Uno es medianamente ordenado, sin llegar a ser maniático, pero la mesa de trabajo me gusta tenerla en orden.
Ese orden incluye el cable espiral del teléfono, que por misterios de la naturaleza tiene especial predilección a aumentar o reducir el número de rizos que Dios le ha dado. Tal es así que al principio de los tiempos ese cable siempre trae alguna irregularidad, aunque con algo de paciencia se consigue una espiral perfecta que permite levantar el teléfono sin incidencia (pocas cosas me dan más rabia que descolgar el auricular y lelvarme el teléfono completo porque el cable está enredado).
Una vez conseguido el perfecto estado de revista el mantenimiento no es complicado. Sin embargo en ocasiones alguien se acerca a hablar conmigo (cosas más raras se han visto) y en el 100% de los casos tiene que ponerse a juguetear con el cable del teléfono enredando la espiral que con tanto mimo he cuidado.
Estoy al límite de saltarle a la yugular al próximo que me lo desenrede, o al menos de sugerirle que se toque las narices.
Por fortuna me quedan dos días para pillar las vacaciones y así perder de vista al teléfono, y si alguien lo enreda gozaré de aquello de "ojos que no ven...".
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3 comentarios:
Llevate el cable, que hay mucho cabrón suelto. y ya da mal rollo volver a trabajar con todo el curro que "te" han guardado como para perder tiempo desenredando el cable.
Llévatelo. Si nadie lo va a necesitar.
Chico, a mi me pasaba tres cuartos de lo mismo. Y ya me tenían hasta los bemoles.
Al final, canjee por puntos de telefónica un inalambrico mierdoso, pero mejor esto que los mamones toca-cables.
Un saludo campeón.
Confieso que yo soy uno de esos mamones que juguetean con el cable. Es algo superior a mi, antes de que me de cuenta ya tengo el dedo metido jajajaj.
De todas formas donde esté un inalámbrico.... :p
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