26.10.06

El artista febril

Por fortuna no son muchas las veces en las que tengo fiebre, uno se mantiene moderadamente sano y salvo algún que otro resfriado no hay virus que penetre mis defensas.

Sin embargo la última vez que tuve fiebre alta constaté un hecho del que ya tenía sobradas evidencias: la fiebre me saca el artista que llevo dentro.

Fue en el viaje a Kenia, algo impactó muy negativamente en el estómago y las nauseas derivaron en fiebre, y a medida que esta subía la respiración se hacía más fuerte. Pero llegado a un punto no puedo evitar empezar a canturrear, con los ojos semiabiertos despliego un amplio abanico de sonidos similares a lo que sería el tarearo de una canción.

Es más, puesto que la canción surge espontánea y original no sólo doy rienda suelta a mis dotes de intérprete, sino que hago mis pinitos en composición. Y de esta forma puedo pasarme horas para desquicio de quién se encuentre a mi lado.

La creatividad sólo se desarrolla entre los 38'5 y 39'5 grados (cifras aproximadas), pues a más temperatura paso a realizar mi particular performance interpretando emociones contrapuestas (río y lloro simultáneamente) junto a delirios varios. Si la temperatura baja me convierto en un vulgar enfermo sinmás pretensiones que poder dormir.

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