16.11.05

Películas de quince horas

En los últimos años, coincidiendo con el decaimiento de la calidad del cine, se está produciendo un auge en la calidad de las series de televisión, sobre todo en las llamadas "miniseries".

Realmente estas miniseries son "larguísimometrajes" de unas diez o quince horas en los que cada capítulo tiene su interés.

Ayer me sorprendió la serie "Matrioshki" que lleva algunas semanas en Cuatro, pues no es nada habitual tratar un tema serio de una forma tan directa. Ciertamente es impactante, sobre todo sabiendo que lo que se cuenta es la realidad pura y dura. Lo más interesante de esta serie fue ver como una persona puede oprimir por la fuerza a un grupo superior en número y, por tanto, en fuerza. Las técnicas de la confusión, muchas falsas esperanzas, y sobre todo utilizando el "divide y vencerás" para conseguir imponer una voluntad a la de muchas otras personas.


En un tono mucho más pasteloso también sigo "Abducidos" (creo que sin emisión en ningún canal), que aunque a veces canse mantiene el interés por la trama entre varias generaciones (no sé porqué, pero las historias que cuenta largos períodos de tiempo son las más interesantes).

Otra serie digna de mención es la ya finalizada (tras cinco temporadas en USA) "A dos metros bajo tierra", aunque esta ya sea una serie más convecional fuera del formato "mini", derivando un poco en culebrón (aunque no haya hijos secretos ni se líen todos con todos).

Al final va a resultar que lo que más me gusta de la televisión es ver series, pues una película se acaba en dos horas (la mayoría por fortuna) y con las series el entretenimiento está garantizado durante horas.

Y mañana jueves: ¡el día de "Cuéntame"!

1 comentario:

eLiSaBeT dijo...

te tengo que dar la razón: las series són mil veces mejores que qualquier programa cutre que haya ahora... (bueno, siempre hay excepciones, y si no, para muestra, un botón: Un paso adelante, Médico de familia, Los hombres de paco, etc.)
Con Matroshki (o como se escriba) confieso que soy incapaz de verla, me hiere la sensibilidad, y encima, peor me siento cuando pienso que quizá (seguramente) la realidad es muchísimo más dura.