24.5.10

Cambio de ritmo

Cuando hay más tareas por hacer de las que se pueden abarcar lo que hay que hacer es establecer prioridades, y eso ha tenido (y seguirá teniendo) consecuencias con el blog.

Más o menos la vida está organizada, pero no hay muchos huecos para respirar profundamente, así que los que hay es mejor dejarlos vacíos. Por ello la mochila de las obligaciones hay que descargarla, así que sin pretender dar la puntilla al blog sí que se quedará con actualizaciones muy esporádicas.

Sólo decir que Héctor está genial, con los típicos problemas de la edad (gases, más que otra cosa), pero engordando un montón (ya debe estar cerca de los 5 kg).

Mientras tanto Ulises ha pasado a una fase donde las cuestiones físicas son secundarias, dando paso a las preocupaciones por su evolución psicológica. Sus deseos, caprichos o necesidades son más complejas de atender adecuadamente, excepto cuando con voz lastimosa suplica "chupete", ese deseo es fácil de satisfacer.

Ambos nos hacen ver que lo físico lo resuelve un médico, lo psicológico no lo resuelve nadie.

Y en esas seguimos.

9.5.10

Mosquitos

Con estos cambios de temperatura es inevitable pillar algún enfriamiento, así que Ulises pasó una mala noche con una tos persistente (lo comenté hace algunos días). La cuestión es que para que le parara la tos tuve que abrir la ventana para que el aire fluyera.

Con el aire la tos se calmó, pero entraron los mosquitos de forma silenciosa e imprevista.

Por aquí los mosquitos no son especialmente voraces, quizás de forma ocasional amaneces con una pequeña hinchazón que se pasa en cuestión de minutos. Sin embargo a Ulises las marcas de las picaduras le duran días, muchos días.

Aquella mañana sólo el amaneció con algunas manchas en la piel, poca cosa. Nadie más había sido víctima de los molestos insectos.

Sin embargo, con el paso de los días, las manchas se le convierten en costras, y tras más de una semana las señales son muy notorias. Dentro de unos días ya no quedará rastro, pero no puedo evitar preguntarme si detrás de ellas se esconde algún tipo de alergia o simplemente es que su piel no está curtida para esas batallas.

8.5.10

Nuevo ombligo

Una vez se abandona el útero el cordóno umbilical (sus restos) se convierte en un apéndice un tanto desagradable, y los padres siempre estamos deseando que se caiga, pero con cierta inquietud a que esté secando bien dado su desagradable aspecto.

En el caso de Héctor, además, el cordón acababa en un ombligo que parecía muy alto, casi como una tubería a la que hay que enchufar una manguera.

Sin embargo ya hace unos días que los restos del cordón se secaron y se separaron del cuerpo... y la naturaleza ha hecho un buen trabajo haciendo que el ombligo se plegara sobre sí mismo y se cerrara perfectamente.

La consecuencia inmediata ha sido el primer baño de Héctor, pues no queríamos mojar los restos del cordón.

Para el baño hemos usado un cubo similar al que usamos para Ulises, pero en esta ocasión, y sin que sirva de precedente, el de Héctor ha sido de estreno (el cubo de Ulises era prestado, y este ha sido regalado).

Y las primeras sensaciones con el baño han sido bastante positivas.

5.5.10

Cambio de pediatra

Al ir a solicitar pediatra para Héctor en la seguridad social me dijeron que no podían asignarme el mismo que para Ulises porque tenía el cupo lleno, pero que solicitaban la reagrupación familiar en el mismo acto.

Sea como fuere solicitamos la primera cita en la pediatra que le habían asignado, y al ir a verla nos dijo que lo que podíamos hacer era pedir cita para Ulises y llevar a Héctor mientras se tramitaba el cambio, pues el cupo se lo alternaban entre las dos pediatras cada mes... curioso sistema.

