4.9.06

Campeones del mundo

Reconozco que sigo más el fútbol que el baloncesto, sobre todo porque seguir el baloncesto es complicadísimo dada la variabilidad de los días en los que se juegan los partidos de liga, pero no perdí ocasión de disfrutar del partido de ayer en el que la selección española culminó una serie de años de un juego formidable.

En el hecho de conseguir ganar un campeonato, como en el hecho de ganar cualquier partido entre equipos de un nivel similar, siempre influye el azar, sobre todo a la hora de perder (que se lo digan a la selección de baloncesto en las pasadas olimipiadas). Sin embargo para ganar un campeonato poco influye el azar. Las grandes victorias se labran a largo plazo, con un trabajo que suele llevar años y que no siempre da frutos.

Quienes ya no tenemos ni canas que peinar recordamos cuando el deporte nacional pasaba con más pena que gloria por los distintos eventos internacionales. Y si me remonto más atrás (casi todo el siglo pasado) sólo algún héroe despuntaba de higos a brevas, más fruto de un talento natural que de un trabajo bien hecho.

Lo que es incuestionable es que en el deporte de élite impera una máxima: la capacidad de sacrificio y sufrimiento del deportista es la única garantía para no fracasar. Pero el esfuerzo por sí solo sigue sin ser suficiente.

El punto de inflexión se produjo en España en el año 92, o mejor dicho en 1986, cuando se proclamó a Barcelona como sede de los juegos olímipicos. A partir de ese momento se iniciaron una serie de políticas de promoción del deporte que llevaron a que la olimpiada fuera un éxito, y a que se sentaran las bases de un tejido deportivo sólido.

Así actualmente no se ahoga ningún nadador, siempre se esperan medallas en atletismo, se han conseguido campeonatos del mundo de balonmano, waterpolo o baloncesto (esos que yo sepa)... parece que a veces los planes a largo plazo funcionan.

De toda aquella infraestructura surge ahora una selección de jugadores que desde niños han estado llamados a ser jugadores de élite. Y es que ya son rarísimos los casos de algún deportista que despunte que no lleve practicando su deporte desde la más tierna infancia con una preparación planificada a largo plazo.

Está claro que el hecho que el hecho que siempre ganen los mismos (EEUU, Rusia, China...) no se debe tanto a que tengan más talento como a que se apuesta por el deporte de élite desde la base (al contrario de lo que sucede en el fútbol, que se apuesta por la base desde la élite). Y en el baloncesto había un gran hueco, el que dejó la URSS y Yugoslavia.

Ganar un campeonato de forma puntual puede ser fruto de muchas circunstancias, pero ganar muchos campeonatos, en muchos deportes y categorías, sólo puede ser fruto de una política bien hecha.

Como siga así al final voy a tener que agradecer el título del mundo a Felipe González más que a Gasol.

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