26.12.04

Cuando el grande no vuela tan alto

Escribo desde mi destino vacacional, alla por la antigua Union Sovietica (donde los teclados no tienen tildes ni enyes), lo que me va a permitir abrir una serie de mensajes sobre detalles de los que normalmente no me veo rodeado.

Ayer tuve un largo viaje hasta mi destino, comprobando que el dia 25 de diciembre es bastante bueno para viajar en avion pues los aeropuertos estaban escasos de actividad y todos los aviones que tuve que coger (tres en total) llegaron con adelanto.

Y es de aviones, o mas bien de companyias aereas, de lo que quiero hablar.

Con el cuento de la reduccion de precios nuestra querida Iberia ya no ofrece ni un vaso de agua, aunque dada la simpatia de las azafatas quizas sea lo mejor. Bueno, para ser justo dire que ofrecieron una chocolatina de Delaviuda como detalle del dia de Navidad, pero por mas que miro el saldo de mi tarjeta de credito no puedo apreciar donde esta la reduccion de precio del billete pues un Malaga Madrid cuesta mas caro que hace un par de anyos. En resumen, un servicio de los que no da una mala palabra ni hace una buena accion.

El siguiente avion era de otra companyia grande, esta vez Malev que viene a ser la Iberia de los hungaros. Despues del magnifico desayuno de Iberia uno albergaba la esperanza de una comida de Navidad, pero me tuve que conformar con un par de bollos de pan con mantequilla y dos lonchas de fiambre. Tambien se incluia algun dulce y un te bastante decente (sin posibilidad de repetir). Las azafatas ofrecian alguna sonrisa mas que las de Iberia, pero tambien cuidaban mucho su cutis no vaya a ser que les fueran a salir arrugas. Lo mejor fue la siesta que me pegue pues el espacio entre asientos si que merecia la pena (uno que es grande se podia estirar sin problemas).

El tercer avion era el de la companyia moldava, nada que ver con los anteriores. Vale que el avion era un SAAB de helice y 50 plazas, pero la ausencia de ostentosidad de medios no les ha privado de dar un servicio sencillamente excelente con el precio mas bajo de los tres vuelos. Dos azafatas bastante simpaticas repartian periodicos nada mas sentarte. Aun antes del despegue te ofrecian un caramelo. Nada mas despegar bebida, luego un catering muy majo, con carne en salsa y pasta (lo primero caliente que me lleve al cuerpo en todo el dia), fruta, un dulce de Navidad, dos pasadas de los tes y cafes... y las dos horas de vuelo pasaron en un momento.

Desde luego los grandes no son siempre mejores que los pequenyos. Supongo que la ilusion y las ganas de hacer bien las cosas cuando una empresa es pequenya puede mas que toda la logistica y derroche de medios de una empresa grande que al final te ofrece unos servicio mediocres, pero con una revista en la que sale a todo color la foto del presidente diciendo lo buenos que son.

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