31.10.06

Nacionalidad

Estos días he estado en contacto con alguien que manifestaba su orgullo por haber nacido en el sitio en que nació, y por identificarse con todo lo que eso puede significar, incluso haciendo bandera de ello.

Desde entonces sigo dándole vueltas a qué significa ese sentimiento, porqué el hecho accidental del lugar en el que se nació es motivo de orgullo (no digo tampoco que tenga que ser motivo de vergüenza, pero se me antoja un hecho casual).

Quizás hace siglos había estirpes que pasaban generaciones en un mismo sitio, y que de ahí surgía inevitablmente un arraigo que hacía proclamar a los cuatro vientos esa frase tan andaluza de "como aquí no se vive en ninguna parte".

Sin embargo, pasado el neolítico, las familias y clanes se mueven, buscan nuevos sitios tanto por necesidad como por simple inquietud, y ahí surge mi duda del sentido de la nacionalidad.

La historia de mi familia, allí donde puedo conocer, se circunscribe al territorio español, pero de forma muy dispersa. Por ello a veces me pregunto en qué balcón me recibirían si fuera un famoso deportista y tuviera que saludar a mis paisanos: ¿el sitio dónde nací? ¿el sitio donde estudié? ¿el sitio donde trabajo? ¿el sitio donde veraneaba? ¿quizás Madrid por aquello que pilla más o menos en medio de todos los demás sitios?

No niego que tengo cierto arraigo cultural, que me identifico más con beber un gazpacho a una queimada, o con comer paella a comer risotto, pero por una cuestión de costumbre.

También a veces reconforta estar cerca de los amigos, de la familia, pero ¿otorga esa cercanía la nacionalidad?

Como suele ser habitual al final todo es más mundano. Supongo que el concepto de nacionalidad surgió por algo tan prosaico como la defensa de los bienes comunes: los vecinos se organizan para defender sus pertenencias y territorios comunes. Esta defensa se articula pagando un sueldo a unos soldados que se especializan en esa defensa (y si nadie ataca pues ya de paso que amplíen territorio, que para algo se les paga).

Extendiendo este concepto los vecinos también se organizan para conseguir bienes comunes que serían inalcanzables de forma individual (carreteras, sanidad, etc).

En definitiva, concluyo por tanto que la nacionalidad se alcanza pagando impuestos, y que los pasaportes deberían concederse no por el lugar de nacimiento sino por el lugar donde nos dejamos los cuartos. El resto de motivaciones sólo responden al mismo sentimiento que el del hincha de fútbol con pasión por sus colores.

El día que emigre a Nueva Zelanda volveré a tratar el tema, a ver si sigo pensando lo mismo. Mientras tanto seguiré compartiendo nacionalidad con el resto de ciudadanos del mundo.

27.10.06

Lista de reproducción

Se me ha ocurrido recopilar las caciones que tengo en el iPod con cinco estrellas (aquellas que entran en la lista de "Mis favoritas"). He de aclarar que no hay ninguna de los Beatles, pues sus canciones las tengo en una lista especial y seguro que de mis cinco favoritas cuatro serían de los Beatles.

La particularidad de la lista no está en que sean mis favoritas de todos los tiempos, ni tansiquiera las que más me gustan, sino las que están en este momento en esa lista de reproducción, las que me va apeteciendo escuchar según la época o según las redescubro, con lo que tiene la frescura de lo instantáneo mezclado con lo imperecedero.

Las escribo sin ningún orden concreto, y pongo entre paréntesis el intérprete o la versión:


Sin miendo a nada (Alex Ubago)
Cucurrucucú Paloma (caetano Veloso - ¿Cómo se puede acariciar cada nota?)
The Blower's Daughter (Damien Rice - BSO Closer)
Here with me (Dido - BSO Love Actually)
House of the rising sun (The Animals)
Words don't come easy (F. R. David)
Only you (Flying Pickets - La mejor versión a capella del mundo mundial)
Knocking on the heaven doors (Guns and Roses)
El Sol no regresa (La quinta estación)
Rosas (La Oreja de Van Gogh)
Hallelujah (Leonard Cohen)
Amores (Mari Trini)
Mi música es tu voz (OT 1, con Bisbal y Chenoa)
Losing my religion (REM - Impresionante aunque no se entienda)
Creep (Radiohead)
Wind of Change (Scorpions)
India (Vega)
La Valse D'Amelie, versión de piano (Yann Tiersen)
Cucusor (Zdob si Zdub - La mejor de la lista, con permiso de REM)
Everybody in the casa mare (Zdob si Zdub - ¡Qué pedazo de álbum!)
Wherever you will go (The Calling - BSO Love Actually)

