12.10.09

Día de playa

Una de las ventajas de vivir por aquí es que a mediados de octubre puede amanecer un magnífico día de playa. Además ya no hace tanto calor como en verano, por lo que un ratito al sol resulta agradable.

Al poco de despertase Ulises (más bien al rato largo, pues hoy ha madrugado bastante) hemos visto que no había nubes en el cielo, así que hemos echado las toallas al petate y nos hemos ido a pasar la mañana a la playa.

Al pisar la arena Ulises ha sentido algo de desconfianza, pues no es una superficie que ayude a su incipiente sentido del equilibrio. Parecía que la cosa no iba a funcionar hasta que he cogido un puñado de arena y le he mostrado como se escurría entre los dedos. Me ha imitado y a partir de ahí se pasaron todos los miedos.

Ulises ha estado jugueteando con la arena, casi rebozándose. El único momento complicado ha venido cuando se ha metido un puñado de arena en la boca, y luego sólo se le ocurría quitársela de la lengua con las manos, que a su vez estaban llenas de arena. Todo se ha solucionado con un buen buche de agua directamente de la botella.

A medida que iba adquiriendo confianza hemos dado un paseo hasta la orilla del mar, y aunque le atraía el ir y venir de las olas no se atrevía a mojarse. Sin embargo en un momento dado le he dicho la palabra mágica: "agua". Ulises parecía haberme entendido, comprendiendo que lo que iba y venía no era más que inofensiva agua, así que poco a poco ha ido avanzando hasta que una fría ola le ha remojado las plantas de los pies.

Al sentir el frío Ulises arrancó un grito acompañado de un breve llanto, pero al poco hizo un nuevo intento y ya no se dejó impresionar por el frío, dejando que varias olas le mojaran.

Apenas llevábamos media hora en la playa cuando Ulises ha empezado a poner de manifiesto que estaba cansado, así que nos hemos retirado, pues el sol empezaba a calentar demasiado y Ulises había desayunado muy temprano, con lo que también tendría hambre.

Ahora duerme su siesta, tras haber devorado el potito, el yogurt y varias galletas. Nada como un día de playa para quemar energías.


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