15.1.07

Imprecisión alemana

En algún momento de la historia los alemanes se aprendieron bien eso de "cría fama y échate a dormir", pues el tópico nos dice que son serios en el trabajo, eficientes y productivos.

Hace unos años empecé a sospechar que el tópico podía estar equivocado (realmente todos los estereotipos son erróneos ante casos individuales) pues participando en un proyecto financiado por la unión europea descubrí que su idea del trabajo transnacional era hacer múltiples visitas culturales (el jamón y el vino son cultura). Al ir a visitarles comprobé que el "trabajo de campo" lo hacían unos pobres becarios y al final del proyecto (esto hay que reconocerlo) se curraban unos informes magníficos que, salvo mencionar las rutas gastronómicas, mostraban la ingente cantidad de trabajo realizado (unos auténticos tratados de medias verdades).

En este último viaje he confirmado que realmente el tópico se debió construir hace mucho tiempo... y se perdió en la noche de los tiempos.

Tuvimos la desgracia de pasar por el aeropuerto de Frankfurt (espero no tener que repetir) y necesitar tarjeta de embarque para la conexión de vuelos. Intentamos seguir los carteles indicadores, no sin cierta dificultad pues éstos se perdían. Finalmente llegamos a un mostrador de transferencia de vuelos, pero no había nadie (realmente había muchísimos mostradores vacíos, y era media mañana ¿estarían todos desayunando?).

Al no encontrar a nadie a quién preguntar (los únicos trabajadores que había por allí eran las limpiadoras y los que van a bici a toda leche) optamos por usar un punto de información con teléfono y pantalla táctil. Como la pantalla no funcionaba usamos el teléfono, y una operadora nos dijo que nos pasaba con nuestra compañía... y ahí se quedo la cosa, en el pase.

Dando vueltas, tras pasar control de pasaportes y subir y bajar varias plantas, pudimos encontrar a algunas personas a las que preguntar, y que con muy mal careto nos dieron largas. Finalmente encontramos el mostrador y sacamos las tarjetas de embarque.

Con tanta vuelta nos entró sed, y compramos agua. Agua qeu seguramente tendrá propiedades milagrosas y estará bendecida por el Papa de Roma, pues de otra forma no me explico cómo una botella de 30 cl puede costar tres euros (botella que, por cierto, nos hicieron tirar para pasar el enésimo control de seguridad, a pesar de haberla comprado en el aeropuerto).

Pero todo esto no pasaría de lo anecdótico si no fuera porque el 100% de las veces que hemos pasado por este aeropuerto (cuatro veces en total) nos han extraviado las maletas, que quizás las enviaban en tren, pues siempre han llegaod un día después de nosotros (en esta ocasión han quedado extraviadas tanto a la ida como a la vuelta).

Eso sí, vimos porqué el tópico se sigue manteniendo, pues el pasillo para cambiar de terminales (el típico pasillo largo de aeropuerto) tenía ruidos de naturaleza y luces de colores que iban cambiando, todo muy artístico y muy propio para alguna inauguración con bombo y platillo.

No hay comentarios: