19.9.08

Entrando en el club de los papis

Muchas cosas han sucedido estos días, tantas que ni tiempo para escribir un mensaje he tenido. Hay veces que esto del tiempo es una excusa, pero hasta ahora no he encontrado un hueco tras haber dejado dormidos al bebé y la madre y estar escribiendo casi a oscuras y en silencio para que descansen ambos, que comparten un extraño ritmo de sueño al que yo sólo me uno parcialmente (dormir a tramos de alrededor de dos horas).

Sin embargo esta actividad no es dura ni difícil, más bien al contrario. Aunque sea a las tantas de la mañana estamos encantados de levantarnos a atender a Ulises, la madre para alimentarlo y yo para cambiarle los pañales o calmarlo en general.

Las sensaciones y sentimientos que tenemos se resumen en una frase que dijo su madre cuando salimos de la maternidad: "¡cómo es posible que no se den cuenta de lo guapo que es!".

Preparamos las cosas para salir del hospital y yo fui a cargar el coche mientras la madre esperaba en una sala de espera, cuando la llamé para que viniera al coche apareció con lágrimas en los ojos por su asombro de que en esa sala de espera la gente no se quedara parada y atónita ante la belleza del bebé... si bien de camino al coche fueron varias las personas que se quedaron mirándole.

Poco a poco iré desgranando lo que vamos viviendo, así como poniendo las fotos que aún no he podido descargar de la cámara, hoy sólo quería reconocernos definitivamente como padres, reconocimiento que se adquiere por derecho propio cuando las conversaciones versan sobre el color y la cantidad de caquitas del bebé... que, por cierto, pasan de negras y abundantes a marrones y comedidas (sí, ya sé que estos escabrosos datos me los podía haber ahorrado, pero los que son papis entenderán lo que digo).

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