Uno ya va acumulando muchos kilómetros en esto de la informática, y a veces se encuentra con algún recuerdo de su primeros pasitos que es digno de formar parte de un museo (casi del museo de los horrores).
Tengo vivos los recuerdos de los distintos modelos de PC's que he usado, siendo el más destacado el PC1512, con dos disketeras de cinco y cuarto. Tampoco puedo olvidar las versiones del spectrum y su inseparable casette (con el que se pasaba más horas que con el ordenador).
Sin embargo ayer topé con una página en la que encontré información sobre la primera videoconsola que me compraron mis padres: la Philips Videopac G7000. Con esa máquina de apenas 1Mghz y 4k de memoria compartí muchísimas horas en emocionantes partidos de fútbol, aventuras espaciales o espectáculos circenses.
Ahora que los videojuegos son todo un prodigio visual y sonoro uno se da cuenta que para hacer bien las cosas es más importante el ingenio que un gran despliegue de recursos, pues con apenas unos pocos pixels y unos pitidos que ahora resultan tremendamente molestos aquellas máquinas conseguían sumergirme en unos mundos fantásticos de los que no nunca quería salir.
Estos de la imagen son dos acróbatas cuya misión en la vida es pinchar unos globos de colores... y hacerte consumir horas de tu vida como un tonto. ¡Claro! que con el precio que tenían los juegos había que amortizarlos.
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1 comentario:
Qué amortizarlo y qué leches... ¡Con lo bien que te lo pasabas! Yo tenía uno con una pistola y tenía que matar patos, como era terriblemente mala, apuntaba a 1 mm de distancia de la pantalla... ¡No fallaba ninguno! xDDD.
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