16.10.06

La dictadura de las estadísticas

Antiguamente estaba claro que lo que les sucedía a los nobles y ricos terratenientes establecía las prioridades sobre las actuaciones sociales. Así si un noble tenía una enfermedad extraña todos los médicos investigaban esa enfermedad aunque fuera única, o si un señor feudal quería construirse un castillo no se miraba si la piedra pudiera ser más útil para las casas de los vasallos.

Afortunadamente los tiempos cambian, y ya no son unos intereses particulares los que marcan las tendencias, ahora los intereses los marcan las estadísticas.

La medicina es un claro exponente de este hecho, pues para las enfermedades más comunes hay muchos medios, y el que padezca una enferdad rara ya puede ir poniendo velas a los santos.

TAmbién estadísticamente se marcan las tendencias de lo que hay en televisión, de los productos de alimentación que uno se puede encontrar en el supermercado (cada vez que encuentro mi marca de cereales es todo un acontecimiento, se ve que mis desayunos son muy raros), de las carreteras que tienen mayor mantenimiento... y en última instancia de quién gobierna un país.

La política en sí misma no es más que un juego estadístico en el que las decisiones se toman en función de la repercusión que vaya a tener esa decisión en un resultado electoral. Dudo yo que algún político haya tomado alguna vez una decisión "antipopular" a conciencia, pues el objetivo del poderoso es perpetuarse en el poder.

Y todo esto estaría muy bien si no fuera porque el "comodín del público" falla más que una escopeta de feria, así que cuando nos pase algo malo siempre podremos tener el consuelo de los tontos: esperar que sea el mal de muchos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No creo que las cosas hayan cambiado. La malaria es una enfermedad muy frecuente, pero como los que la sufren son pobres, todavía no hay cura. En cambio el resfriado común recibe toda la atención de las farmaceuticas. La conclusión es que las necesidades de los ricos siguen siendo el centro de la atención. Solo que el número de ricos ha aumentado. Con lo cual, "¡Abajo los pobres!" (¿quien lo decía?) :-)