3.4.09

Balanceo de 180 grados

A medida que Ulises va adquiriendo más movilidad hay que estar más atento a donde se le deja, pues cada vez es más susceptible de caerse o de hacerse daño.

Por ejemplo, en la cuna a veces le da por atravesarse, con lo que se le queda alguna pierna entre los barrotes de madera.

Uno de los sitios que hasta hoy estaban declarados como seguros era la hamaca (la gandulita) pues cuando está atado, aunque se balancea, lo hace de forma controlada por los topes que tiene el propio artilugio.

La hamaquita era el sitio ideal donde Ulises estaba mientras yo desayuno, pues se entretiene con los juguetes que cuelgan de la hamaca: dos elefantes y un paraguas musical que acciona e intenta imitar.

Sin embargo, mientras estaba yo disfrutando de mis tostadas, Ulises se ha balanceado más de la cuenta, e inclinándose hacia adelantes ha logrado volcar la hamaca, acabando con su cara en el suelo. Por fortuna los elefantes han amortiguado el golpe y sólo se ha asustado un poco, pero ya tenemos que descartar la hamaca como zona segura. Ya apenas queda el suelo, y eso cuando está libre de objetos.

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