necesidades muy sofisticadas.

En definitiva, nos adaptamos los cuatro, y todos muy contentos con la nueva situación.

25.4.10

Ojos azules

Apenas acababa de empezar la tarde del 21 de abril cuando la enfermera trajo a la habitación una cuna de metacrilato, y en ella un bebé que nos pareció muy pequeño, pero muy guapo (a diferencia del resto de recién nacidos).

La enfermera empezó sus explicaciones protocolarias, algo así como la guía rápida de usuario, pero al ver nuestras caras dijo "vosotros ya sabéis esto ¿no?". Ante nuestra respuesta afirmativa se despidió amablemente.

Y allí estaba Héctor, aún sin nombre, en la cabecera de su cuna aparecía un círculo bajo una flecha que apuntaba a la una y media (curiosamente la hora de su nacimiento) acompañando a los apellidos de papá y mamá.

Sabíamos lo que teníamos que hacer, los nervios en ningún momento nos habían visitado y tampoco hicieron acto de presencia en aquel momento.

Sólo hubo cierta zozobra unas horas antes, cuando a las cinco de la mañana la mamá dijo "he roto aguas"... dos semanas antes de lo esperado, una semana antes de lo planificado... Sin prisa, pero sin pausa, activamos el protocolo, dejamos a Ulises en la guardería y fuimos al hospital.

La espera fue tranquila, todo aquello nos resultaba muy familiar.

Han pasado más de cuatro días y Héctor ya tiene personalidad propia. Desde el primer día nos mostró sus ojos y su agudizado instinto (lo primero que hizo al caer en brazos de mamá fue empezar a buscar su comida), ojos que hoy ya son azules e instinto que seguro que le hacen crecer rápido.

Le gusta dormir solo, en la cuna o en el sofá. Apenas se queja, al principio ronroneaba cuando tenía hambre, ahora simplemente activa su instinto de búsqueda.

Es fuerte, como su hermano, aunque haya pesado un kilo menos. Tumbado es capaz de girar la cabeza para seguir un sonido, sus pequeños dedos aferran con fuerza lo que se ponga a su alcance.

En solo un día nos ha cautivado a todos... y aunque la experiencia haya sido distinta al nacimiento de Ulises tengo claro con cual me quedo: con las dos.

21.4.10

Con prisa

Ulises sigue durmiendo plácidamente, pero hay quien tiene mucha prisa por salir de la cama...

20.4.10

Cosas que no se entienden

Tras más de año y medio con Ulises danzando por nuestra vida ya casi tenemos olvidados los momentos en que nos parecía raro ver como había gente que hablaba de que dormir poco y perder parte de tu libertad era compensado por el hecho de tener unos mocosos en su vida.

Tal es así que comprobé como era yo el incomprendido cuando con naturalidad contaba que nos teníamos que levantar a dar el biberón de las tres de la mañana, asumiéndolo como algo natural.

O que escuchas encantado cuando un pequeñajo, tras haber vomitado a las tantas de la madrugada, tras haberte obligado a cambiarle de ropa y a cambiar las sábanas, se quita el chupete y te dice "agua". El pobre estaba seco, y fui a por agua, y durmió el resto de la noche.

Y yo contaba estas cosas encantado, y mi interlocutor decía: "por eso no tengo hijos, y por eso nunca entenderé estas cosas".

17.4.10

Comiendo solo

Esta semana podemos declarar que Ulises ya come solo. Evidentemente aún le falta precisión, pero ya tiene la suficiente habilidad como para alimentarse él solo usando la cuchara.

En este vídeo, además, la comida tiene dedicatoria.

16.4.10

Es mío

"Eh mío, eh mío" hoy no para de decir Ulises. Seguramente lo ha aprendido en la guardería al jugar con niños más mayores, pero cuando quiere cualquier cosa dice "eh mío".

Pero el manejo de las palabras parece no aprenderse de forma directa, sino por aproximación, pues si quiere que le den un abrazo también dice "eh mío", aunque ciertamente hay abrazos que son suyos.

15.4.10

Vista al frente

Ulises camina y corre con soltura, aún no salta pero se mueve deprisa. A veces se trastabilla, pero se levanta si problemas y continúa... el riesgo no está en sus piernas, sino en sus ojos.

No, no es que tenga algún problema en la vista, más bien quiere ver más cosas de las que puede en determinados momentos.

Una vez empieza a andar la máquina ya está lanzada, y no es raro que en ese momento quiera fijar su atención en algo que está a un lado o incluso detrás de él... y no puedo evitar acordarme de los anuncios de tráfico que dicen cuantos metros recorre el coche sin control cuando tenemos una distracción.

En su caso las consecuencias suelen venir teñidas de morado cuando se topa con alguna pared o un obstáculo a nivel de suelo.

14.4.10

Reducción de jornada

Conocer la fecha exacta del futuro nacimiento es algo extraño, pero permite planificarse de forma precisa. Tal es así que ya he concretado con la empresa el calendario de los próximos meses, en los que habrá que tirar de convenios, leyes de paternidad, vacaciones y demás artilugios para poder sobrevivir a lo que se viene encima.

El reparto cualitativo de las tareas será sencillo: un bicho para papá y otro para mamá.

El bicho de papá será Ulises, pues requiere compatibilizarlo con el horario de guardería, esto es, es compatible con algún horario (el otro bicho será incompatible con casi todo).

Ulises entra en la guardería aproximadamente a las 7:45h, y sale a las 14:45h, así que en ese intervalo puedo trabajar seis horas, más una adicional para los desplazamientos (comer es de nenazas).

Por supuesto este planteamiento es válido mientras la guardería esté operativa (no sólo que esté abierta en plan "parking de bebés", sino 100% operativa), por lo que será válido hasta final de julio (espero). En agosto habrá que tirar de vacaciones e improvisar, y en septiembre...

