Uno se mira un buen día al espejo y se da cuenta que han pasado treinta y tantos años desde la última vez que lo hizo. Todos de golpe deformando la cara, viendo unos ojos que son ajenos a esa imagen.
Y el espejo pregunta de forma despectiva: ¿qué coño haces tú aquí?
Te remojas la cara y dejas la pregunta sin respuesta, pero allí sigues.
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2 comentarios:
y tú, que te recuerdas perfectamente, con el cutis terso de repente te encuentras con tu padre en el espejo.
y, sobre todo, sirve para darte cuenta de lo viejos que se van haciendo los demás.
Y si llevas la mitad de la vida con gafas, el día que te pones las lentillas te asustas. Estas arrugas de donde han salido?!!! Mejor vuelvo a las gafas y veo sólo lo imprescindible.
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