1.3.06

Subida al Torrecilla (I)

Aprovechando que mi mujer está de viaje me planteé hacer alguna de esas cosas en las que es complicado llegar a un consenso en la vida en pareja. Dado que jugar diez horas seguidas a la Play ya no está en mi lista de tareas pendientes el reto tuvo que ser mucho menos hogareño: subir al pico más alto de la provincia.

"El Torrecilla" luce unos magníficos 1919 metros, lo que le permiten estar cubierto de nieve en invierno en una región en la que la nieve sigue sorprendiendo (hasta ayer me encantaba escuchar como cruje la nieve bajo las botas).

Lo peor de las salidas al campo son las horas de coche previas y posteriores a la caminata, lo que ayer sumaron cuatro horas, la mayor parte de las cuales por carreteras de montaña y carriles forestales donde los "baches" adquirían dimensiones épicas.

La ruta partió de "Los Quejigales", zona de acampada donde dejamos el coche para adentranos en un bosque de pinos donde nos pusimos de barro hasta las rodillas por los riachuelos que corría por allí.

Posteriormente se atraviesa "La Cañada del Cuerno", un bosque de pinsapos donde, además, se pudo ver alguna que otra cabra montesa. Por desgracia lo que antes eran riachuelos ahora era hielo, y uno tenía bastante con intentar mantener la verticalidad mientras subía.

En esta zona la orientación se me antoja complicada, pero nos enganchamos con un grupo de excursionistas de lo más variopinto (desde jubilados a niños, todos tan inexpertos como nosotros, pero menos osados pues llevaban un guía).

A medida que se subía los árboles empezaban a escasear, dejando paso a la nieve. Uno podía elegir entre los senderitos helados o el medio metro de nieve a cada paso.

El siguiente hito fue el puerto de "La Pileta", desde donde se divisaba el destino final. Cerca de ese puerto hay una antena con una caseta a la que nos acercamos para hacer una parada técnica y protegernos de la ventisca.

Más adelante se llega a un nevero, luego nieve y más nieve hasta llegar a los pies del Torrecilla, donde hay una decapitada imagen de "La Virgen de las Nieves".

El tramo final fue durillo por lo empinada de la pendiente (había un sendero, pero estaba cubierto por la nieve), aunque llegamos desperdigados al cordal del puerto:



Estando a punto de coronar el hielo se acumulaba por todas partes, con lo que nos quedamos a escasos metros de la cumbre (quizás a cinco o diez), pero el acojone de la altura y la pendiente hizo que desistiéramos de seguir.

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