2.5.10

Cambiar pañales y el meconio

Se supone que debería contar muchas cosas de Héctor, pero aparte de repetir en que es un encanto poco más se puede mencionar, si acaso que poco a poco pasa más minutos despierto, lo observa todo abriendo unos enormes ojos, pero su actividad sigue siendo la misma.

Es posible que sea yo el que haya perdido la capacidad de asombro, quizás absorto en los avances de Ulises, que por momentos me impone cierto respeto pues ya tiene un cuerpo y una mente que no es precisamente de un bebé.

Bien es cierto que no hace tanto que pasamos por esta etapa, y que algo habremos aprendido.

Recuerdo lo torpe que me sentí al cambiarle el primer pañal a Ulises, y lo cuesta arriba que se me hacía pensa que aquello era tan complicado. Realmente lo que sucedió es que le primer pañal es el más complicado, no tanto por la inexperiencia como por el hecho de tener que limpiar el meconio.

Con Héctor ya lo sabía, y cuando vi el petróleo que inundaba su pañal (para quienes no lo hayan visto creo que es una comparación perfecta) me lo tomé con calma, una esponja jabonosa, un poco de agua y un poco de paciencia.

También hace mucho el no tener miedo a manejar al bebé. Si Ulises hubiera sido tan pequeño y con una apariencia tan frágil me habría acojonado, pero ahora me cuelgo del hombro a Héctor mientras tiro el pañal que le cambio en apenas unos segundos.

Por ello no hay mucho que contar, no porque no haya motivos para contarlo, sino porque en algún momento ya fue contado.

No hay comentarios: