29.9.08

Las manos limpias

Uno de los efectos que tiene el condicionamiento mental provocado con el bebé es el cuidado extremo por la higiene. No es que antes fuéramos especialmente descuidados ni que ahora esterilicemos hasta las sábanas, pero el cambio en los hábitos de higiene de los procedimientos domésticos más habituales es manifiesto.

El cambio ya se aprecia antes del nacimiento, cuando espontáneamente aumenta la frecuencia de las labores de limpieza, incrementándose la susceptibilidad a las motas de polvo.

Y ahora puedo afirmar que me he lavado las manos más veces en estas dos semanas que en el resto de mi vida. Tras cualquier actividad me lavo las manos, y cuando tengo que estar con el bebé, en caso de duda, me las vuelvo a lavar.

Lo que me sigue divirtiendo es que estos hábitos han venido de forma natural, sacando a la luz unso instintos animales que ni sabía que existían.

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