23.2.07

Cine con compromiso

Tradicionalmente las películas comprometidas con las injusticias mundiales suelen quedar en círculos restringidos, o ser producciones de poca monta, documentales aparte. En el mejor de los casos los temas se tratan frívolamente o con poco rigor. Sin embargo, en los últimos años algunas superproducciones me han sorprendido por mostrar las miserias del mundo, cómo los que ocupan posiciones dominantes sólo sólo buscan mantenerse en esa situación sin importar el precio que haya que pagar.

Como muestra sirvan estos cuatro ejemplos:

"El Jardinero Fiel" presenta un aparente dilema ético, que lo sería si su trasfondo no fuera económico: Las multinacionales farmacéuticas usan a africanos sin esperanza como cobayas de nuevos medicamentos, dándoles alguna remota posibilidad de alargar sus vidas. El único punto en el que flaquea es el hecho de ser una historia totalmente inventada y con poca base documental, pero ilustra el abuso que se puede hacer de los que no tienen voz para quejarse.




"El señor de la guerra" está contado en un tono admisible por los estándares de la industria cinematográfica, un producto para entretener, pero las cuatro verdades que muestra son mucho más terroríficas de lo que aparentan: el negocio de armas, hoy en día, es un negocio como otro cualquiera. Se mustra el negocio legal y el ilegal, pero ¿tiene sentido hablar de legalidad en este caso?




"Syriana" es enrevesada, también ficción, pero muestra como el poder extiende sus tentáculos para que nada pueda hacerle sombra, incluso actuando de forma chapucera, con errores, pero finalmente dejando claro lo que se puede y lo que no se puede transgredir. Una de esas películas imprescindibles, da igual perderse en la trama, el mensaje no deja lugar a dudas





"Hotel Rwuanda". No hay comentarios para describir esta película, pues no hay ficción en ella. Se muestran la violencia de la impotencia y la violencia, aún más salvaje, de la indiferencia. Brutal, como fueron los hechos que cuentan, pero es una película que debería ponerse en todos los institutos, no sé si en clase de ética, religión o matemáticas, pero es obligatorio abrir los ojso a lo que cuenta, aunque difícilmente se puedan abrir dos veces. Y es que muestra las miserias del ser humano y de la sociedad claramente, quizás demasiado como para poder digerirlas.

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