Pero lo que pareció una decepción fueron buenas noticias cuando lo sacaron con un peso de 4'350kg y 52cm, mucha tela hubiera sido que eso saliera por donde tocaba.
Como no lo pude ver la comadrona me dijo que intentara colarme en el nido, que a lo mejor me dejaban verlo, y tras un par de sonrisas me dejaron pasar...
Todo el rato estuvimos tranquilos, esperando cada paso y sin adelantar nada... pero esa cordura terminó cuando vi la urna en la que estaba... ¿esa "personita"? no sabría definirlo... ya me he dado cuenta que es un bebé, pero a mí no me lo pareció... es un persona autónoma, pero no lo sentí como tal... fue un sensación nueva, tremendamente potente, en cierta forma me pareció verme a mí mismo allí... quizás eso sea lo que se siente al ver a tu hijo, pero no lo puedo decir puesto que fue algo nuevo. Me quedé absorto mirándole y las emociones me inundaron. Tras unos segundos allí me debieron ver tal cara que en lugar de esperar las dos horas de rigor me dijeron que me lo llevaban a la habitación enseguida. Yo sin poder articular palabra fui a la habitación y nada más cruzar la puerta rompí a llorar como una magdalena, hacía siglos que no derramba una lágrima, pero me sentí absolutamente desbordado.
No vi el bebé más bonito del mundo, no vi una persona independiente, vi y sentí algo que sigo viendo y sintiendo, que aún no he digerido, pero que me bloquea la mente y hace volcar todos mis sentidos en que Ulises sea la criatura más feliz del universo.
¡Bienvenido Ulises!

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