Entre las cintas he encontrado una colección de poemas (de esos que se hacen en la adolescencia) que compilé para un diaporama. De las fotos ya no se supo nada, pero el audio aquí queda.
Con la voz de mi profe de teatro (¡qué voz!) y la música de un artista que frecuentábamos (y al que le fusilé las canciones) la cosa no quedó del todo mal (tirando de profesionales para que no se note el amateurismo).
Lo que ya no quedó tan bien es el sonido, pero recuerdo que con los poquitos medios que tenía en casa (un par de cassetes, un micrófono, un altavoz que ponía eco y un montón de cables que entraban y salían de mic a headphones) monté un tinglado de la leche.
Y antes de que el tiempo borre la cinta la dejo ahora guardadita en este recóndito blog.
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