18.11.09

Un día sin Ulises

Por más que al nacer Ulises me mutara la mente para ser abducido por un bicho somnoliento, es inevitable seguir necesitando algún espacio de desconexión, un espacio en el que no haya más responsabilidad que matar el tiempo sin quemar neuronas.

Sin embargo el espacio no es tanto un problema como el tiempo. Ayer aconteció por segunda vez que pasé un día entero sin ver a Ulises (sólo una fugaz mirada a su cuna al salir de casa por la mañana y un beso al bello durmiente al llegar por la noche).

Es el precio de la desconexión, así que hoy intentaré recuperar un poco de ese tiempo saliendo puntual de mis obligaciones laborales para cumplir, también puntualmente, con mis obligaciones paternas.

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