Así como se dice que la libertad de un adulto acaba donde empieza la de otro, la libertad de un niño acaba donde puede causarse daño a sí mismo.
De una forma menos trascendente decidimos establecer este criterio para seleccionar qué cosas debíamos reprenderle a Ulises y cuáles no. No debe importar si se ensucia, o si desordena (por más que puedan llevarnos los diablos), lo único que merece una reprimenda es aquello que podría causarle daño, o en algunos casos aquello que le llevara a romper algo valioso.
Sin embargo existen riesgos en todas partes, hoy sin ir más lejos se ha pillado los dedos con la tapa de la lavadora (ni remotamente me podía imaginar que ahí hubiera un riesgo), por tanto hay que evaluar qué riesgos son asumibles y cuáles no. Un riesgo puede pasar de no ser asumido a serlo por la insistencia de Ulises en practicar la actividad de riesgo.
Por ejemplo:
Hace unos días tiene la afición de subirse al mueble. No hay mucha altura, pero la actividad conlleva cierto riesgo. Ante su insistencia le dejamos que se suba, lo que le ha permitido desarrollar la habilidad de subir no sólo al mueble del comedor sino también a otros lugares, como la banqueta de la guardería... y allí se materializó el riesgo en realidad:
El moratón ya ha bajado un poco, pero supongo que no hay más remedio que asumir que los seguirá coleccionando. A fin de cuentas no hay mejor aprendizaje que el que realiza uno por su cuenta, aunque sea a base de moratones.
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3 comentarios:
Con moratón y todo este rubito está cada día más precioso.
para los chichones lo mejor es un euro como nos ponian de pekes en el cole (weno realment m ponian 100 pesetas) jj un beso pal rubiejo y otro pa los papis!! ;)
Si, claro, un euro. Seguro que se lo traga.
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