Mayo, junio, julio, agosto... septiembre está muy lejos, ya se verá. De momento la fiesta empieza el 28 de abril.

13.4.10

Palabras prohibidas

Hace unos días le tuve que decir a mamá: "saca del bolsillo del carro las cosas redondas que se comen", pues no quería que las galletas estuvieran al alcance de Ulises cuando faltaba poco para la hora de la cena, pero no podía usar la palabra "galletas".

Cuando estás con un bebé es habitual hablar de él con total libertad, sin embargo cuando el bebé empieza a entender palabras hay que ser más prudente, pues uno no sabe el efecto real que esas palabras pueden causar en él.

En aquella ocasión sabía que si decía "galleta" se le iba a encender una luz en su cabeza y empezaría a pedirlas. Lo mismo sucede con otra palabra que está vedada: "chupete".

Intentamos que sólo use el chupete en momentos muy determinados, como puede ser por la noche para dormir, pero a lo largo del día no se lo damos salvo caso de rabieta con la paciencia de papá y mamá a flor de piel.

Pero ya no son solo palabras, ya hay que empezar a contar con Ulises en las conversaciones, aunque seguimos sin entenderle y eso le frustra (y con razón).

12.4.10

Sardinas

Desde hace tiempo hemos declarado que Ulises come de todo, y sólo le están vedadas aquellas cosas que son complicadas de masticar, como pueden ser los frutos secos.

Tampoco es momento de darle dulces o chocolate, pero salvo estas excepciones y no tiene porqué haber un menú especial.

Bajo esta premisa ayer decidimos no prepararle comida cuando salimos a comer fuera (por si acaso cargamos con un potito, pero no hubo que hacer uso de él).

Fuimos a comer "pescaíto" con los padres de "Pichía" (Lucía, en la jerga de Ulises), así que hicimos el pedido habitual de espetos, rosada, ensalada...

Ulises empezó con el pan, que no falte, y luego hizo algún intento con el tomate o los pimientos, pero el sabor no le resultó agradable al estar muy sazonado.

La comida de verdad llegó con los espetos: a Ulises le encantan las sardinas. También probó la rosada, pero donde esté un buen espeto que se quite la fritura.

El postre tuvo una parte infantil, con el "petit suisse" para beber de Lucía, y otra compartida con el helado de papá.

La tarde transcurrió entre juegos en los columpios en la playa y siestas en los trayectos en coche, y es que el ajetreo cansa por más sardinas que se coman.

9.4.10

Rutinas

Estos días estoy escribiendo menos, no he acabado de arrancar tras el parón vacacional, pero lo cierto es que ya es difícil de describir la forma en la que evoluciona Ulises.

De forma constante y bastante rápida va aprendiendo palabras, empieza a tener mayor control sobre sus acciones, su psicomotricidad fina le permite realizar acciones como abrir cajas de DVDs (y esparcirlos por el suelo)... y ya asume y participa divertido las rutinas diarias.

Pero lo más interesante es que quiere ser protagonista de esas rutinas. Por ejemplo quiere comer solo aunque aún le cueste sujetar la cuchara, o quiere enjabonarse en la ducha, y se enfada si no le dejamos al menos intentarlo.

Con esta evolución de un poco de pereza volver a empezar otra vez de cero, pero ya no será con Ulises, así que esa es otra historia.

7.4.10

Escalones de uno en uno

La principal fuente de aprendizaje de Ulises es la imitación, aunque poco a poco va haciendo sus propias deducciones y construyen su propio conocimiento, por eso dar buen ejemplo es fundamental.
Sin embargo el buen ejemplo no siempre consiste en hacer las cosas como se debería, sino en hacerlas para facilitar el aprendizaje.
Los adultos subimos y bajamos escaleras alternando las piernas y escalones de forma natural, pero un niño pequeño no puede hacerlo mientras el obstáculo a superar sea de una proporción excesiva con respecto a su pequeño cuerpo.
Pero Ulises observaba e intentaba subir escalones alternando las piernas, con el consiguiente desequilibrio. Con un resultado algo mejor intentaba bajarlos, pero a costa de un riesgo excesivo de dejarse los piños.
Así que hubo que variar el ejemplo. Cuando Ulises me ve bajo los escalones uno a uno, y mediante la imitación él ya es capaz de hacerlo solo, aunque agarrado de la mano para reforzar la seguridad.
Sin embargo no doy ejemplo al subir escalones, así que Ulises ha buscado medios alternativos subiéndolos a cuatro patas.

6.4.10

El bebé

El domingo fuimos a visitar a Alexia en la maternidad, pues apenas llevaba un día sin la protección de la barriga de su mamá.

El hospital estaba prácticamente vacío, y Ulises podía correr a sus anchas por los amplios y largos pasillos. Sin embargo, cuando entramos en la habitación Ulises se quedó cortado al ver que había bastante gente desconocida dentro.

Papá y mamá entraron a felicitar a la mamá de Alexia y contemplaron lo pequeña que era la recién nacida, apenas del tamaño de alguno de los muñecos con los que juega Ulises.

Ya con confianza Ulises entró y cuando vio a Alexia exclamó: "¡el bebé!". Se acercó a ella y la observó de cerca, sin querer tocarla, pero admirándola con agrado mientras repetía una y otra vez "¡el bebé!".

Con suavidad llegó a acariciarle el pelo, para finalmente darle un beso. Así Ulises regaló a Alexia su primer beso con los labios (antes sólo los había lanzado con la mano).

Estuvimos un rato, hasta que Ulises se aburrió y empezó a decir "amonó" (vámonos).

Desde luego ha sido una muy buena reacción para la responsabilidad que le espera dentro de pocas semanas.