17.10.05

Los anónimos 54:30

Una de las ventajas de tener un blog es poder contar aquellas cosas que a nadie interesan y poder dar mérito a lo que no lo tiene, como por ejemplo correr diez kilómetros en 54 minutos y 30 segundos.

Ayer se celebró una carrera popular a la que desde hace años miraba con deseo, siempre quise apuntarme pero nunca tuve la confianza suficiente como para hacerlo. Ahora que ya ni peino canas (directamente no me peino) me ha dado por hacer kilómetros, los suficientes como para apuntarme en la carrera.

Para mí ha sido algo especial, aunque mi dorsal fuera el quinientos y pico de los más de trece mil que por allí había, pero el ambiente merecía la pena.

Mereció la pena ver al padre que corría con el carrito con su hijo (el padre tenía pinta de atleta e iba más o menos a mi ritmo), a un perro con su dorsal y todo, a algún voluntarioso en silla de ruedas, a muchos y muchas adolescentes haciendo carreritas (sólo en el primer kilómetro, luego ya no había gasolina).

Lo mejor fue verse adelantado allá por el sexto o séptimo kilómetro por dos gemelas de unos ocho o nueve años que corría absolutamente al unísono. Lo primero que pensé es que seguro que dentro de unos años al menos una de ellas sería profesional del tema, pues el estilo y el ritmo que llevaban no se parecía en nada al trote cochinero que llevábamos la mayoría.

Fue divertido ir en pelotón todo el rato, cosa inevitable con tanta gente. Adelantarles en las subidas y ser adelantado en las bajadas para al final quedar más o menos por en medio. Dentro de algún tiempo conoceré mi anecdótica posición (quizás el cinco mil, o el seis mil) pero yo tengo suficiente con la experiencia de mi modesta marca, con cruzar una línea de meta con un dorsal y con el dolor de piernas que me duró todo el día.

Sé que no tiene mérito, sé que no le importa a nadie, pero para eso está el blog.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No tendrá mérito, pero a mi me impresiona.

Zuviëh S.F. dijo...

Je, yo lo hice en hora y pico (años atrás) ¡andando! :P.