24.3.10

Agua demasiado caliente

El rito de lavarnos las manos se llegó a convertir en algo divertido, ver a Ulises arremagarse (o al menos intentarlo) y seguir la secuencia del agua-jabón-frotado ha funcionado durante un tiempo.

Pero nadie está libre de cometer errores, y para evitar que el agua estuviera demasiado fría puse el calentador, esperé unos instantes y el agua se puso algo tibia, inicié la secuencia con Ulises y al mojarse retiró la mano y se puso a llorar: papá había girado el grifo demasiado y el agua estaba ardiendo cuando Ulises puso la mano.

Aunque el agua estaba realmente caliente la cosa no pasó de un enrojecimiento momentáneo de la mano y la muñeca, pero a partir de ese momento Ulises ya no quiere lavarse las manos.

Desde luego no vuelvo a correr riesgos con el calentador (siempre agua fría), pero aunque fuerzo a que Ulises meta la mano y compruebe que no quema él se niega entre llantos.

Ahora queda esperar a que, poco a poco, borre de su memoria la experiencia, aunque me planteo el coste que tienen los pequeños errores... Si uno lo piensa un poco es mucha responsabilidad la que se tiene, así que mejor no pensarlo.

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