26.1.05

El paraguayo

Su abuelo trabajaba en el servicio de aduana de Paraguay y le puso a trabajar a los 15 años. Fue aprendiendo la profesión a la vez que estudiaba y a los 17 conoció a una mujer y se casó.

A los 25 ya tenía dos hijas, dos casas, un coche y un todoterreno, todo lo había conseguido en la vida gracias al trabajo en la aduana donde había mucho dinero (supongo que el uso de "haber" debe ser sútilmente distinto en Paraguay, pues en un banco hay mucho dinero y los que trabajan en las oficinas tampoco es que estén forrados). Por el camino cursó ciertos estudios en Cuba (esto no aporta nada a la historia, pero el dato aquí queda).

La vida transcurrió tranquila hasta que conoció a una mujer cuando trabajaba con el contrabando (desconozco la amplitud de la frase "trabajar con el contrabando"), y dejó su familia después de 15 años de matrimonio para irse con esta mujer, quedándose sólo con el todoterreno (¿qué le verá la gente a estos coches? porque son sólo coches ¿no?).

Tras cinco años viviendo con esta mujer (a la que le puso un piso) la madre de ella se vino a España y se la trajo, con lo que él lo dejó todo para venirse con ella. Pero tardó una semana más que ella en venir, dándole tiempo para que se liara con un español, así que el probre paraguayo se vio en la calle en Madrid un 26 de enero en el que nevaba.

No se volvió a su país, pues nada tenía allí (todo estaba a nombre de su exmujer o de la que le dejó), así que consiguió trabajo como chófer en una productora de cine. Luego se fue a trabajar en la campaña de la aceituna.

Por teléfono consiguió reconciliarse con su exmujer, pero conoció a una española con la que se podría casar arreglando los papeles. Como el matrimonio requiere a su vez un gran papeleo (de esto yo sé un rato) finalmente no se casó y se planteó traerse a su familia a España.

Así encontró trabajo como obrero de la construcción, y por obra y gracias de las cadenas de contratación me lo encontré arreglando las paredes de mi piso (el de la empresa de reformas contrató a una de trabajos de albañilería que paga 300 euros por semana a este encantador paraguayo).

Y todo esto me lo contó así por decirle: "buenos días" y preguntarle su nombre (que desgraciadamente no recuerdo porque era extremadamente extraño para mí). Desde luego hay quién no tiene problemas para encontrar temas de conversación.

2 comentarios:

Kaloni dijo...

parece ser, pues, que la educación está mas avanzada en Sudamérica, que fomenta la conversación y las relaciones personales.
Un saludo.

Elisabeta dijo...

Es triste pensar que a veces no sabes ni si tu compañero/a de oficina esta casado-a/viudo-a/soltero-a y que en el fondo te importa un bledo y no quieres ni saber nada de su vida...ver que hay gente así de abierta,extrovertida deberia de hacernos pensar en como nos relacionamos aqui y ahora con la gente con quien si convivimos y tenemos trato.En fin,estoy reflexiva estos dias...Saludos y besitos