9.11.04

Tiempo para no hacer nada

En un post anterior hice referencia al placer del perreo (no hacer nada en absoluto) a lo largo de los fines de semana, y creo que este tema requiere de una reflexión más profunda pues tras el mencionado perreo siempre cae como una losa la escasa duración de esos momentos de asueto. Sin embargo todos los fines de semana de dos días tienden a durar 48 horas (al menos en este planeta) pero se me antoja que aquellos en los que se perrea se hacen mucho más cortos.

Y el hecho es que esta sensación va contra las leyes de la física, pues según las transformadas de Lorentz cuanto mayor es la velocidad más se contrae el tiempo, y el perreo está frontalmente reñido con la velocidad, por lo que debería dilatarlo (fines de semana larguísimos, ¡quién los tuviera!)... ¿qué sucede entonces?

La explicación la tengo que buscar en lo que todo gestor de proyectos conoce bien: la duración de las tareas en función de los recursos.

En hacer cualquier cosa uno tarda un tiempo determinado, que varía en función del esfuerzo, así por ejemplo en ir al Mercadona se puede tardar entre 15 y 45 minutos en función de lo rápido que se haga la compra y de las bolsas que haya que cargar. Las tareas acotadas siempre cumplen este principio.

En un proyecto todo se divide en tareas, hasta dormir sería una tarea que ocuparía unas siete horas diarias si hubiera alguien que nos planificara la vida (considero un gestor optimista con eso de siete horas), por lo tanto perrear sería una tarea. Pero ¿cuántos recursos se ponen a disposición de perrear? Por definición cero, una cantidad despreciable de energía para darle al botón del mando a distancia y poco más, lo que supone un tiempo infinito para acabar la tarea.


En definitiva: el tiempo empleado en no hacer nada es inifinito, lo que nos da la respuesta definitiva a porqué siempre se nos antoja corto el tiempo para perrear.

He dicho.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal vez por eso dicen que las personas muy ocupadas tienen tiempo para todo y a las ociosas se les escapa entre los dedos.
Tío, eres un genio. Deberías haberte hecho filósofo.
Un saludo.

Elisabeta dijo...

Uhms...tendría que leerme otra vez tu post para meditarlo...pero lo que si tengo claro es que los fines de semana en los que no hago nada,(como este por ejemplo)se me pasa el tiempo volando...y luego una en lunes piensa en todo lo que podría haber hecho,pero en fin ¡viva la perreria del finde y el pijama!

Anónimo dijo...

Yo lo que digo es una cosa... si lo de mirar las nubes es tan relajante, lo de ver crecer la hierba produce tamaña paz... y lo de rascarse los h... a dos manos un estado de bienestar cuasi místico....¿porqué y digo bien...porqué leches nos empeñamos en llenar de actividades todo el santo fin de semana?