El problema radicaba en que Ulises se arquea y se gira para ver la decoración de la hamaca, o se echa a un lado o a otro para intentar alcanzar cualquier cosa que le distraiga. Detrás de toda esa profusión de movimientos iba siempre la cuchara cargada de puré que solía acabar en la ropa, el suelo, las cejas o las orejas.
En definitiva, que ha llegado el momento de dar otro salto en la escala evolutiva, y gracias a una cesión desinteresada la comida de hoy ha sido mucho más sencilla, pues Ulises ha comida en la que va a ser su trona durante los próximos meses, y ahí tiene menor libertad de movimientos y se le puede dar de comer sentado en una silla sin hacer demasiados malabares con el puré.

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