9.12.09

Efecto perverso

Realmente es gracioso ver como Ulises levanta su dedo índice y lo mueve de lado a lado al grito de "¡no!", pero llego a la conclusión que no deja de ser un efecto perverso de un vano intento de ir regulando su comportamiento.

En esto de ser padres también se va aprendiendo, y por más que uno se haya documentado o que tenga una idea general de cómo quiere llevar la educación de un niño es inevitable cometer errores. En esta ocasión se ha puesto de manifiesto que las repetidas negativas ante un mismo acto no producen el efecto de evitar la repetición de dicho acto, sino simplemente un aprendizaje de la forma de la negación.

En este punto desconozco qué fórmula puede ser la correcta para moldear un determinado comportamiento, pero desde luego tiene que ser más pausada y de tono menos elevado que la negativa que, de una forma u otra, intentaba reprender con el efecto que causa el golpe sonoro.

Quizás una insistencia en silencio, o con explicación suave per firme, al aplicar un castigo simbólico. Con Ulises la mayor parte de las ocasiones es suficiente con sentarle en el suelo lejos de su objetivo, pues él mismo se brinda una rabieta. Sin embargo en otras ocasiones el castigo es totalmente inocuo, con lo que sólo queda ser más insistente en corregirle la actuación que él en realizarla.

Desde luego ahora hay que compensar, intentando que escuche muchos "sí" y, de esta forma, ya pueda desarrollar un sistema binario de comunicación, que ya será un avance pues por ahora usa una lógica difusa que aún no alcanzo a comprender.

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