17.1.05

La rubia y la gorda

Supongo que se debió a que el intenso día de trabajo que tuve el viernes me dejó con las defensas bajas, o las energías justas, el caso es que cuando a las tantas de la noche empezó un nuevo reality en la primera no cambié de canal (ni apagué la tele, como hubiera sido normal).

Se presentó ante mí un circo romano en que las cámaras son los tridentes que sacan las entrañas de los actuantes (que no actores) y las muestran a los espectadores. Entrañas que si bien no son sanguinolientas sí son crueles con aquellos que se exponen a que la plebe juzgue su forma de vida en unos minutos de televisión.

Sin embargo observé que tras la idea circense de que dos personas se intercambien sus vidas había algo que motiva mi post: una solapada, y adivino que poco pretendida, demostración de lo infundados que son los prejuicios.

Tuve que evadirme de la manipulación del realizador intentando enfrentar a la suegra con el yerno, así como del adoctrinamiento que la presentadora quería imponer, pero el ejercicio de ponerse en el lugar de otro me pareció encomiable.

Se levantó el telón mostrando a una rubita tonta y a una gorda prepotente, aparecieron un sinfín de secundarios entre los que estaba el novio musculitos y la adolescente irracional. Pero a medida que avanzaba la función los estereotipos se iban rompiendo, la rubia ni era rubia ni tonta y la gorda ni era prepotente ni... bueno, ni se sentía gorda.

Creo que vivir una experiencia así debería ser obligatoria en los colegios, y además hacerla varias veces, pues ponerse en el lugar del otro es una cualidad que poca gente tiene. Y no digamos ya lo que supondría a la hora de romper estereotipos o de eliminar prejuicios.

Lástima que las cámaras de televisión sólo sepan mostrar un circo romano.

2 comentarios:

Elisabeta dijo...

Si usaramos más la empatía seguramente las relaciones avanzarian de otro modo, y ya no me refiero a relaciones de pareja,sino en general...Siempre resulta dificil ponerse en el lugar del otro pero cuando lo hacemos nos sentimos mejor ¿a que sí? Besitos ^_^

Kaloni dijo...

Uno de los males de nuestro tiempo es no practicar la empatía como bien dice elisabeta. Si nos pusiésemos más veces en el pellejo de otras personas, sabríamos valorar más lo que tenemos.
Salu2 Bachiller.