23.1.06

Salir de parranda

El pasado viernes se organizó una salida nocturna a cuenta de la despedida de una becaria, que finalizaba su actividad en la empresa.

Nunca fui de los de salir de parranda, pero debido a algún compromiso alguna vez tuve que hacerlo (entiéndase por compromiso alguno del momento o alguno con vistas a futuro), con lo que rememoré brevemente la vida de estudiante (por más que se diga sigo pensando que la vida de currito es millones de veces mejor que la de estudiante).

Tras la cena compartida el grupo se dirigió a ún pub donde la mayoría empezó a pegarse los primeros copazos mientras las chicas (algunas becarias y otras glorias corporativas) se agenciaban unos meneitos al ritmo de "reggaeton" (por lo visto esa es la música que se estila en estos tiempos).

Allí surgió la frase de la noche cuando un compañero dijo: "El que inventó las becas era un genio".

Y es que efectivamente los modelitos que lucían las becarias sin ser de escándalo eran dignos de no pasar desapercibidos ante unas mentes calenturientas (entiéndase todo el género masculino).

Poco a poco el local se fue llenando y claramente había muchas más mujeres que hombres, muchísimas (en mi época de estudiante no había tantas mujeres). Y los pocos hombres que se avistaban eran unos musuculitos descerebrados o tontos impresentables. Nosotros (parte del cuerpo de ingenieros de la empresa que, en esa ocasión, ejercíamos a la perfección de estatuas con whisky en mano) éramos los únicos dignos de ser tenidos en cuenta, seguro, pero las féminas no parecían percatarse de ello.

Sin embargo no pasó ni una hora cuando los años empezaron a hacer mella y me empezaron a doler los riñones y las piernas (y también que se acabó el vídeo con los mejores goles de la historia que estaban poniendo en las pantallas del pub), así que salí de aquel sitio con los oídos zumbando y me fui para casa pensando que si no es para salir de caza uno no entiende muy bien dónde está la diversión de esos sitios.

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