En la antiguedad, y hasta hace pocos años en algunos países explotados, la esperanza de vida apenas pasaba de los treinta años. Este dato estadístico, como cualquier otro, puede tener muchas lecturas, y aunque una de las más destacadas es hacer notar sobre una altísima mortalidad infantil lo cierto es que no se puede dejar de pensar en cómo sería la vida si todo se tuviera que hacer en treinta años.
Supongo que con el aumento de la longevidad la vida también se vuelve más perezosa, de hecho ahora es normal no emanciparse al menos hasta los veintialgo, cosa no admisible en una sociedad de límite treinta pues apenas habría tiempo para mantener la continuidad de la especie.
Cuando se pasa de la treintena las cosas ya se ven con cierto recorrido, e intento imaginarme si lo hecho hasta ahora ha merecido la pena. Supongo que sí, pero quizás no sea suficiente, quizás porque el planteamiento es dejar las cosas para recorrerlas durante otros sesenta años.
Y digo yo, ¿cómo viviría esos sesenta años alguien que tiene una esperanza de treinta? ¿A los treinta ya ha hecho todo y se sienta a esperar a que pase el tiempo?
Sea como sea queda mucho recorrido, y aunque uno está satisfecho con la tranquilidad de su vida no puedo dejar de desear que haya un buen puñado de sorpresas por el camino.
PD: ¿Se nota mucho que se acerca mi cumpleaños? :-P
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