Hace escasos día a alguien se le ocurrió en la empresa organizar un partido de baloncesto,y a la convocatoria respondieron casi 20 personas, ¡una barbaridad!
Hoy tendrá lugar tan magno evento (mañana daré el parte médico), pero independientemente de ello es seguro que en las siguientes convocatorias el número de personas se irá reduciendo paulatinamente hasta tener que llegar a jugar un dos contra dos, y gracias.
Estamos ante otro ejemplo del inexorable "Efecto Gran Hermano". El entusiasmo inicial que hace creer que es el momento de dedicarnos de por vida a una actividad noble, y que nos dura más o menos hasta la hora de la cena.
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