6.9.06

Kenia y Seychelles - Aeropuertos (I)

Tengo pendiente anotar algunas de las cosas que pasaron durante el viaje, pero la descripción cronológica de los hechos se me antoja aburrida, así que la crónica la realizaré de foram temática, de hecho ya empecé así con el previo de las vacunas.

Hoy dedico el espacio a los aeropuertos, que fueron unos cuantos: Málaga, Madrid, Amsterdam, París, Nairobi y Mahé.

Del aeropuerto de Madrid poco hay que decir, máxime cuando no tuve que pasar por la famosa T4. Sin embargo siempre destacaré como punto positivo que llegue el metro hasta el mismo aeropuerto, cosa que no he visto en muchos sitios (muchos aeropuertos tienen un tren de cercanías, pero no es lo mismo). Como punto negativo siempre está el caos que se monta en la facturación de la T1, con poco espacio para las colas de facturación.

En este sentido el aeropuerto de Málaga es de lo mejorcito que hay, pues la zona de facturación es sencillamente enorme, y aunque no hay ningún medio especial de organización de las colas, éstas se pueden distribur en línea recta sin ningún problema.

El vuelo hacia Amsterdam (con KLM) fue en un avión con televisor individual (no tenía juegos, pero bien) y una buena selección musical que se escuchaba a una calidad aceptable (han mejorado los auriculares). Lo que más me sorprendió es que la programación (tanto la de vídeo como la de audio) era exactamente la que se indicaba en la revista de la compañía (cosa que creo que es la primera vez que me pasa).

Llegados al aeropuerto de Amsterdam hubo que pasar el primer control de pasaporte serio. Enseñamos los pasaportes y dado que mi compi tenía la tarjeta caducada el del control dijo que eso no valía, pero ya teníamos en la mano los papeles que decían que todo estaba en regla (tuvo que hacer chorrocientos papeles para que le dejen salir y, luego, volver a entrar, y todo porque la administración es leeeeeenta para renovar un vulgar carnet), en concreto le dijimos: "We have the papers..." y no hizo falta más para nos dejara pasar, solo enseñarle una hoja de papel doblada.

Pero no es lo único que se hace de forma relajada, pues el arco de seguridad me pitó (le pita a todo el mundo). En lugar de pedirme que me quitara el cinturón o las botas que llevaba (tiene hebillas metálicas) me cachearon, sobre todo el cinturón. Sin embargo el cacheo no incluía ni el calzado (en esas botas podía haber llevado un tanque) ni el bajo vientre (supongo que uno no tiene ningún bulto sospechoso... al menos cuando viaja).

La organización del aeropuerto no es especialmente mala (no nos costó encontrar nuestra puerta de embarque). Había una zona comercial que estaba bien, aunque no fuera muy grande.

Tras la espera, y sin mucho retraso, nos subimos al avión de Kenya Airways (¿o era airlines?), donde nos recibieron unos azafatos como muy africanos, contrastando su piel con el rojo de la chaqueta. Algún azafato me pareció hasta amable, el resto (incluidas las azafatas) en la tónica de antipatía que ya está extendida por todas las compañías.

El avión era similar al del vuelo anterior, con televisión individual, pero con una selección de películas más amplia. Como eran todas en inglés o fracés (sin ningún subtítulo) me trague "Ultraviolet", que pa ver a la Milla Jovovich no hace falta que la película tenga sentido.

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