Aunque el sexo y el dinero sean los verdaderos motores del mundo (por cierto que prueba de la degeneración del mundo es que cada vez se mueve menos por sexo y más por dinero) hay una fuente de poder que permite a algunas instituciones mantener cierta relevancia al margen de los dos motores: el miedo a lo desconocido.
Yéndose a un extremo el miedo a lo desconocido se podría asimilar con el miedo a la muerte, y ese es sin duda uno de los factores que provocan más abusos de poder.
En este sentido las instituciones que más se basan en el miedo a lo desconocido son las distintas iglesias (en general las organizaciones religiosas). Es por ello que siempre hay cierta reticencia (eufemismo) al avance de la ciencia, pues cuanto más se conoce menos se desconoce (¡joder, soy un genio!), por lo que se pierde esa cuota de poder a lo desconocido.
A nivel cotidiano ese miedo actúa como inhibidor de muchas decisiones, no ya solo el miedo a lo desconocido sino el miedo a lo que no se haya experimentado previamente, aunque conozcamos la experiencia por un tercero.
Y en última instancia el miedo subyace a la comodida o al conservadurismo, pero aún sabiéndolo no puedo evitar decir: "virgencita, que me quede como estoy".
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1 comentario:
Muy bueno, muy bueno.
Un saludo.
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