Sin embargo, el colchón ha durado poco tiempo en su posición más alta, pues Ulises ya tiene capacidad de ponerse de pie sujetándose en los laterales de la cuna, y veíamos que en breve iba a ser capaz de saltar fuera (hay que tener en cuenta su altura).
Así que mucho antes de lo previsto el colchón ha bajado casi a un palmo del suelo, y las barreras siempre se mantienen altas, de esta forma sólo puede asomar la cabeza.
La pega es que meterlo en la cuna cuando está dormido cualquier día le va a costar un disgusto a nuestra espalda por lo que hay que agacharse.
Aquí va una muestra del antes y el después, comprobando que él sigue igual de contento sea cual sea la altura del colchón.
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