26.10.06

El artista febril

Por fortuna no son muchas las veces en las que tengo fiebre, uno se mantiene moderadamente sano y salvo algún que otro resfriado no hay virus que penetre mis defensas.

Sin embargo la última vez que tuve fiebre alta constaté un hecho del que ya tenía sobradas evidencias: la fiebre me saca el artista que llevo dentro.

Fue en el viaje a Kenia, algo impactó muy negativamente en el estómago y las nauseas derivaron en fiebre, y a medida que esta subía la respiración se hacía más fuerte. Pero llegado a un punto no puedo evitar empezar a canturrear, con los ojos semiabiertos despliego un amplio abanico de sonidos similares a lo que sería el tarearo de una canción.

Es más, puesto que la canción surge espontánea y original no sólo doy rienda suelta a mis dotes de intérprete, sino que hago mis pinitos en composición. Y de esta forma puedo pasarme horas para desquicio de quién se encuentre a mi lado.

La creatividad sólo se desarrolla entre los 38'5 y 39'5 grados (cifras aproximadas), pues a más temperatura paso a realizar mi particular performance interpretando emociones contrapuestas (río y lloro simultáneamente) junto a delirios varios. Si la temperatura baja me convierto en un vulgar enfermo sinmás pretensiones que poder dormir.

24.10.06

Carrera urbana (y van dos)

Un par de días antes me hice el checklist, la noche anterior dejé todo preparado sobre la mesa, nada podía fallar.

Me levanté a la hora prevista e hice todos los preparatorios, y en el momento de salir fui a echar mano del pulsómetro y descubrí que a mí checklist le falta, al menos, un punto: Comprobar que el pulsómetro tiene pilas.

Ante lo inevitable de conseguir un pulsómetro el problema se transformó en conseguir un reloj, y no recordaba tener ninguno, así que todo dispuesto me llevé el móvil conmigo a la carrera.

El ambiente en el camino hacia la línea de salida volvía a ser magnífico, y además el día despertó magnífico en lo meteorológico. Un montón de personas con sus dorsales estaban dipuestas a pasar un rato de deporte. La línea de salida acumulaba mucha gente calentando, lo que es un agradable sensación para un deporte que suele ser tan solitario.

Por megafonía llamaron a salida y la gente se fue acumulando hasta que sonó un chupinazo que hizo que poco a poco la gente se fuera moviendo.

Este año el objetivo personal era bajar de 50 minutos, con lo que no pude disfrutar tanto de los participantes variopintos de cola de pelotón, sobre todo porque a lo largo del primer kilómetro mi atención se centraba en adelantar gente por los pocos huecos que había.

Dado que no tenía pulsómetro me iba guiando por mi propia respiración y las sensaciones en las piernas, pero hasta llegar al segundo kilómetro no pude constatar si el ritmo era bueno: lo clavé, diez minutos exactos para dos kilómetros. Eso hizo más liviano el trecho en que la calle picaba para arriba.

A esa altura adelanté a un hombre en silla de ruedas, que llevaba un ritmo envidiable.

Fui comprobando mis sensaciones, sufriendo las subidas y bajadas, pero disfrutando tanto de los compañeros de carrera como del público, que a medida que avanzaba la carrera se acumulaba a los lados de la calle y animaba con sus aplausos (aunque sean compartidos siempre se agradece un aplauso).

Alrededor del sexto kilómetro tuve una interesante experiencia erótica, pues finalizando una larga rampa adelanté a una chica que vestía de atleta (todo muy mini) y su respiración resoplaba más que la mía. Nos diferenciaba la cadencia, pues la mía llevaba el ritmo de las piernas con pausas de silencio, pero la suya era un jadeo constante. Fue estimulante a esas alturas tener un momento de relax, aunque las energías no dejaban levantar mucho la mirada para recrearse.