Así que pedimos hora para Ulises... aunque la verdad es que la pedimos porque pasó una noche de tos espantosa, pero como a la mañana siguiente ya estaba perfectamente llevamos a Héctor en su lugar.

Hecho el chequeo el bichillo está perfectamente, con un peso de 3.450 gramos (ha engordado unos 300 gramos) y una talla de 52cm (ha crecido un centímetro). La verdad es que a nosotros nos parece mucho más grande que la primera vez que le vimos, pero los números son los que son.

Por su parte Ulises no podía irse sin aprovechar la visita, así que le pusimos la enésima dosis de la vacuna cara que no cubre la seguridad social (¡como juegan con el miedo las farmacéuticas!). Con esta dosis ya no hay más vacunas oficiales hasta que cumpla tres años, pero en un par de meses le pondremos la de la varicela, ya que teniendo al pequeño en casa es mejor que no venga el virus a visitarnos.

El pinchazo de la vacuna le dolió a Ulises, y tras la llantina señaló la puerta de la consulta de enfermería y dijo "¡caca!"... No es exactamente así, pero a ver quién se lo explica.

3.5.10

Hermano mayor

La reacción de Ulises al ver a su hermano fue inmejorable, y tras casi dos semanas cuando viene a casa quiere ir a ver qué tal está el bebé.
Hay que tener algo de cuidado por la fuerza que puede tener Ulises, pero en un momento dado le puse a Héctor en sus brazos y se le cambió la cara, pasó a ser alguien responsable que trataba con mimo lo que tenía entre manos.

Ulises ya es un estupendo hermano mayor.

2.5.10

Cambiar pañales y el meconio

Se supone que debería contar muchas cosas de Héctor, pero aparte de repetir en que es un encanto poco más se puede mencionar, si acaso que poco a poco pasa más minutos despierto, lo observa todo abriendo unos enormes ojos, pero su actividad sigue siendo la misma.

Es posible que sea yo el que haya perdido la capacidad de asombro, quizás absorto en los avances de Ulises, que por momentos me impone cierto respeto pues ya tiene un cuerpo y una mente que no es precisamente de un bebé.

Bien es cierto que no hace tanto que pasamos por esta etapa, y que algo habremos aprendido.

Recuerdo lo torpe que me sentí al cambiarle el primer pañal a Ulises, y lo cuesta arriba que se me hacía pensa que aquello era tan complicado. Realmente lo que sucedió es que le primer pañal es el más complicado, no tanto por la inexperiencia como por el hecho de tener que limpiar el meconio.

Con Héctor ya lo sabía, y cuando vi el petróleo que inundaba su pañal (para quienes no lo hayan visto creo que es una comparación perfecta) me lo tomé con calma, una esponja jabonosa, un poco de agua y un poco de paciencia.

También hace mucho el no tener miedo a manejar al bebé. Si Ulises hubiera sido tan pequeño y con una apariencia tan frágil me habría acojonado, pero ahora me cuelgo del hombro a Héctor mientras tiro el pañal que le cambio en apenas unos segundos.

Por ello no hay mucho que contar, no porque no haya motivos para contarlo, sino porque en algún momento ya fue contado.

1.5.10

Ti

"Ti", adverbio afirmativo contrario a "no".

Me pregunto porqué ha tardado tanto. El "nooo" fue descubierto por Ulises hace muchos meses, pero la afirmación no ha aparecido hasta hace unos días.

La consecuencia es asombrosa, pues Ulises no sólo indica cuando no quiere comer algo (uso principal de su negación) sino que se le puede preguntar sobre si quiere o no algo, y el contesta adecuadamente.

Sirva como ejemplo que al despertarse por la mañana Ulises le preguntamos si quería ir a la guardería: "no". "¿Y te quieres quedar en casa?", "ti".

No es que no le guste la guardería: "¿Te gusta la guardería?", "ti".
Es, simplemente, que apurar unos minutos de cama por la mañana le agrada a todo el mundo.