Las clases de natación parecían haberse estancado, no se observaba progresos evidentes, pero alcanzar la mayoría de edad lo ha cambiado todo, pues de repente Ulises ha empezado a mover todo su cuerpo cuando encuentra un objetivo digno de ser alcanzado (una pelota o su mamá).
No es que disfrute mucho del baño, pero ya empieza a hacer sus pinitos moviendo las piernas con intensidad, agitando los brazos y retorciendo todo su cuerpo para avanzar mientras mantiene la cabeza fuera del agua.
Y es que mojarse la cabeza nunca le ha gustado, pero lo hizo espontáneamente en la ducha anterior a meternos en la piscina, pues le llamaron la atención los grifos plateados, y obviando el agua que caía se lanzó a por ellos. A partir de ese momento la ducha no es un problema.
Ya dentro de la piscina también ha aprendido a salir y a entrar, aunque ésto último solo lo hace justo antes de buscar desesperadamente los brazos de papá o mamá.
Me parece que pronto habrá que comprarle un flotador y que se maneje a sus anchas, aunque para él el mejor flotador sean los brazos de mamá.
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