En ocasiones nos preguntamos cómo es posible que no haya más accidentes de tráfico teniendo en cuenta la cantidad de cafres que andan sueltos, una prole de cerebros tan pequeños en los que no caben distancias de seguridad inferiores a un metro ni velocidades inferiores a 100 Km/h (mi hipótesis es que hay una partida de humanos en los que se instaló una memoria ROM con parámetros erróneos en lugar de la memoria flash más adecuada para la vida moderna - me refiero a la vida del homo sapiens y no la del cro magnon).
Por otro lado a uno le extraña que haya tantos accidentes pues con el nivel de majadería de esta subespecie lo raro es que no se hayan extinguido.
Todos tenemos múltiples experiencias al respecto, por fortuna la mayoría fugaces, como la que un gilipollas (pa qué buscar giros lingüísticos teniendo esta palabra que define perfectamente a ese simulacro fallido de persona) que esta mañana me ha adelantado por la derecha ¡mientras yo estaba adelantando a otro coche a 120! (aún no me explico como su Audi rojo chillón ha cabido entre los dos coches).
Por supuesto tras finalizar su maniobra se ha puesto delante y ha continuado haciendo eses, debía tener mono de carretera de montaña pues la línea recta seguro que no entra en su estrecho cerebro.
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1 comentario:
Al final Darwin tiene su parte de razón. Sólo sobreviven los que más suerte tienen.
Por cierto, comprar un audi te otorga prebendas que los demás no tienen.
Esta mañana he parado a repostar gasolina. La amable dependienta me ha indicado que el surtidor de delante estaba libre, con la maniobra inicado y medio morro fuera un audi ha pasado por delante (aunque supongo que tambien hubiera pasado por encima) de mi, para ocupar ese surtidor.
yo creo que los anillos son como un mantra que de tanto mirarlo les borra las ideas...
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