Los últimos dos kilómetros eran cuesta abajo, así que me permití acelerar el ritmo. Sin embaro el último kilómetro creo que ha sido el más largo de mi vida. Aunque había quién lo llevaba peor. A falta de dos kilómetros me adelantaron tres chicos, de los cuales dos tenáin indimentaria d eatletas y un tercero llevaba camiseta blanca y muchas mechas, el cuál no hacía más que preguntar: "¿falta mucho para la meta?". Yo seguí a mi ritmo y a falta de quinientos metros adelanté al mechas, que iba andando, con las manos en la cintura y diciendo: "¡qué dolor, qué dolor!".

Afronté la recta final sin gasolina, cosa que siempre pasa, pero las piernas funcionaron y llegué a la meta cumpliendo mi objetivo: 49 minutos.

Tras la línea de meta había varios puestos de espónsor que regalaban sus productos. Me bebí un té frío, un actimel y una botellita de agua. Intenté una nueva bebida con gas de Danone (o Nestlé, tampoco es que pudiera distinguir mucho), pero me resultó desagradable. El puesto que más éxito tenía era el de "Postres Montero", pues estaba justo después de la meta y regalaba natillas y mouse de chocolate, pero lo cierto es que en ese momento en lo que menos pensaba era en el chocolate (no sé cómo narices se pueden meter unas natillas tras una hora corriendo).

Y así acabó la experiencia por este año, de nuevo magnífica, así que ya he apuntado en mi agenda la cita para el año que viene.

20.10.06

Correr es fácil

Existe el tópico de que salir a correr es la forma más sencilla de hacer deporte pues apenas hacen falta medios.

No negaré que para darse una carrerita para que no se escape el autobús no hace falta mucho más que darse un pequeño sofocón, sin embargo los kilómetros que voy acumulando me van desvelando que para la carrera continua hay que tener en cuenta muchas más cosas de las que se podría pensar.

Dado que este domingo tengo la cita anual con la carrera popular creo que es el momento de recopilar todas las cosas que debe tener en cuenta, pues sufrir las consecuencias de obviarla puede llegar a ser sumamente desagradable.

Por un lado el calentamiento, que eso lo sabemos todos, pero lo que no nos cuentan es que el calentamiento acaba cuando se está sudando de verdad. Meto en el saco del calentamiento los estiramientos de todos los músculos de la pierna.

La indumentaria. En primer lugar es imprescindible no estrenar nada de ropa en una carrera larga, pues hay que certificar que ninguna prenda hace rozaduras. La camiseta puede dejar desollados los pezones, los pantalones si son muy cortos puede dejar rozaduras en la entrepierna.

La ropa tampoco puede estar muy usada, pues un pequeño agujero en los calcetines puede ser demoledor.

Las zapatillas tienen que estar bien adaptadas, sobre todo que no haya costuras que hagan rozaduras.

También es importante la higiene. Hay que ducharse unas horas antes (la noche antes vale), pues una cabeza sin lavar puede acabar picando un montón cuando se acumula el sudor. Eso por no hablar del pestazo que puede acabar espantando a las moscas.

Dentro de la higiene también hay que cuidarse las uñas. Las de los pies cortitas y limadas, que las puñeteras aprovechan cualquier arista para agujerear los dedos (con el consiguiente espectáculo gore cuando los calcetines acaban ensangrentados).

La alimentación con cuidado. Evidentemente hay que tener reservas de energía, pero no hay que probar bocado en las tres horas anteriores, pues se corre el riesgo de echarlo en medio de la carrera.

Hay que beber, pero no en la media hora anterior, pues el líquido puede empezar a botar en el estómago de mala manera. Lo ideal es hidratarse bien unas horas antes, luego mear todo lo meable, y finalmente beber muy moderadamente par aevitar deshidratarse.

Hay que ir al baño una o dos horas antes de la carrera a hacer mayores, pues con los kilómetros las tripas se van soltando, y no sería la primera vez que me he pasado la meta en el sprint final para llegar al primer retrete (contato que la carrera continua es un laxante impresionante).


