30.8.05

Vuelta al cole

Se terminó lo bueno, pero como ha sido breve la vuelta no es tan traumática, máxime cuando queda un par de días de agosto que hacen el trabajo más ligero.

Que unas vacaciones cortas favorezcan la vuelta al trabajo es una revelación que nunca debería ser descubierta por parte de la patronal, aunque siempre se podría argumentar que tras una desconexión total aumenta la productividad (mentira, pero lo defenderemos).

Lo cierto es que apenas siento que me haya ido, ha sido todo muy rápido, casi tanto como el avión que me dejó la marca del jet lag (eso de despertarse a las cinco de mañana en vacaciones es de las experiencias más improductivas que he tenido).

Sin embargo no echaré de menos aquellas vacaciones de tres meses cuando era un retoño, pues aunque las solía disfrutar mucho (sobre todo en la adolescencia) la vuelta a clase era abrumadoramente traumática, y casi que no compensaban los meses de vacaciones a los de depresión postvacacional.

Ahora me quedan por delante un montón de años para saborear el recuerdo del viaje de este año, ocho días fabulosos en los que he descubierto que los tópicos es mejor dejarlos de lado. Poco a poco contaré algunos de mis descubrimientos.

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