23.1.08

Celebrando los logros

El desarrollo de la actividad profesional puede resultar más o menos interesante, pero en líneas generales no nos trae ni mucha alegrías ni tristezas, simplemente pasa disfrutándola según las tareas que nos toque hacer.

En el mejor de los casos recibimos una palmadita en la espalda, una subida de sueldo, un ascenso o cualquier otro reconocimiento ante hitos muy puntuales dentro de la carrera profesional, pero el día a día suele ser plano al respecto.

Sin embargo existe una honrosa excepción: los deportistas de equipo.

Cuando un deportista profesional consigue algún hito intermedio, que normalmente se identifica con un gol, todos sus compañeros lo felicitan efusivamente, mientras que sus jefes lo celebran con aplausos, saltos e incluso abrazos. Ese hito puede incluso no tener ningún valor al final (se puede perder el partido), pero se festeja igualmente en el momento en que se produce (no como en la empresa, que a veces pasan meses hasta que se reconocen los méritos).

¿Por qué no adoptar esa sana costumbre de reconocer efusivamente los logros puntuales, justo en el momento en que se producen?

Así me imagino yo siendo abrazado y jaleado por mis compañeros cuando un programa funciona o un cliente paga una factura. El trabajo sería igual de insípido, pero estaría salpicado de momentos picantes (sobre todo si tu jefe se avalanza sobre ti de un salto).

1 comentario:

Olga Rusu dijo...

El jefe se aBalanza.