2.5.06

Vivir peligrosamente

Un minipuente tranquilo, de los que se disfrutan pero que pasan excesivamente rápidos. Cuando no se hace nada por gusto el tiempo pasa volando, cuando no se hace nada por obligación el reloj parece tomarse un descanso en cada segundo.

Entre los sorbitos de no hacer mucho fuimos a ver el espectáculo de Anthony Blake, tuvimos otra agradable velada con unos amigos y fuimos a tostarnos un poquito a la playa.

Compré entradas para el espectáculo de Anthony Blake recordando sus inicios como mago con misterio, olvidándome del periplo por los suburbios televisivos a los que se ha habituado. Y aunque el espectáculo es flojillo no me defraudó su saber hacer, sus trucos de magia de cerca y su tremendo oficio en efectos clásicos de mago mentalista. Me gusta su sincera frase con la que concluye sus actuaciones: "todo es fruto de su imaginación", dejando a las claras que no hay misterio en lo que hace, sólo sorpresa. Personalmente me parece mucho más misterioso y paranormal cualquiera de los efectos de Tamariz, pero es que hay niveles y niveles.

La velada con los amigos merece un post aparte, pues además de hablar de lo agradable que resulta el hábito de pasar veladas con ellos (sólo fallan las horas del reloj, que pasan sin medida) está empezando a presentarse lo que podría llamar la maldición de "La Bolsa (esto lo cuento otro día).

Pero lo más intenso del minipuente sucedió en un hecho cotidiano, pero que ante la situación que se nos presentó osamos correr un riesgo alocado digno de un reportaje de AXN. Tras la compra en el hipermercado pedimos a la cajera que nos validara el ticket de aparcamiento, cosa que hizo con normalidad. Uno, que es muy precavido, antes de retirar el coche comprueba el ticket en la máquina validadora del parking, pero en esta ocasión había mucha cola y echándole coraje decidimos salir del parking sin pasarlo por la máquina validadora. Los minutos en el coche transcurrieron de forma intensa, y el ritmo cardíaco se aceleraba a medida que nos aproximábamos a la salida. Frente a frente al lector de tickets, trago saliva, lo introduzco... y se levanta la barrera.

Esto es a lo que se le llama vivir peligrosamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo importante es la sensación que se siente.
Un chute de adrenalina es un chute de adrenalina.