Cuando uno está iniciando su vida laboral rebosa por los cuatro costados entusiasmo y predisposición para hacer cosas nuevas. En una profesión como la informática el aprendizaje de nuevas tecnologías es fundamental, así que ese entusiasmo se extiende a intentar formarse y luego ofrecerse para poner en práctica lo aprendido.
Hace unos meses mi empresa tuvo que empezar a usar unas nuevas herramientas, y en aquel momento dejé pasar la oportunidad de liderar el aprendizaje y uso de estas herramientas. Como la cosa era interesante y muy bien valorada en el mercado (no aquí no, por ahí, en algún sitio, supongo) me he estado planteando si mi actitud pasota no me estaría perjudicando en mi futuro, así que he intentado ir aprendiendo, pero sin que se note.
Esta mañana me ha llamado uno de los jefes y me dice que ha surgido una oportunidad de negocio buenísima para usar estar herramientas, y hay que irse a Madrid un año (esto significa estar más solo que la una, puteado por el cliente, con riesgo de quedarse sin vacaciones, viviendo en un piso de alquiler en la zona más cutre posible y cobrando lo mismo que aquí).
Pero me ha llamado para comentarme que se lo van a proponer a mi compañero de trabajo porque es de los que están más preparados (tuvo que hacer todo el trabajo que yo estuve esquivando durante meses)... ¡qué penita me da haber perdido esta oportunidad!
Mi compañero tiene siete años de experiencia menos que yo, los que me sirven para no levantar la mano cuando alguien pregunta si se sabe de algo. Y es que cuantos más años de experiencia tengo menos cosas sé, o eso es lo que conviene que los jefes piensen.
Creo que me voy a pedir un mes de vacaciones para quitarme el susto (¡¡¡ yujú !!!).
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2 comentarios:
Cuando vivía en el exilio me pasé aproximadamente un mes sin dormir, comer ni ver a mi mujer. Lo cierto es que entre dos nos curramos un proyecto tremendo, con poco tiempo y con cambios constantes.
Lo hicimos por prúrito personal y por un inexplicable cariño al proyecto.
Todo el agradecimiento que recibimos fue, al día siguiente de terminar, una bronca por llegar tarde. Nos habíamos ido a comer para celebrar el "final" del proyecto.
Sigue así, quizá no progreses en tu trabajo, pero te jubilaras con la alegría de no haberte dejado la salud para que no te lo agradezcan.
Supongo que hay que pasar por la experiencia de dejarte el pellejo para comprender que no merece la pena. La evolución laboral es muy compleja y sólo una pequeña parte depende de lo que ponga uno.
Trabajar para vivir, eso es lo importante.
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