Ya me podrían haber contado todas estas cosas y no haber tenido que padecer las consecuencias de mi desconocimiento.

18.10.06

Las llaves de casa

Las llaves, esas celosas guardianas de nuestros bienes y nuestra intimidad, son uno de los elementos más personales que podemos tener, no tanto por lo que son sino por lo que representan.

Siendo así podríamos identificar a las personas realmente cercanas si les permitiríamos tener las llaves de casa. Paradójicamente en ocasiones dejamos ese acceso a la intimidad a personas diversas que nos pueden resolver cuestiones prácticas (los vecinos, por si alguna vez nos olvidamos nuestra copia, la persona que limpia la casa...).

He hecho el ejercicio de recordar qué personas tienen las llaves de mi piso, y apenas identifico un sentido más allá del práctico. Hay cinco copias (al menos conocidas): la mía, la de mi mujer, la de la mujer que viene a limpiar, otra la tiene mi hermano y otra mi ex.

Por tanto hay dos copias "principales", otra por una cuestión práctica, y otras dos entre prácticas (por aquello de si alguna vez se me olvidan las llaves) y personas a las que se otorgan realmente la confianza.

Me pregunto si alguien dejará una copia a sus amigos, lo que supondría concederles claramente acceso a nuestra intimidad.

16.10.06

La dictadura de las estadísticas

Antiguamente estaba claro que lo que les sucedía a los nobles y ricos terratenientes establecía las prioridades sobre las actuaciones sociales. Así si un noble tenía una enfermedad extraña todos los médicos investigaban esa enfermedad aunque fuera única, o si un señor feudal quería construirse un castillo no se miraba si la piedra pudiera ser más útil para las casas de los vasallos.

Afortunadamente los tiempos cambian, y ya no son unos intereses particulares los que marcan las tendencias, ahora los intereses los marcan las estadísticas.

La medicina es un claro exponente de este hecho, pues para las enfermedades más comunes hay muchos medios, y el que padezca una enferdad rara ya puede ir poniendo velas a los santos.

TAmbién estadísticamente se marcan las tendencias de lo que hay en televisión, de los productos de alimentación que uno se puede encontrar en el supermercado (cada vez que encuentro mi marca de cereales es todo un acontecimiento, se ve que mis desayunos son muy raros), de las carreteras que tienen mayor mantenimiento... y en última instancia de quién gobierna un país.

La política en sí misma no es más que un juego estadístico en el que las decisiones se toman en función de la repercusión que vaya a tener esa decisión en un resultado electoral. Dudo yo que algún político haya tomado alguna vez una decisión "antipopular" a conciencia, pues el objetivo del poderoso es perpetuarse en el poder.

Y todo esto estaría muy bien si no fuera porque el "comodín del público" falla más que una escopeta de feria, así que cuando nos pase algo malo siempre podremos tener el consuelo de los tontos: esperar que sea el mal de muchos.

11.10.06

Besar en la otra mejilla

Hace unos días me presentaron a una mujer (ya no recuerdo ni su cara) y el saludo típico en estos casos es dar dos besos. En ese momento se me debieron cruzar los cables y en lugar de besar primero la mejilla derecha intenté besar la izquierda... y me di cuenta que estaba infrinjuendo alguna regla no escrita (al menos para España).

Nunca me había percatado que siempre besamos de derecha a izquierda, y que los participantes del beso anticipan la posición de las cabezas en perfecta sincronía.

La situación de intentar cambiar el protocolo resulta un tanto embarazosa, hasta que la otra parte gira la cara (cosa complicada pues el cambio se produce cuando ya casi no hay distancia de reacción).

Después de comprobar que había infringido la norma me resultó hasta divertido. Y es que creo que se podría crear una nueva corriente de opinión o incluso una fractura social entre los que son primero de derechas y los que son primero de izquierdas.

9.10.06

Inventos para el futuro

A partir de los años cincuenta del siglo XX se desbordó la imaginación popular y empezaron a surgir masivamente historias de ciencia ficción, la mayor parte de las cuales miraban hacia el siglo XXI como fecha en la que se desarrollaba la acción.

