Ulises y su padre recibimos el nuevo año tal y como corresponde a nuestras edades (la suya de bebé, la mía de padre reciente): durmiendo. La diana de las seis de la mañana es mucha traya para esperar a tomar las uvas, pero aún así no fue un mal comienzo.
Han sido unos días algo movidos, entre el viaje para concoer al bisabuelo, y ahora un par de días con los abuelos ya hoy nos hemos podido relajar en casa. Todo vuelve a su orden normal, aunque los tres estemos resfriados y el "sacamocos" esté haciendo horas extra.
Pero Ulises, con o sin mocos, sigue luciendo la misma buena cara que el año pasado.
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