30.4.10

Adaptación

Son varios los días que llevo sin escribir, en parte por la falta de tiempo (que no tanto) como por dejarme un período de adaptación.

Con Ulises ya descubrimos que lo peor es pretender hacer cosas más allá de las obligaciones que marcan los bebés y las tareas domésticas, pues si luego no hay tiempo se empieza a llevar mal la cosa. Así que he evitado cualquier distracción para adaptarnos a la nueva vida.

Y tras unos días confirmo que, por ahora, esa nueva vida no es tal.

Héctor es un encanto, su vida se limita a dos actividades: comer y dormir (la actividad de llenar pañales la compatibiliza con las anteriores).

Ulises fue un bebé muy bueno, pero ahora nos hemos dado cuenta que su apego al contacto humano suponía cierta carga, cosa que con Héctor no sucede, pues se conforma con cualquier superficie lisa y blanda para echar su sueñecito.

Supongo que esto cambiará en breve, pues las dos semanas que se adelantó hace que que su cuerpo requiera dormir mucho, pero por ahora el aterrizaje está siendo de lo más suave.

Sin embargo he comprobado lo que significa ocupar el 100% del tiempo...

Al recibir al primer inquilino se ocupa una parte importante del tiempo, pero no deja de ser un bebé para dos adultos, lo que permite cierto juego (no diría tanto como el 50%, pero cierto margen). Sin embargo ahora somos dos para dos, con lo que el margen se ha esfumado, aunque se puede llevar con holgura dado que Ulises tiene sus horas de guardería y Héctor no es que tenga unas necesidades muy sofisticadas.

En definitiva, nos adaptamos los cuatro, y todos muy contentos con la nueva situación.

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