12.4.10

Sardinas

Desde hace tiempo hemos declarado que Ulises come de todo, y sólo le están vedadas aquellas cosas que son complicadas de masticar, como pueden ser los frutos secos.

Tampoco es momento de darle dulces o chocolate, pero salvo estas excepciones y no tiene porqué haber un menú especial.

Bajo esta premisa ayer decidimos no prepararle comida cuando salimos a comer fuera (por si acaso cargamos con un potito, pero no hubo que hacer uso de él).

Fuimos a comer "pescaíto" con los padres de "Pichía" (Lucía, en la jerga de Ulises), así que hicimos el pedido habitual de espetos, rosada, ensalada...

Ulises empezó con el pan, que no falte, y luego hizo algún intento con el tomate o los pimientos, pero el sabor no le resultó agradable al estar muy sazonado.

La comida de verdad llegó con los espetos: a Ulises le encantan las sardinas. También probó la rosada, pero donde esté un buen espeto que se quite la fritura.

El postre tuvo una parte infantil, con el "petit suisse" para beber de Lucía, y otra compartida con el helado de papá.

La tarde transcurrió entre juegos en los columpios en la playa y siestas en los trayectos en coche, y es que el ajetreo cansa por más sardinas que se coman.

1 comentario:

María Pilar dijo...

Me habéis recordado este párrafo:

Los malagueños acudían a la playa para pasar un día de descanso, el Real Camino de Granada, comenzó a atraer a gentes de otras clases burguesas que buscaban degustar los espetos de sardinas de Miguel Martínez, quien creó en 1882 el merendero La Gran Parada.
El dueño recibió en enero de 1885la visita del monarca Alfonso XII, quien se desplazó a la provincia para conocer de primera mano los destrozos provocados por un terremoto en la comarca de la Axarquía.
"Migué el de la sardina", como lo conocían los vecinos, pronunció al observar que el rey se comía el "pescaíto" con cuchillo y tenedor: "Majestad, asina no, con los deos".