Por tomar un ejemplo muy evidente ahí tenemos "2001: Una odisea del espacio".

Por supuesto que hay autores (sobre todo en la literatura) que iban más allá, caso de las fundaciones de Asimov (no se cortaba un pelo enviándonos miles de años para adelante) pero una tendencia habitual era imaginar una evolución más rápida de lo que realmente se ha dado.

Sin embargo en la segunda mitad de siglo los avances tecnológicos han sido enormes, mucho más veloces y de mayor impacto que en el resto de la historia de la humanidad. Me pregunto entonces ¿qué nos ha faltado para llegar al nivel que se imaginaban aquellos autores?

Fundamentalmente dos cosas: vencer la fuerza de la gravedad y el teletransporte.

Ambas, además, se antojan lejanas y difílmente realizables. Hay otros inventos que pueden estar más cerca, como la fusión fría (energía ilimitada para todos), pero no supondrían un cambio tan radical en el modo de vida que tenemos ahora mismo. Si hubiera fusión fría no pagaríamos factura de luz, pero seguiríamos utilizando bombillas. O no usaríamos gasolina, pero seguiríamos usando coches. Por supuesto que los medios de producción cambiarían, pero el mundo no sería tan distinto.

Sin embargo si se lograra vencer la fuerza de la gravedad de forma "portátil" (nada de cohetes o de vehículos a reacción) la estructura de las cuidades cambiaría, la colonización espacial sería posible, el mundo daría un vuelco radical.

Algo similar pasaría con el teletransporte, entendido como un medio instantáneo de transporte. El teléfono perdería el sentido, las carreteras, los aviones, los telepizzeros (pobres, todos al paro)...

Claro que seguro que si se inventaran tales ingenios ya se cuidarían las multinacionales de explotarlos a gran escala y no poner la tecnología al alcance de los particulares de forma barata, y es que no hay nada peor para no cambiar que no querer cambiar.

6.10.06

Remedio para los atascos

Volvíamos del trabajo soportando el atasco habitual, hasta que un momento dado recibo una petición difícil de rechazar: "Dáme un beso", me pidió mi mujer.

Dado que yo iba conduciendo y, en ese momento, había metido primera le dije: "En cuanto se vuelva a parar el atasco".

Y el atasco avanzaba, avanzaba... y no paró, y llegamos a casa, y la petición fue convenientemente atendida con honores.

La verdad es que si no hay prisa los atascos tienen un montón de ventajas: se escucha música, se medita y reflexiona, uno se puede relajar... pero sobre todo es un gran momento para disfrutar de buena charla y compañía.

4.10.06

Mejorando la eficacia

Cuando hoy me han traído el postre he notado que los cubiertos estaban fríos muy fríos, así que le he dado un vistazo a la nevera donde están los postres (helados incluidos), comprobando que el restaurante ha incluido una optimización en su servicio.

Dado que tras el segundo plato retiran los cubiertos, el postre viene con cubiertos limpios. Esto obliga a que el camarero coja el postre de la nevera y los cubiertos del cajón. Hay sitios donde simplemente el armario con los cubiertos y la nevera están al lado, pero esta vez la optimización ha ido más lejos: meter los cubiertos en la nevera.

Tiene la pega que después de comer te tienes que calentar las manos, pero nadie podrá negar que el servicio es extremadamente rápido.

2.10.06

Dando paseos por el patio

"Yo odio este lugar, este zoo, esta prisión, esta realidad, o como usted quiera llamarla. Ya no la soporto más. Quizás sea el olor, si es que existe. Estoy saturado por él. Noto...el sabor de su hedor. Y siempre que lo noto, temo que de alguna manera me haya infectado. Es repulsivo...¿verdad? Tengo que salir de este lugar. Tengo que huir."

(Agente Smith - Matrix)

No es odio lo que siento, no me siento encarcelado, es posible que pueda soportarlo por mucho muchos años, pero me gustaría dejar de dar paseos entre los muros de este patio que es el camino del trabajo a casa, que es el camino de lunes a domingo.

Lo que sí odio es el implante de búsqueda de seguridad, pues funciona con una precisión insultante.