Antes de ser padres una de las cosas que más acojona es el cólico del lactante, más que por su gravedad (ninguna) por el riesgo de sufrir un trastorno de ansiedad (los padres, no el bebé).
Pasados casi tres meses desde que nació Ulises parecía haberse disipado ese miedo, pues sigue siendo un bebé tan tranquilo como el primer día, pero ayer tuvo una día un tanto complicado.
¿Cólico del lactante? Pues no se sabe, a fin de cuentas nadie sabe porqué se producen ni exactamente qué es (se podría haber llamado "jaqueca del lactante" o "hipersensibilidad del lactante a la conjunción de Saturno con la luna"), sólo se tienen datos estadísticos de que sucede más en el primer trimestre y más en los que toman leche de fórmula. Como Ulises está dentro de ese grupo pues supondremos que tuvo un día de "cólico".
Simplemente llorar y llorar hasta desesperar a la madre, pero cuando llegué a casa ya estaba dormido y tranquilo, al poco se despertó y tan contento.
Nos fuimos de paseo, jugamos un rato, un bañito en el cubo, un biberón y a dormir ¡en la cuna!
La noche la ha pasado bien, aunque a ratos con gases que le dolían, pero nada importante. Y esta mañana, a las seis y media, han tocado diana, pero tranquilote y con penita de que me tuviera que ir a trabajar (penita la mía, el seguía entretenido con su juguete de luces).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario