Hoy tocaba clase de natación, y por primera vez Ulises la ha empezado riéndose y divirtiéndose casi hasta el final, en el que el cansancio ya le vencía.
La rutina habitual de Ulises marca que tras el desayuno y un rato de juegos se eche una siesta un rato antes de comer, luego la comida y un poco de juego para, posteriormente, dormir la siesta larga.
Sin embargo los domingos la cosa cambia, pues salimos de casa a las once, hora a la que normalmente ya se está echando una cabezadita, luego un rato de piscina y después el trajín de la vuelta a casa.
Sin embargo hoy, nada más iniciar el viaje de vuelta a casa, ha caído dormido, y es que la hora escasa de natación parece que agota tanto que bien merece posponer la comida un par de horas.
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